Hasta la inmensidad del gusto


Por: Amaury Pérez Vidal
de Octubre del 1999


…Estuve pensando en Silvio hasta la madrugada…

En su entrañable concierto en el ICAIC tan nuestro, en las palabras de Alfredo y regresé porque permanecen aleteando como sus mariposas, a aquellos juveniles años de desafuero y belleza, de rabia e inicios y fue entonces que en la oscuridad de mi luneta disfruté cada tema advertido y los por advertir, ya que la estela de Silvio, aún reconociéndola se aprecia como el buen Vino, después de molerla en las encías asombradas, antes de dejarla correr definitivamente hasta la inmensidad del gusto.

Por fortuna Silvio permanece móvil e inquieto cuando cualquiera con sus afanes y logros podría sentarse a “reír de lo contado”, pero siempre una nota no presentida se desliza nueva con la virtud de lo por descubrir, alguna vez he dicho que el mejor Silvio está por presentársenos con un séquito de ángeles y demonios, que no es lo mismo, ni será igual.

Como no soy un especialista no me aventuro a hablar de sus compañeros de concierto y equipaje, Ernán, Rey, Niurka, Haydée y el resto de los fabulosos músicos, pero doy fe de que fueron el soporte justo para que octubre se coloreara, expandiera sus alas y se asomara indiscreto con voz y voto en lo más noble de nuestros, a veces, bulliciosos corazones.

…Estuve pensando en Silvio hasta la madrugada…