Cuando no hay una mujer
para aprender a querer,
el sábado es el rencor del destino.
Cuando no hay nada mortal
en qué dejarse acabar,
el sábado es el lugar del amigo.
Y a veces hay que decir
que se ha logrado vivir
sin demasiadas ausencias la luna,
cuando el hermano te da
una lección de amistad
que se convierte en tu buena fortuna.
Sábado,
yo tocaré a tu puerta un sábado,
yo volveré a llevarte un sábado,
sábado luz de mi ciudad.
Te hablaré sábado,
con cuánta voz muy dulce un sábado,
como caricia suma un sábado,
sea de amor o de amistad.
Te hablaré sábado,
yo tocaré a tu puerta un sábado.
Yo volveré a llevarte un sábado,
sábado luz de mi ciudad.
Te hablaré sábado,
con cuánta voz muy dulce un sábado,
como caricia suma un sábado,
sea de amor o de amistad.
para aprender a querer,
el sábado es el rencor del destino.
Cuando no hay nada mortal
en qué dejarse acabar,
el sábado es el lugar del amigo.
Y a veces hay que decir
que se ha logrado vivir
sin demasiadas ausencias la luna,
cuando el hermano te da
una lección de amistad
que se convierte en tu buena fortuna.
Sábado,
yo tocaré a tu puerta un sábado,
yo volveré a llevarte un sábado,
sábado luz de mi ciudad.
Te hablaré sábado,
con cuánta voz muy dulce un sábado,
como caricia suma un sábado,
sea de amor o de amistad.
Te hablaré sábado,
yo tocaré a tu puerta un sábado.
Yo volveré a llevarte un sábado,
sábado luz de mi ciudad.
Te hablaré sábado,
con cuánta voz muy dulce un sábado,
como caricia suma un sábado,
sea de amor o de amistad.