Entrevista con Amaury Pérez



Entrevistó: Amaury Pérez Vidal, para el programa de TV Muy personal, Cuba
de del 1996

Bueno, Silvio, es un gusto tremendo tenerte aquí, para mí. Para Muy Personal, tú sabes que esta es una entrevista que va a causar gran curiosidad entre el público, podemos imaginarnos por qué… ¿No te molesta que te tutee, verdad? Porque estaría tan ridículo.

Es lo que hacemos siempre

Es lo que hacemos siempre. Silvio, ¿te consideras tú un hombre místico?

¿Místico?... yo no soy muy religioso, Amaury, en el sentido ortodoxo de lo que es la religión, y la mística tiene que ver con la religión, pero de alguna forma no podemos prescindir de cierta mística, porque la vida está llena de deseos, de esperanzas, que a veces uno al principio no las desentraña, sino que te las vas explicando luego con el paso de la vida ¿no?, y entonces, mientras uno tiene un deseo, mientras uno tiene una ansiedad, mientras uno está buscando algo y lo hace y lo está haciendo y lo ejecuta, cuando todavía no lo ha dibujado en el intelecto, yo podría decir que eso tiene cierta participación de la mística, y aún después de tenerlo digamos teorizado, por llamarlo de alguna forma. Yo creo que la mística es algo que es inherente a todos los seres humanos, pero yo no me considero un hombre místico, más bien todo lo contrario: yo tuve desde el principio, desde que empecé a cantar, más bien una intención desmitificadora.

De romper con un mito.

Yo quería desmitificarlo todo, yo para nada me imaginé crearme un mito…

Mucha gente cree que tú eres un mito.

Será gente que no oyeron una canción donde yo decía: “yo quería cantar encapuchado y después confundirme a vuestro lado”… no le pusieron atención al texto…

Debe ser... Silvio, ¿cómo se siente una persona que ha iniciado algo, un estilo de cantar, una manera nueva de comunicarse, un tipo que ha sabido dominar los duendes internos y los externos?

Qué maravilla que haya gente que pueda hacer esa interpretación, Amaury, porque yo no me considero dominador de ningún tipo de duende ¿no? Yo más bien me considero un objeto, un instrumento de los duendes, porque yo no creo que inauguré nada ni que empecé nada. Las canciones que yo hice, sobre todo en la época esa en que empezamos, yo lo que sentía era como si me las susurraran. Yo creo que es que estaban en el ambiente, estaban en el aire, estaban en la atmósfera, estaban en la época, estaban en los tiempos que estábamos viviendo, y habían algunas sensibilidades receptivas de eso, entre las cuales me encontraba yo, y me tocó… me tocó. Sencillamente me tocó. Como a otros les tocó otra cosa. O sea, no considero que sea un inaugurador de nada. En cierta forma fui un continuador de ciertas cosas… Quizás por esa necesidad que tienen todas las generaciones de expresarse, de expresar su propio carácter, también tuve que ver con algún sentido de ruptura, y quizás eso es lo que la gente interpreta como un problema de inauguración, esa zona de ruptura que hay siempre entre cómo se expresa una generación y cómo se expresa otra. Pero yo siento, siempre lo sentí además, que seguía una especie de hilo conductor, y muchísimas, pero muchísimas veces sentí que me contaban las canciones al oído, y que yo lo que hacía era reproducir lo que me susurraban…

¿Te sigue pasando, Silvio?

Muchas veces, muchas veces; me sigue pasando, me pasa todavía.

En tu casa hay muchos objetos curiosos, pero uno de ellos es un pequeño telescopio blanco, y yo veo que incluso hasta de vacaciones te llevas este telescopio, ¿Tu vida, de alguna manera, es regida por las estrellas?

