«¿Y qué es el hombre, tú?»,
me preguntaste ayer.
No te puedo decir,
pues yo no sé muy bien.
El hombre es descubrir en hoy
lo que en ayer era común;
oír unos labios deletrear
diciendo derretir,
diciendo despertar.
Es siluetearse de jabón
frente a un gran fondo de carbón;
ser una hormiga de reír
y un dinosaurio de llorar.
Es aprender la soledad,
creer luego y suspirar;
amar a ciegas el amor y despertar:
no hay gravedad.
El hombre es un balcón
que se abre y deja entrar
lo mismo el viento de una flor
que un huracán.
El hombre es prolongar
la vida, al estallar.
El hombre es nada,
el hombre es todo
y nada más.
me preguntaste ayer.
No te puedo decir,
pues yo no sé muy bien.
El hombre es descubrir en hoy
lo que en ayer era común;
oír unos labios deletrear
diciendo derretir,
diciendo despertar.
Es siluetearse de jabón
frente a un gran fondo de carbón;
ser una hormiga de reír
y un dinosaurio de llorar.
Es aprender la soledad,
creer luego y suspirar;
amar a ciegas el amor y despertar:
no hay gravedad.
El hombre es un balcón
que se abre y deja entrar
lo mismo el viento de una flor
que un huracán.
El hombre es prolongar
la vida, al estallar.
El hombre es nada,
el hombre es todo
y nada más.