Entrevistó: Osvaldo Arango/ Rafael Escobar Linares, revista Mar y Pesca #55, Cuba.
de Abril del 1970
Quizás todo empezó con Las Mil y una noches y Los siete viajes de Simbad el marino... Yo estuve hablando con unos compañeros del Buró de la Juventud y les dije que me interesaba hacer un viaje y entonces ellos me dijeron que cuando yo quisiera podía hacerlo. Entonces ellos coordinaron con la flota y me embarcaron en el Playa Girón.
Así resume Silvio Rodríguez, destacado cantante y compositor de nuestra música popular cubana, las razones que le hicieron permanecer 4 meses y una semana, aproximadamente, a bordo de los motopesqueros Playa Girón - donde estuvo la mayor parte del tiempo - y Mar Caribe en la campaña de pesca que estos buques realizaron en la zona de Dakar y Sudáfrica, lapso durante el cual – antes de su regreso a La Habana en el Océano Pacífico -el conocido cantante compartió con nuestros pescadores el duro bregar de abordo y compuso diversas canciones inspiradas y motivadas en la vida y trabajo de nuestros laboriosos hombres de mar.
Antes de esta experiencia marina, sin embargo, Silvio tenía una opinión bien distinta de nuestra industria pesquera... "Yo pensaba –nos dice- que la pesca que se realizaba en Cuba se hacía en barcos chiquitos y con artes de pesca muy rudimentarias...Pero cuando yo llegué al Playa Girón y me encontré con ese monstruo de tragar pescado - ¡porque eso no es un barco, eso es un monstruo!- , ese barco que mete chinchorrazos de 30 y 40 toneladas, pues vaya, uno se queda con la boca abierta de ver esa impresionante mole de pescado; además, el sistema de radares, toda la técnica que tiene, la forma o método que utiliza en la localización de los cardúmenes. Es increíble, maravilloso... Otra cosa que a mí me hizo una tremenda impresión es la vida de nuestros pescadores. Yo le digo que no hay palabras... Mire: yo creo que cuando uno de ellos llega a un lugar –el lugar que sea- y le preguntan que de dónde es él y él responde que es pescador, hay que quitarse el sombrero, le digo que hay que quitarse el sombrero...”
Sobre el contenido social de sus canciones y los motivos o sentimientos que él tuvo para crearlas y posteriormente interpretarlas, el autor de La era está pariendo un corazón y Fusil contra fusil responde meditabundo:
Yo no sé...Será porque estoy vivo, porque dio la casualidad que no nací en el Agadír, en el Himalaya o en el Mato Grosso. Nací en Cuba en un período histórico que me permitió conocer una revolución social tan tremenda como esta, así como también por una serie de casualidades que se dan y por toda una serie de casualidades que proporciona la propia Revolución. En mi caso he tenido acceso a un material de información y cultura en general que me ha permitido tratar de resumir algunos aspectos de la vida, del trabajo del hombre y de su constante lucha por un mundo mejor.
No sé, me parece que es algo de eso...Yo mismo, al menos, no hubiera sido posible sin la Revolución.
Ahora Silvio enciende un cigarro y mira fijamente a los periodistas. Como si aguardara la próxima pregunta que, tras una breve pausa, llega indagando sobre las canciones escritas a bordo del Playa Girón y específicamente, por aquellas que, por su forma y contenido, él considera de más fundamental calidad.
Mire: quizás yo hice demasiadas canciones durante el viaje...Porque el problema de escribir canciones es una cosa que uno no puede evitar, a uno se le ocurre una idea y aunque sea nada más para ver que sale de ahí, uno lo realiza. Pienso, sin embargo, que una de las canciones más importantes que concebí durante la travesía, y quizás también una de las más importantes entre todas mis canciones, es precisamente la que he llamado Playa Girón... Ahora tengo la idea de hacer dos discos con una selección de las mejores canciones que escribí durante el viaje: en el primero irán tres o cuatro canciones de amor y en el segundo aquellas que he dedicado al mar, a los pescadores y que, igualmente, recogen toda una serie de experiencias y vivencias que uno adquiere cuando viaja por mar.
