Viñeta




Hablo del fondo del agua de un charco
que yace estancado en la calle común.
Hace arcoiris de aceite de autos,
después de la lluvia que vino del sur.
Un remolino levanta unas hojas
que desaparecen muy verdes aún.
Y una silueta en silencio,
que va llena de sombras de sí,
pasa la calle, detiene su andar
en la vidriera de un viejo almacén.
Los libros viejos parecen querer
arrastrarlo entre el polvo del tiempo.
Y después
cruza la calle y se vuelve a parar
frente a un viejo florero con flores de sal.
Va a respirarlas y cuenta se da
de las flores sintéticas.
Ríe y se va.
Y esa silueta en silencio,
que va llena de sombras de sí,
va penetrando en el atardecer,
bajo su cielo, que insiste en llover.