Yo digo que las estrellas




Yo digo que las estrellas
le dan gracias a la noche,
porque encima de otro coche
no pueden lucir tan bellas.

Y digo que es culpa de ella
―de la noche― el universo,
cual son culpables los versos
de que haya noches y estrellas.

Yo digo que no hay quien crezca
más allá de lo que vale
―y el tonto que no lo sabe
es el que en zancos se arresta.

Y digo que el que se presta
para peón del veneno
es doble tonto, y no quiero
ser bailarín de su fiesta.

Yo digo que no hay talante
más claro que el ir desnudo,
pues cuando se tiene escudo
luego se quieren los guantes.

Y al que diga que me aguante
debajo de una sotana,
le encajo una caravana
de sentimientos gigantes.

Yo digo que no hay más canto
que el que sale de la selva,
y que será el que lo entienda
fruto del árbol más alto.

Y digo que cuesta tanto
y que hay que cruzar la tundra,
pero al final la penumbra
se hace arcoiris del canto.