Bueno, depende de qué estrella, no es por las estrellas de la televisión…Y no: tampoco creo que por las estrellas del cosmos. Creo que tenemos que ver muchísimo con el cosmos. Desde niño miraba mucho las estrellas. Yo creo que eso lo hacemos todos. En realidad mi vida no creo que tenga nada de particular: todos nos hemos acostado alguna noche en el campo, sobre la yerba, con casas a kilómetros de distancia, a mirar las estrellas, que es cuando mejor se ven, cuando no hay luces alrededor ni de ciudad ni de nada. Hay quienes hemos tenido la oportunidad de ver las estrellas en altamar, que también se ven de una forma fabulosa. Cuando uno se sube al puente de un barco, cuando todo está apagado, de noche, parece un mapa lo que estás viendo. Pero no creo que mi vida haya estado regida por las estrellas, aunque yo creo que hay cierta dependencia de mi vida al movimiento de las estrellas, y en general al movimiento del universo. Yo pienso que todos somos hijos de esa explosión, de esa continuidad del movimiento que ha sido siempre la expansión del universo.

Puedo inferir entonces que te interesa la astrología.

La astronomía…

La astronomía más que la astrología.

Sí, cuando niño yo quise ser astrónomo. Las primeras profesiones que a mí me interesaron fueron la de astrónomo y la de médico. Lo de astrónomo me siguió de alguna forma por cierta afinidad, cierta tendencia a la contemplación. Lo de médico, no sé. Pero la astrología no: la astrología es un recurso que yo he utilizado a veces para comunicarme con la gente. Yo tuve un amigo que era muy fanático a la astrología y me inculcó en una época de mi vida un poco de aquellos elementos, conocimientos, nociones, la cosa de las cartas astrales, y todo ese tipo de cosas. Pero yo siempre he usado eso porque me he dado cuenta que hay una región de los seres humanos a quienes les interesa muchísimo eso y lo he usado para comunicarme, para establecer un vínculo, para hacerme amigo de la gente y entrar en las cosas que en realidad me interesan.

Hay gente que me dice: Silvio es un Sagitario puro, es decir… ¿puedes hacer una carta astral?

No, ni puedo hacer una carta astral ni me considero un Sagitario puro, ni nada de eso. Si quieres seguimos hablando de los horóscopos. Respecto a los horóscopos, me considero más ‘Perro’ que ‘Sagitario’.

Del horóscopo chino…

Sí, sí, muchísimo más. Cuando leí el horóscopo chino, encontré muchísimas más afinidades; pero debe ser porque tengo más que ver con ciertas formas de la filosofía oriental de una manera natural, no porque la aprendí o porque la leí -después lo leí, por supuesto-, sino porque desde mis orígenes me identifiqué mucho más con la naturaleza, con esa actitud de ser y de estar y de ser parte de algo, de algo que se mueve y de que uno se mueve en armonía con todo eso, en ese sentido lo quiero decir; pero no, jamás me he regido por las estrellas y muchísimo menos por lo que dicen los horóscopos, no creo absolutamente en nada de eso.

Además, son tan cambiables, de una revista a la otra, de un libro a otro…

El que ha trabajado en la prensa, como yo que trabajé en la prensa, que he tenido contacto con periodistas, con revistas, incluso hasta profesionalmente en determinada época, se entera de que mucha gente que comienza en las revistas, lo primero que le dan a escribir es la página de los horóscopos; eso es así en casi todas las revistas del mundo; y es alguien que jamás ha leído sobre eso y dice: bueno ¿qué es lo que le toca al Virgo hoy?, y dice lo primero que se le ocurre.

Siempre son éxitos, va a tener buena salud, va a tener éxito…

Exactamente… o a veces son cosas un poco contradictorias; siempre te dejan una puertecita de escape; nunca son cosas que te irritan; siempre son cosas que te invitan a volver a esa página. Yo creo que esos son recursos muy comerciales que se utilizan para atraer a la gente.

Silvio, tus padres cómo influyeron en lo que tú eres hoy, en tu desarrollo artístico. Háblame de eso un poquito.

Mis padres yo creo que influyeron muchísimo. Y en general mi familia. Mi padre me leyó a Martí, me leyó a Darío, me leyó a Juan de Dios Peza, que le divertía muchísimo leérmelo. Y de ahí yo creo que adquirí la noción de la lectura, el hábito de la lectura desde muy niño. Mi madre y su familia, yo pienso que de ellos adquirí la musicalidad, alguna de la musicalidad que tengo, porque no me parece que yo tenga tanta musicalidad, yo creo que esa es una de mis deficiencias, realmente.

¡Madre mía!

