Entre veletas y moncadas



Entrevistó: Rafael Juarbe Pagán para el periódico Claridad, Puerto Rico
de Mayo del 2006

Gabriel García Márquez ha dicho que Fidel es el cubano con menos costumbres cubanas que conoce y añade que daña las fiestas porque a su llegada culmina con las famosas rumbas al no saber integrarse en el baile y la vida cotidiana que caracteriza a su pueblo.
¿Es Silvio un cubano cotidiano, de costumbres populares y de carácter parlanchín?

Es curioso que me hagas precisamente esa pregunta. Hace unos días contaba la frustración que llegué a provocar en algunos anfitriones cuando no me comportaba como era de esperar en un cubano. La cubanidad es una materia que encanta a mi país y volvemos a ella cíclicamente. Se han escrito tratados sobre el tema y desde el siglo XIX visitantes y nacionales han tratado de caracterizar a nuestro pueblo. A principios de siglo XX hubo un sabio llamado Fernando Ortiz que a mi juicio hizo la mejor definición de todas: el dijo que los cubanos éramos un ajiaco. Ajiaco es un caldo popular donde caben todas las viandas, legumbres y carnes con que pueda contar una economía precaria, popular. Eso quiere decir que el cubano es de todo un poco y hace alusión a la diversidad de sangres y culturas que confluyen en Cuba. Según mi experiencia hay varios tipos de cubano, aunque el arquetipo siga siendo el hedonista y tarambana con el que se suele tipificar no sólo a nosotros sino también a otros naturales de la cuenca del Caribe.

También el Gabo en referencia a una conversación con Fidel le preguntó qué era lo que más quisiera hacer en este mundo, y este contestó de inmediato: pararme en una esquina.
¿Es posible para Silvio elegir a gusto el momento para soltar todo y largarse y volver al santo oficio de la veleta?

Cuando en 1969 me subí a un barco para navegar durante meses por la costa occidental de África, sabía que aquel era el momento justo para hacerlo. Tenía 22 y sabía que era la edad en que las amarras son más livianas; sabía que si esperaba unos años sería tarde. Hoy a veces voy con mi familia por el Malecón, mirando hacia el mar, y cuando de pronto veo un barquito en lontananza me ataca la leve sombra de la punzada de aquella vez. A veces hasta se me sale en voz alta ¡caramba, quien fuera en ese barco!, pero me caen a besos y a pellizcos y acabo gritando perdón, que solamente era jugando…

Mucho se dice que el puertorriqueño es un cubano triste.
¿Es esa una percepción común en Cuba? ¿Cuál ha sido su parecer en las dos visitas que ha realizado a nuestro país? ¿Está en sus planes regresar a ofrecer un concierto en Puerto Rico?

No creo haber vivido lo suficiente en Puerto Rico como para aventurarme en un retrato de su pueblo. Yo lo que conozco es que son muy buenos compañeros, muy buenos hermanos, gente que te echa una mano a fondo. Hay una gran identificación con los cubanos, eso lo he sentido siempre. Puede que haya frustración por aquello del “estado asociado”, pero hasta donde lo conozco el puertorriqueño no es resignado sino más bien luchador.
Estamos muy cerca. Me gustaría mucho volver a tu país, estar más tiempo, recorrer tu isla y conocer más sobre su gente. Lamentablemente eso se nos hace especialmente difícil a los que vivimos en Cuba, por la cantidad de limitaciones que nos imponen los dueños de las visas para Puerto Rico. Lo he hablado muchas veces con amigos que tengo en tu tierra, y no nos resignamos. Así que en cuanto pueda haremos otros conciertos.

El pasado mes de marzo el equipo de Cuba finalizó segundo en el Clásico Mundial de Béisbol. Esto a pesar de que no lo querían dejar participar y de ser un equipo que no esta bajo la sombra de los llamados esteroides.
¿Es Silvio un fanático de los Deportes en especial del Béisbol? ¿Dónde presenció el mundial si fue que lo vio?, ¿que representó para Silvio el desempeño de su escuadra?

No pudiera decir que sea un fanático de los deportes, pero sí que me gustan, en gran medida el béisbol, que es nuestro deporte más popular. No vi todos los juegos, pero los que vi fueron muy difíciles. Creo que en general nuestro equipo se portó con dignidad. Aquí se dijo que había sido un segundo lugar que nos había sabido a primero y eso se refiere a que todos comprendimos el gran esfuerzo que se hizo. A mi me parece que la presión moral resultó más determinante que las deficiencias que posiblemente tuvimos.

Más de una vez Silvio ha dicho que todos los pueblos necesitan constantemente un Moncada. En su próximo disco inclusive tiene un tema titulado “Todo el mundo tiene su Moncada”.
¿Le falta a la revolución en este momento un Moncada? ¿De faltarle pronostica que se avecina uno? ¿De tenerlo puede hablarnos de él?

