Silvio Rodríguez conquista el Zócalo capitalino


1 de Abril del 2014

Por: Impacto
Fotos: Yazmín Ortega


La última cita de Silvio Rodríguez con México estuvo llena de recuerdos, anécdotas, sorpresas y amoríos para las más de 80 mil personas, quienes se dieron cita la noche de este sábado con el trovador cubano en el corazón de la ciudad de México.

Y es que, el “Aprendiz de Brujo” cautivó a los miles de aficionados de su música, quienes desde muy temprano fueron llegando para poder ver de cerca a uno de los fundadores de la Trova Cubana y autor de cientos de canciones, que han hecho historia en Latinoamérica.

Aun había algunos rayos de sol cuando “el nuevo trovador antiguo” enfundó su guitarra y regaló Una canción de amor esta noche, arrancando gritos y aplausos entre los miles de asistentes en el Zócalo capitalino.

"Gracias querido México, vamos a hacer el mismo concierto que hemos venido haciendo en los teatros, con un poquito más para ustedes", lo que generó un arrebato de ánimo entre las miles de personas.

Vestido con un pantalón de mezclilla, un sudadera negra y una boina, el trovador inició una fiesta de amor y poesía que más de uno venía esperando, haciendo más llevadero el viento frío, la lluvia y la larga espera.

Tras algunas canciones que estarán en su próximo disco “Amoríos”, Rodríguez Domínguez calentó las gargantas de los asistentes al entonar Mujeres, la cual fue coreada al igual que El Papalote, Mariposas y Tonada del Albedrío.

Silvio aprovechó el concierto para recordar a su amigo y trovador Santiago Feliú, quien falleció recientemente a causa de un problema del corazón. “Hoy, Santiago Feliú cumpliría 52 años. A él quiero dedicar este recital”, dijo antes de entonar sólo con su guitarra Para Bárbara.

El frío arreciaba, las calles se fueron iluminando con aquel color ámbar de las farolas y las luces artificiales cobijaron los viejos edificios de cantera del Zócalo de la ciudad, cuando el trovador presentó una sorpresa.

“En este día, que estamos haciendo esta velada tan linda aquí en México, país al que quiero muchísimo y le debo tanto; no podía faltar un invitado, un gran amigo, un gran trovador, muy querido, Óscar Chávez”.

El “Caifan” dio una probada de su repertorio cantando el son veracruzano La Habanera, el bolero cubano Flores Negras, no sin antes despedirse con Macondo, haciendo bailar a más de uno en plena plancha.

Poco más de las nueve de la Noche, “El Aprendiz” regresó al escenario para cantar cobijado de la catedral teñida de azul una más de sus canciones: Unicornio, tema que generó una gran algarabía entre el público.

Con sus 67 años y más de 600 canciones bajo el brazo, Silvio Rodríguez apapachó a los mexicanos en su última cita de su gira emprendida hace un mes en tierras mexicanas, entonando canciones emblemáticas como: La gota de rocío, Quién fuera, Hoy mi deber, Canción del elegido, El mayor y Pequeña serenata diurna.

Pero la despedida, Silvio Rodríguez agarró su cámara para tomar fotos de los asistentes al Zócalo y tras cantar Ángel para un final se despidió, sin embargo, el público pidió más y el trovador regresó con su guitarra para complacer las peticiones.

“Esta canción la hice en la ciudad de México, me perseguía desde niño. Aquí la encontré, dijo antes de tocar Rabo de nube y después cantó El reparador de sueños, dedicada a los niños asistentes y a los cinco héroes cubanos detenidos en Estados Unidos.

“Viva México, viva Cuba y vivan los cinco héroes, faltan tres, hay que liberarlos, ésta es para ellos”, expresó Rodríguez.

Para despedirse, Silvio cantó La Maza y En cuál de esos planetas, sin embargo, la gente pidió más, coreó su nombre, alzó el puño y gritó ¡Viva Cuba!, pero el trovador no regresa, el escenario se tiñe de negro y la gente poco a poco se retiró cantando El necio.

Hace algunos días, el trovador escribió en su blog sobre su gira en México. “Muy linda la gente en todas partes. Antes de salir de Cuba me dije: bueno, ya va siendo hora de que algunos conciertos estén medio vacíos... Pero no han hecho realidad mi pensamiento!.

Palabras que ni los más de 80 mil asistentes, que lo despidieron en la plancha del Zócalo con ganas de verlo una vez más, podrán cumplirlas por el gusto de volver a disfrutar de su música.