De veras. Yo creo que tengo un pésimo oído armónico. Me cuesta mucho trabajo hacer voces, hacer segundos; ese tipo de cosas que para otros músicos es tan fácil, y yo no lo tengo…

Pero Silvio estos tres discos: Silvio, Rodríguez, Domínguez…

Pero son muy trabajados, Amaury. Yo los trabajo mucho, los medito mucho. Pero esa cosa de estar con músicos y de pronto alguien arrancar a cantar una canción, y el que llega se pone y hace una voz segunda, yo eso nunca he podido hacerlo. Eso es una frustración que yo tengo. Te decía que de mi madre y de su familia me parece que adquirí parte de la musicalidad, porque la familia de mi madre siempre fue muy cantadora, muy bailadora. Hay gente que se burla de mí porque dice que soy ‘patón’, que no sé bailar y todo eso, cosa que es cierta, porque yo bailaba mucho de chiquito, cuando era niño y después en la adolescencia me metí en otro círculo, en la cosa de los cantores, de los poetas, y todo eso, que era gente que bailaba poco. Me parece que por eso dejé de bailar. Pero en realidad hasta que me desmovilicé estuve bailando. Y después que me desmovilicé, que empecé a tocar la guitarra y a cantar, dejé de bailar. Y luego, con los años, traté de bailar y me di cuenta de que ya no se bailaba como se bailaba antes. Y entonces ya no bailo por no hacer un papelazo. ¿Te das cuenta?

Amaury: ¿No bailas nunca?

Bueno, cuando me veas bailar, cógeme miedo…

Hay una pregunta aquí que creo que tú como nadie puede responder, realmente, ¿disfrutas el haber sido profeta en tu tierra?

Profeta… no creo que haya sido profeta. He sido conocido, aceptado, querido, y también he sido ignorado; a veces hasta incluso repudiado, pero yo creo que eso es un equilibrio ¿no? Y, en definitiva, uno por sanidad personal, por salud mental, uno tiende a apoyarse más en lo que le es más grato, en lo que le ayuda más a vivir. La realidad es que he tenido la oportunidad de hacer conocer mi trabajo en mi país, cosa que a veces muy poca gente consigue, y eso es un privilegio. Y yo me siento muy agradecido de eso, me parece que fue un don, que es una suerte, que es un regalo que me hicieron, un poco como aquellos duendes que me susurraban las canciones.

Hace unos años, creo que fue en Barcelona, hablando con Joan Manuel Serrat, me dijo que tú eras el único cantautor en el mundo capaz de convocar multitudes con solo tu guitarra, tus canciones, y tu voz, ¿qué significa esto para ti?

Bueno, viniendo del Nano, me parece que es un elogio extraordinario, porque es una persona y es un artista que yo respeto, siempre he respetado y querido muchísimo. Lo que espero, Amaury, es que no sea el último, sino que sea uno de esa larga secuencia de cantores de la vida que han nutrido el acervo cultural de la humanidad, espero no ser el último…

¿Pero no te sorprende que eso ocurra? Porque ya eso no está ocurriendo, no pasa con Sabina, no pasa con… no pasa con Pablo, no pasa conmigo, no pasa… con la guitarra solo estamos pasando muchísimo trabajo y a ti como parece fluirte eso…

Bueno, eso depende Amaury, eso depende. Es que yo aparecí de esa manera, yo aparecí solo con mi guitarra, la gente me identificó con ese lenguaje, y es que si yo tengo algo que ver con el mundo artístico de la canción es a partir de eso, no es a partir de otra cosa. Después los músicos queremos vestir un poco las ideas musicales, porque a veces la guitarra, aunque es un ámbito muy rico, está diciendo cosas en distintos niveles, hay diferentes melodías que se van moviendo en el acompañamiento; y solo con una guitarra y una voz esas cosas a veces no se notan; no tienen el relieve que debieran tener, y por eso uno tiene la ambición siempre de que hayan otros instrumentos que digan lo que esas otras cuerdas secretas de la guitarra están susurrando; y por eso uno tiene la tendencia a buscar otros músicos. Y luego resulta, también, que esos otros músicos enriquecen con su propio sentir, con sus propias maneras de sentir, la música que haces.