El Moncada más duro siempre es el día a día, la resistencia, la persistencia cotidiana. Y la máxima prueba para la resolución y la tenacidad es el relevo de generaciones. Entre los Moncadas de cualquier revolución siempre estarán sus nietos.

En estos días ofrecerá un concierto en la hermana República Dominicana. Conocerá cabalmente la discriminación política que existe cuando llega a las costas de Miami un cubano en comparación a la llegada de un haitiano o un dominicano.
¿Qué opinión merece para Silvio tan sustancial disparidad y en contraposición al deseo suyo de que podamos andar sumando a los demás para llegar con todas las banderas trenzadas de manera que no haya soledad?

La situación coyuntural de privilegio que tienen los emigrantes cubanos no es porque la Casa Blanca crea que somos más dignos de Estados Unidos que los demás latinoamericanos: es sólo para alentar la emigración ilegal y usarla como arma política contra Cuba.

Nuestro país atraviesa por una ofensiva Norteamericana contra los sectores de izquierda justificado en la lucha contra el terrorismo. El día de la celebración de nuestro Grito de Lares, equivalente a su Grito de Yara, asesinaron al líder Machetero Filiberto Ojeda Ríos. Más recientemente allanan a mansalva residencias de puertorriqueños y puertorriqueñas identificados con nuestra Independencia Nacional. El pasado 29 de marzo se homenajeó por nuestra legislatura a Julito Labatud un conocido cubano exiliado reconocido por un historial criminal en persecución a sectores de izquierda. Además vinculado directamente al asesinato de Carlos Muñiz Varela cubano y fundador de la agencia de viajes Varadero y férreo luchador por la independencia de Puerto Rico, quien en días recientes vociferó que a usted le debían arrancar las cuerdas vocales, pareciendo ser el autor intelectual de la necedad.
¿Cómo persona ajena (por la distancia no así de compromiso) a nuestra situación colonial y ciudadano vitalicio de un territorio libre de América, como ve la relación entre Puerto Rico y los Estados Unidos? ¿Cuál cree que será el desenlace definitivo de esta más que centenaria lucha política?

Supe la muerte del comandante Filiberto y me conmocionó saber que después de herido lo dejaron desangrarse sin asistencia médica. Las prácticas internacionales de sus asesinos demuestran lo que se puede esperar de ellos. Yo considero que lo único que puede modificar la situación actual es la fuerza de un movimiento popular que no deje dudas respecto a lo que desea la mayoría de los puertorriqueños. Para lograr esa concertación la causa independentista deberá tener, además de la verdad histórica y moral que tiene, un programa de ventajas y desarrollo a toda prueba. Perdóname, pero hacer una profecía en esa dirección trasciende en mucho mis facultades.

Hay una canción que le he escuchado solo inéditamente de Enrique Núñez, titulada Buenos Días Isel.
¿Nunca ha pensado en publicarla?

Esa canción la grabé en colaboración con Enriquito, hace unos 20 años, cuando hizo su primer disco.

Sobre la juventud cubana y las juventudes del mundo mucho se dice y mucho se subestima su protagonismo político, intelectual y esperanzador.
¿Considera la juventud actual diferente a la de su generación? ¿Si algo tuviera que decirle en que enfatizaría?

Al parecer la condición de joven conlleva ciertas características comunes: los jóvenes suelen ser audaces, inspirados y generosos. Pero no me gustan las generalizaciones. Lo que debiera ser análogo no siempre es tan homogéneo como pudiera parecer. Los jóvenes aplican sus virtudes, digamos innatas, a lo que creen. Pero no todos los jóvenes creen en lo mismo. El combate ideológico contemporáneo tiene proporciones planetarias como nunca antes, debido al alcance y la velocidad de los medios. Hay mucha manipulación; tanta que uno de los sofismas más adictivos es que nada vale la pena, excepto salvarse uno mismo. Cada vez es más difícil creer que el esfuerzo de hoy es la recompensa de mañana. El reto sigue estando primero en creer y después en demostrar que vale la pena el sacrificio.

He leído casi todas las entrevistas que le han realizado, por lo menos las publicadas. Difícil es sentarse y redactar una pregunta que no se repita y que a la vez sea adecuada.
¿Hay una pregunta que no le han hecho y que siempre ha deseado contestar?

Estoy tentado a decirte que sí, que siempre me sucede con la última, pero no quiero que vayas a pensar que es por desdén a las preguntas que me hiciste, que considero sensibles y sentidas. Es que a veces se me sale el cubano bromista, pero, como ya te dije, resulta que no soy chistoso y meto la pata.