No lo digo, pero lo pienso atrás, muy atrás, parecen haber quedado Las mil y una noches y Los siete viajes de Simbad el marino. Ahora, -más presente que nunca-, transcrito en música, enraizado al recuerdo, adherido al sentimiento, está el Playa Girón.
Así resume Silvio Rodríguez, destacado cantante y compositor de nuestra música popular cubana, las razones que le hicieron permanecer 4 meses y una semana, aproximadamente, a bordo de los motopesqueros Playa Girón - donde estuvo la mayor parte del tiempo - y Mar Caribe en la campaña de pesca que estos buques realizaron en la zona de Dakar y Sudáfrica, lapso durante el cual – antes de su regreso a La Habana en el Océano Pacífico -el conocido cantante compartió con nuestros pescadores el duro bregar de abordo y compuso diversas canciones inspiradas y motivadas en la vida y trabajo de nuestros laboriosos hombres de mar.
Antes de esta experiencia marina, sin embargo, Silvio tenía una opinión bien distinta de nuestra industria pesquera... "Yo pensaba –nos dice- que la pesca que se realizaba en Cuba se hacía en barcos chiquitos y con artes de pesca muy rudimentarias...Pero cuando yo llegué al Playa Girón y me encontré con ese monstruo de tragar pescado - ¡porque eso no es un barco, eso es un monstruo!- , ese barco que mete chinchorrazos de 30 y 40 toneladas, pues vaya, uno se queda con la boca abierta de ver esa impresionante mole de pescado; además, el sistema de radares, toda la técnica que tiene, la forma o método que utiliza en la localización de los cardúmenes. Es increíble, maravilloso... Otra cosa que a mí me hizo una tremenda impresión es la vida de nuestros pescadores. Yo le digo que no hay palabras... Mire: yo creo que cuando uno de ellos llega a un lugar –el lugar que sea- y le preguntan que de dónde es él y él responde que es pescador, hay que quitarse el sombrero, le digo que hay que quitarse el sombrero...”
Sobre el contenido social de sus canciones y los motivos o sentimientos que él tuvo para crearlas y posteriormente interpretarlas, el autor de La era está pariendo un corazón y Fusil contra fusil responde meditabundo:
Yo no sé...Será porque estoy vivo, porque dio la casualidad que no nací en el Agadír, en el Himalaya o en el Mato Grosso. Nací en Cuba en un período histórico que me permitió conocer una revolución social tan tremenda como esta, así como también por una serie de casualidades que se dan y por toda una serie de casualidades que proporciona la propia Revolución. En mi caso he tenido acceso a un material de información y cultura en general que me ha permitido tratar de resumir algunos aspectos de la vida, del trabajo del hombre y de su constante lucha por un mundo mejor.
No sé, me parece que es algo de eso...Yo mismo, al menos, no hubiera sido posible sin la Revolución.
Ahora Silvio enciende un cigarro y mira fijamente a los periodistas. Como si aguardara la próxima pregunta que, tras una breve pausa, llega indagando sobre las canciones escritas a bordo del Playa Girón y específicamente, por aquellas que, por su forma y contenido, él considera de más fundamental calidad.
Mire: quizás yo hice demasiadas canciones durante el viaje...Porque el problema de escribir canciones es una cosa que uno no puede evitar, a uno se le ocurre una idea y aunque sea nada más para ver que sale de ahí, uno lo realiza. Pienso, sin embargo, que una de las canciones más importantes que concebí durante la travesía, y quizás también una de las más importantes entre todas mis canciones, es precisamente la que he llamado Playa Girón... Ahora tengo la idea de hacer dos discos con una selección de las mejores canciones que escribí durante el viaje: en el primero irán tres o cuatro canciones de amor y en el segundo aquellas que he dedicado al mar, a los pescadores y que, igualmente, recogen toda una serie de experiencias y vivencias que uno adquiere cuando viaja por mar.
No lo digo, pero lo pienso atrás, muy atrás, parecen haber quedado Las mil y una noches y Los siete viajes de Simbad el marino. Ahora, -más presente que nunca-, transcrito en música, enraizado al recuerdo, adherido al sentimiento, está el Playa Girón.