Tú has trabajado con otros formatos, yo creo que no te queda… orquestas, cuartetos.

Me queda uno solo, que es la música puramente electrónica, y que nunca he podido realmente meterme en eso, la música en secuencia, la música de…

En Domínguez hay un tema donde empiezas a utilizarla…

En realidad yo he utilizado la música electrónica en muchísimos discos, siempre se ha utilizado en orquestas y con diferentes agrupaciones. Hemos utilizado sintetizadores, hemos utilizado esos tipos de efectos y cosas… En Domínguez, lo insólito es que desde el ámbito de la guitarra, desde un ámbito completamente acústico, incorporo algunos elementos electrónicos.

Bueno, Silvio tengo una afirmación y una pregunta. Yo sé que eres un buen hijo, un buen padre, un buen hermano ¿de dónde sacas tiempo para manejar todas estas cosas familiares, y tus proyectos culturales que además son grandísimos?

En realidad no sabría qué decirte, Amaury. Mira, en realidad uno saca tiempo, uno se lo va organizando, en la medida en que pasan los años. Uno de los problemas más graves que tiene el ser humano es el tiempo. Yo me pregunto muchas veces cómo otras personas distribuyen su tiempo; porque uno, indudablemente, requiere de un tiempo para sí mismo, de un tiempo para sí mismo que después se revierte en los demás; yo requiero tiempo para leer, requiero tiempo para jugar, requiero de tiempo para otras intimidades que son normales y eso se revierte siempre, después, en todo lo que uno hace, en todo lo que uno proyecta. Pero el problema del tiempo es un lío…

A veces la gente dice “¿de dónde Silvio saca tiempo?”

No sé, yo me parto la cabeza tratando de sacar tiempo. Yo duermo poco, y cuando llevo muchos días durmiendo poco, de pronto hay un día que tengo que dormir muchísimo. Pero para mí el tiempo es uno de los problemas más terribles. Hay una época en la vida, Amaury, en que uno es un hijo que anda haciendo lo que le da la gana, pero llega un momento en que uno se transforma en el padre de sus padres, y sigue siendo el padre de sus hijos. Hay una etapa en la vida en que uno es como el padre de todo el mundo. Y llegar a eso, hace algunos años, para mí fue desconcertante. Pero cuando me puse a reflexionar me dije: ‘esto le debe haber pasado a todo el mundo’. Lo que pasa es que hay que llegar a esto, nada más. Afortunadamente, yo tengo una familia que es muy generosa conmigo, siempre me ha consentido mucho; yo creo que hay muchísimas cosas que yo no hubiera podido hacer si mi familia no hubiera sido tan dadivosa, tan tierna, tan generosa conmigo; yo creo que, incluso, a veces me han consentido demasiado. Pero también ando celoso con eso: me vigilo, me vigilo para no aprovecharme, me vigilo para no abusar.

¿Tú eres un experto en la ciencia ficción? Hay gente que dice que tú eres un especialista en lecturas de ciencia ficción y que has logrado convertirte en una especie de rey de ti mismo, dentro de lo que es la ciencia ficción.

Yo estoy leyendo ciencia ficción desde que era joven y llegué a la ciencia ficción por una cosa lógica: porque en determinada etapa a uno lo que le interesa es la aventura, las narraciones de aventuras; pero hubo un momento en que me topé con cosas dentro de la ciencia ficción que me di cuenta de que no eran aventuras, sino que eran como una traspolación de la realidad, lo que en otro ámbito…un ámbito científico, futurista. Eso me lo enseñó gente como Ivan Efremov, y de una manera muy especial Ray Bradbury, leyéndome las Crónicas Marcianas hace muchísimos años. Por ejemplo, temas como la discriminación racial, temas como la religiosidad, como teología pura, lo que sería la adoración de una imagen, temas como la ecología, todas esas cosas, las planteó Bradbury hace muchísimos años; y muchos otros grandes escritores de ciencia ficción. La ciencia ficción no es más que un género que se convierte como en una especie de poética de la literatura, porque al hablar en otros planos, en otros mundos, se convierte en como una especie de tropo, en una especie de alegoría de lo que es la realidad. Pero la verdadera, la más dura, la más extraordinaria, la más atractiva ciencia ficción para mí es justamente esa: la que hace una traspolación, la que plantea en otros planos problemas que tenemos nosotros; es como leer poesía, cuando se trata de buena ficción, por supuesto.

