De la ausencia y de ti, Velia




Ahora sólo me queda
buscarme de amante
la respiración,
no mirar a los mapas,
seguir en mí mismo,
no andar ciertas calles,
olvidar que fue mío
una vez cierto libro
o hacer la canción
y decirte que todo está igual:
la ciudad, los amigos y el mar,
esperando por ti.

Sigo yendo a Teté
semana tras semana.
¿Te acuerdas de allá?
Hoy habló de fusiles
despidiendo muertos.
Yo sé que ella me ama;
es por eso tal vez
que te siento en su sala,
aunque ahora no estás.
Y se siente en la conversación;
o será que llegó la impresión,
de la ausencia y de ti. 

No quisiera un fracaso
en el sabio delito
que es recordar,
ni en el inevitable
defecto que es
la nostalgia de cosas
pequeñas y tontas
como en el tumulto
pisarte los pies.
Y reír y reír y reír,
madrugadas sin ir a dormir…
Sí, es distinto sin ti;
muy distinto sin ti. 

Las ideas son balas
hoy día, y no puedo
usar flores por ti.
Hoy quisiera ser viejo
y muy sabio
y poderte decir
lo que aquí
no he podido decirte:
hablar como un árbol
con mi sombra hacia ti,
como un libro salvado del mar,
como un muerto que aprende a besar
para ti,
para ti,
para ti,
para ti. 

1969