Soltar todo y largarse




Soltar todo y largarse ―qué maravilla―,
atesorando sólo huesos nutrientes,
y lanzarse al camino, pisando arcilla,
destino a las estrellas resplandecientes.

Pantalones raídos, zapatos viejos,
sombrero de ventisca, ojo de garra
escudriñando enigmas en los espejos
y aprendiendo conciertos de las cigarras.

Con amores fugaces e inolvidables,
con parasiempres grávidos como espuma
y el acero afilado de los probables
colgado, vigilante, junto a la luna.

Soltar todo y largarse. Qué fascinante
volver al santo oficio de la veleta,
desnudando la vida como un bergante
y soñando que un día serás poeta.