Brújula
A la Tropa Cósmica, Hermandad del Éter.
Los doce trabajos que reúne este álbum, como sucede siempre en mis discos, datan de diversos tiempos y motivaciones.
El primer tema de "Totí" lo tenía desde 1996, después, en 1997, estando en París, compuse la segunda parte. El texto de la canción vino a aparecer en Prades, un año después, soñando con los totíes de mi patio. Esta canción está en el disco gracias a Niurka.
"El baile" es de 1999, cuando los poderosos bombardeaban a la pequeña Yugoslavia (y lo celebraban con orgullo). Hoy me lo podría motivar cualquier país al que pretendan "salvar" a fuerza de metralla, mientras un coro de vergüenzas aplaude. La dediqué a mi amigo, el trovador Augusto Blanca y a Rosi, su esposa, por lo de Arlequín y Corista.
"Expedición" es del 2000 y me salió cuando en Cuba hacíamos actos diarios, reclamando la devolución del pequeño Elián González a su familia.
"Fronteras" y "Amanecer" fueron compuestas y orquestadas en las ciudades de Ferrara y Bolzano, Italia, en septiembre del 2000. Las letras las hice un año después, mientras grababa el disco. La primera empezó con campanas que después brillaron como espejos y terminaron pasándole la cuenta a las fronteras. La segunda es mi homenaje a dos grandes compositores de la trova cubana: Marcelino Guerra y Bienvenido Julián Gutiérrez.
De "Sortilegio" no anoté la fecha, pero fue compuesta por 1994, en los días más difíciles del "período especial" cubano.
"Hace no se qué tiempo ya" es una canción del mar, de 1969.
"Ese hombre" fue una ocurrencia de 1977.
"Anoche fue la orquesta" fue concebida desde hace mucho y realizada en el 2001, pensando en mi pueblo natal, en su laguna exterminada y en su pobre río moribundo.
"La mancha" y "Quédate" son de 1967. La segunda fue una de las dos canciones que canté en mi debut televisivo, el martes 13 de junio de ese mismo año. La dediqué a mi amigo y maestro Mario Romeu, que hace 35 años la orquestó mucho mejor que yo.
"Tiempo de ser fantasma" primero se me ocurrió como tema musical, el 7 de mayo del 2000. Lo recuerdo bien porque fue la primera orquestación que hice para este trabajo. Todo lo demás (incluso la idea del disco) se desencadenó a partir de este tema, que desde entonces se ganó el derecho al cierre.
el aprendiz
Ofrenda
Lo musical de este trabajo deseo brindarlo a todos mis maestros de música:
A Margarita Pérez Picó, Vda. de Valls, y Amelita Fabre, que se esforzaron con mis
entendederas, la primera a mis 7 y la segunda cuando era un joven de 16. A Leopoldina
Núñez, de quien recibí mis dos únicas lecciones de guitarra, las que obviamente no supe
aprovechar. A Federico Smith y Leo Brouwer, quienes brillantemente prodigaron
sabiduría al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, el que integré como uno de
sus más oscuros aprendices.
Por último deseo expresar que siento este esfuerzo como un tributo a Juan Elósegui,
Amigo y Maestro de solfeo, porque el compuso el sortilegio que me trasmitió, con
transparencia impar, los códices para hacerme entender entre fantasmas.
Silvio Rodríguez
La Habana, jueves 28 de febrero de 2002