Sobre apuntalamientos


14 de Marzo del 2012

Por: Mónica Rivero
Fotos: Alejandro Ramírez


Presentación de Silvio Rodríguez, Niurka González, Trovarroco y Oliver Valdés, con el dúo Karma y Víctor Casaus como invitados, en Belén, Habana Vieja.

Un edificio apuntalado está al borde del derrumbe, está contra reloj, es una ruina, es un milagro (que no maravilla precisamente), es una contradicción a la lógica, a la física, a la fuerza de gravedad. En el barrio de Belén, hay varios en esas condiciones. (Apuntalamiento, sinónimo de sostén, apoyo… afirmación).

Los integrantes del grupo infantil Retoño, en saludo a la presentación de Silvio y sus invitados en la localidad, bailan Oshún, Yemayá, Changó, Obbatalá… Lo intenso del baile, la fuerza en las miradas, revela una forma de ser, algo que fluye en la gente de este lugar, que les corre en el cuerpo como la sangre, y que en los niños es más visible tal vez, seguramente más sincero.

En condiciones de hacinamiento y otros problemas, los vecinos del lugar oscilan entre el optimismo ingenuo y el más gris pesimismo, pasando, en el medio, de todo: el entusiasmo por cambios visibles para bien, el buen ánimo a prueba de todo, la identificación de nuevas facilidades para el crecimiento económico –si bien discreto–, el “embullo”, la percepción de progreso; la lamentación por las dificultades, las quejas por la violencia, por el deterioro... Pero siempre una fuerza, una fuerza semejante a la de los tablones que apuntalan los edificios con sus años, que sostiene voluntad y esperanza.

Resistencia es una palabra admirable; al menos en una de las –digamos– dos maneras de entenderla, porque está la asociada a la rigidez, la inflexibilidad, el anquilosamiento, la estática; pero también la perseverante, la sólida, firme, consecuente, la valiente. Esta segunda, sobre todo, se advierte con frecuencia en un barrio como Belén. Es cierto que lo ideal es que no haya ruina, que no haya deterioro ni dificultades, solo que en el caso contrario queda siempre la certeza grata de que ni siquiera cuando todo indicaba que era inevitable, hubo caída.