Hoy caminé en el lado de otro odio,
donde ronda el mundo, y yo, cuando estoy.
Y vi la realidad bajo una tempestad.
Supe que por mi herida me sangraban
otros golpes y otras furias también.
Y vi la realidad arrodillada frente al mar.
Mira mi herida en la mano que pulsa con la muerte
y óyeme el fuego descubierto en la voz.
Mira mi herida de otras regiones
como Indochina, bajo el arco del sol.
Hoy dividí mi llanto por colores,
dimensiones y distancias. Y fue
como el Mekong y yo, tan separados.
Estoy muriendo de vivir sentado
en la distancia irrecorrible quizás.
Quiero olvidar mi voz,
colgar guitarras en el sol.
Quiero un disparo y vestirme de humano en esta suerte,
y acompañarme con un hueso de flor.
Quiero la vida; si no, la muerte
serenateando bajo el arco del sol.