¿Tú has escrito algo de ciencia ficción, entre las cosas que has escrito… cuentos?

He escrito algunas cosas, sí, a veces.

Silvio, la sala de tu casa la preside una inmensa foto del Che. ¿Qué significó y qué significa el Che en tu vida?

Significó y significa aquella cosa que quisimos ser; significa la extraordinaria admiración por un hombre que supo poner la condición humana al punto más alto que uno considera que se pueda llevar. Como alguien ha dicho alguna vez: era un hombre capaz de vivir como pensaba. Cosa que es muy difícil en la vida, y uno admira eso. Yo creo que el Che es especialmente atractivo para los jóvenes por eso, porque el Che fue un hombre que, aunque murió a los cuarenta años, no abandonó esa condición de joven, de buscador a toda costa de la verdad, de la intransigencia. Y yo no veo al Che con nostalgia. Yo sé que todos los tiempos que aparecen tienen condiciones para que los gérmenes, para que esa personalidad fantástica (no fantástica en el sentido de lo irreal, sino fantástica en el sentido de lo espléndido), que tiene el Che, la sigan, la sigan otros, la continúen otros.

¿Te consideras un hombre tímido?

¿Tímido? Para algunas cosas, Amaury.

¿Qué queda del Silvio de San Antonio de los Baños?

Yo pienso que unas cuantas cosas, realmente yo pienso que ese Silvio de San Antonio de los Baños se ha ido abriendo paso en la medida de sus posibilidades, de sus fuerzas, luchando a veces tenazmente contra otro Silvio, no que quiere aparecer sino que las circunstancias quieren aparecer. Yo lo que te puedo decir es que hay pocas cosas que yo disfrute más, todavía hoy día, que navegar por el río del pueblo; y cada vez que tengo un amigo así… alguien que viene, alguien que llega, a quien le quiero hacer un regalo especial, lo llevo al pueblo, lo llevo al río, y lo hago navegar por los kilómetros que todavía se pueden navegar. Porque déjame decirte que el río del pueblo está bastante descuidado. Yo pienso que eso es una cosa que se pudiera remediar…

Silvio, volviendo a la canción, ¿no te atemoriza la expectativa que crea cada nueva canción tuya?

Chico, yo no me entero de la expectativa que crea cada nueva canción mía, eso es un problema de ustedes, yo no me entero de eso. La expectativa que yo tengo ante cada canción mía, es mi propio problema; y es un problema terrible porque la vida de quien ha hecho algunas canciones, como yo, es un poco cruel: se te va estrechando el camino; sobre todo cuando uno no quiere parecerse a la canción anterior y uno trata de buscar otras armonías, otras melodías, otros temas, otras… Eso: se te va estrechando y cada vez se te estrecha más. Pero de pronto tengo épocas de una fluidez espantosa. Yo pienso que son como regalitos que me hacen. En realidad ya no me torturo tanto por eso. Yo empecé en la canción jugando, como un juego, y me entretuvo tanto.

Y hasta hoy ha durado…

Claro, tengo ese juego y tengo otros juegos también, y mientras yo tenga con qué jugar estoy contento.

¿Qué música tú escuchas, Silvio?

¿Qué música? Fundamentalmente música instrumental, escucho mucha música para cine, creo que en los últimos años se ha escrito música para cine que realmente creo que tiene poco o nada que envidiarle a las partituras que se han escrito, de hecho muchos de los músicos para cine son músicos llamados cultos, entrenados en los rigores más férreos de la música, de la disciplina musical… y escucho mucha música instrumental, curiosamente escucho poca canción, mira tú qué cosa… La gente a lo mejor se piensa que uno se pasa la vida escuchando canciones y yo lo que menos oigo son canciones, y mucho menos las mías.

¿Tú crees que la nueva trova aún existe?

