Qué duro ha de ser para el poeta




 Qué duro ha de ser para el poeta
llegar al paraíso,
mirar para abajo o para arriba
y ver que nada pasa,
sólo que sus libros en pieles están
encuadernados en la biblioteca,
fichados de blanco.

Qué duro ha de ser para el poeta
llegar a los infiernos,
mirar para arriba o para abajo
y ver pasar la gente
buscándole prejuicios y chismes
entre líneas,
y anécdotas y viajes y tristezas
del mismo color.

Qué duro ha de ser para el poeta
haber hablado de los ríos
cuando llegue el tiempo en que
los ríos no sirvan para nada,
y cuando los caminos
se llenen de andadores
y ya las cosas del poeta
no sean jamás poesía.