Yo creo que todavía existimos físicamente esa generación que dio lugar a esa etapa de la trova, que fue denominada como Nueva Trova, pero yo lo que sí creo que existe todavía es la canción inteligente, la canción que quiere comunicar, la canción que se comunica con el universo, la canción esa que es como un rayo de luz que el hombre quiere desentrañar, esa canción en la que el hombre expresa toda su curiosidad, esa canción en la que el hombre expresa toda su inconformidad, esa canción en la que el hombre expresa todas sus preguntas y todas las respuestas que tiene, si las tiene. Yo creo que eso existe todavía, de una forma o de otra, con un ritmo u otro, pero eso existe. Esa voluntad del cantor de contar cosas, de contar sus sueños, ese compromiso con la poesía todavía existe, a veces un poco apagado por otros fenómenos que se producen y que predominan momentáneamente, pero eso existe y sigue existiendo no solo en Cuba, sigue existiendo en Latinoamérica, porque lo siento, lo veo yo… en España…

En México, en Venezuela, en Santo Domingo.

Y en México, por ejemplo, que fue uno de los lugares donde más flojo eso estuvo en determinada época, hoy por hoy hay una serie de cantores jóvenes interesantísimos.

Silvio, hace poquito en tu casa, no me acuerdo, una noche de esas en que hemos compartido juntos, tú me regalaste un soneto, después lo completaste con otro, del que hiciste una canción, y a mí me llamó mucho la atención porque se notaba una alergia total hacia los homenajes, hacia los tributos. No te gustan los homenajes, no te gustan los tributos… ¿por qué?

Me suenan a velorio, Amaury, es como si le estuvieran poniendo velas a uno. Son cosas de las que uno no puede sustraerse. De pronto hay instituciones que le quieren hacer determinadas cosas a uno y uno no tiene más remedio que aceptarlo, pero, realmente, yo pienso que los homenajes están para la gente que está desactivada ya, cuando tú dices “bueno hasta aquí fue lo que aportó fulano, vamos a hacerle un homenaje por lo que aportó esta persona"; pero mientras uno esté activo, mientras uno tenga fuerzas, mientras uno tenga inteligencia, esté vivo, yo creo que no… A veces suena como si te quisieran frenar… “ya, aguanta, aguanta”.

Silvio, la gente te ve siempre con un halo de misterio, yo también en mis principios, antes de que fuéramos tan amigos, también te veía con ese misterio, se deberá esto al celo con el que tú has cuidado siempre tu vida privada, nunca dándole a eso publicidad, ni en tus entrevistas, incluso en los libros que he visto sobre ti siempre te he visto muy celoso de tu vida privada, ¿quizás ahí estribe el misterio?

No, no sé. Mi vida privada… Yo siempre fui así, Amaury. No es un problema, no es de después que aparecí en televisión. Cuando yo era jovencito, cuando estaba en el ejército… Es que siempre fui así, era mi forma de ser. Hay gente que son más extrovertidas, hay gente que son más introvertidos, que tienden a ser reservados. Yo tengo un carácter así, un poco reservado… Porque hay cosas de las que no le encuentro sentido hablar, y realmente he sido así toda la vida. El misterio… Allá los que sientan misterio… Para mí no hay ningún misterio y sé que para ti tampoco, ni para los que son amigos míos, que conversan conmigo, que van a mi casa, que conocen mi vida. No hay nada misterioso en mi vida…

Hay gente que nos considera -para incluirme- a veces, hombres muy difíciles, otras veces hombres adorables, esa dualidad cómo tú la ves…

Me voy a remitir –y perdona que lo haga– a una canción que escribí a los 20 años, a los 21… “yo sé que hay gente que me quiere, yo sé que hay gente que no me quiere”.

Silvio cada programa de estos nuestros, tiene un regalo. Yo estuve pensando mucho en el tuyo y de pronto me acordé de una familia que vino de Oriente y que de alguna manera nos enseñó cómo es que se canta, cómo es que se siente la trova tradicional. Aquí está para ti como un regalo mío, el Dr. Alipio Rodríguez Rivera, que está con nosotros aquí.

(Alipio Rodríguez interpreta una canción)

El doctor Alipio… ¡cuántos recuerdos!

¡Cuánta presencia!

Bueno, Silvio, esto se acabó, el tiempo de la televisión es así. Muchas gracias por tu gentileza, que sigas teniendo salud, talento, y que sigas siendo amigo mío.

La última te la garantizo.