Entrevistó: Mauro Apicella, Argentina
de del 2011
Versión íntegra de la entrevista concedida por Silvio al diario La Nación el 3 de octubre de 2011, publicada el 2 de noviembre.
Si considero que el disco salió publicado hace un año y medio, pienso en que grado de novedad puede tener para usted el álbum en sí (no sus canciones de manera aislada) ¿Sigue saboreando ese repertorio o ya tiene en su cabeza nuevas canciones? ¿Hay momentos de mucha inspiración que exceden a un disco, que dejan canciones afuera? ¿o lo que tenía para decir en Segunda Cita, quedó bien expresado allí?
El álbum Segunda cita lo concebí para trío acústico. Desde hacía tiempo tenía en mente hacer algo con ese formato típico del jazz, que siempre me ha gustado mucho. Así que disfruté realizándolo con tres músicos jóvenes muy buenos: Roberto Carcassés, que fue el pianista y el que escribió la mayoría de los arreglos; Feliciano Arango en el bajo y Oliver Valdés en la batería. Incluimos ocasionalmente metales, maderas, cuerdas y hasta coros a cargo Haydee Milanés y Melvis Estévez. Salvo Oliver, que toca hace años conmigo, los demás siempre andan muy comprometidos y es difícil conseguirlos para tocar. Por eso parte del repertorio lo he recreado con mi grupo habitual de guitarras, tres, bajo, flauta y percusión. Algunas de esas canciones las tocaremos en la visita de noviembre. Pero vamos a ir un poco más allá, así que haremos un par de temas de un disco futuro que estoy empezando a elaborar.
Por otra parte, no sé si lo que tenía que decir en Segunda cita quedó bien o totalmente expresado. Supongo que lo tímbrico que buscaba, sí, sin obviar que ese es un mundo sonoro que se puede explorar infinitamente. Respecto a la temática de los textos, que tiene que ver con la realidad cubana que sigue en movimiento, todos los días se me aparecen ideas nuevas.
“Dijo Guevara el humano / que ningún intelectual / debe ser asalariado / del pensamiento oficial.” ¿Qué lo llevó a escribir esto en Tonada del albedrío? ¿Habrá sido cierta decepción al pensar en la falta en el mundo de una intelectualidad independiente? ¿Hoy esa intelectualidad está comprada o financiada por estados, o por opositores, o por partidos políticos o por empresas?
En marzo de 1965, creo que desde Argel, Ernesto Guevara escribió una carta a su amigo uruguayo Carlos Quijano, director del semanario Marcha, que salió publicada con el nombre de “El socialismo y el hombre en Cuba”. Es una explicación sobre distintas etapas de la Revolución Cubana, desde los puntos de vista de Che. Allí el expresó que el Socialismo no aspiraba a intelectuales asalariados al pensamiento oficial. Esta idea es muy polémica, sobre todo cuando los socialismos reales han padecido una prensa más bien gris y subordinada. A esta parte de la polémica ideológica se refiere la parte final de la canción. También quiere desmentir el mito reaccionario del Che como hombre violento a ultranza.
No puedo dejar de preguntarle por los últimos cruces verbales con Pablo Milanés. Seguramente nunca fueron amigos en el grado en que la gente lo supone, aunque seguramente han sido respetuosos del trabajo del otro. Y evidentemente hay algo que hoy los distancia. De ser así, todo eso suena perfectamente entendible. Pero me pregunto si eso que los distancia tiene que ver con cuestiones de contenido o de la forma cómo se dicen las cosas y en dónde se dicen, lo cual tendrá, obviamente, distinta repercusión política.
Una vez que ese asunto trascendió a la prensa, es imposible que no se hicieran especulaciones. Francamente, yo no tengo nada que agregar a lo que comenté en el seno de mi blog. Quizá sólo observar que no toda discusión significa un antagonismo absoluto. Sucede que hay cosas que aclarar en su momento, y punto. Sinceramente, siento mucho aprecio personal por Pablo, además de admirarlo como artista.
Vuelvo sobre el tema con algunos ejemplos. Cuando escucho la canción de Milanés Dos preguntas de un día o la suya Sea señora, me pregunto y le pregunto si no están hablando de las mismas cosas, o de cosas similares: de repensar situaciones, decisiones y actitudes, de una evolución para que la revolución no quede estancada, etc.
Son preocupaciones no sólo entre personas públicas. Ahora mismo esos son los temas de discusión en toda Cuba. Los que apreciamos las cosas buenas no queremos que se destruyan. Tenemos que rectificar errores y absurdos, tenemos que reinventar algunas cosas; sin dudas tenemos que evolucionar, pero sería imperdonable un retroceso histórico.
Ya que entré en las situaciones de cruces y las polémicas que adquieren espacio mediático ¿Hoy se dice más desde los medios y la internet que desde las canciones? Se lo pregunto en general. Excluyo totalmente de esta pregunta a todo su repertorio, que mucho dice siempre; y especialmente a Segunda Cita, que es una composición sagazmente política y resuelta poéticamente con mucha belleza.
Tengo amigos y familiares que suelen regañarme por dedicarle tiempo a la Internet. Sin embargo yo siento que últimamente he conseguido tener un atisbo de lo que podría ser el mañana. Quizá esté dejando de decir cosas en un medio por decirlas en otro. Eso me hace recordar que cuando niño mis mayores me reprendían por comer golosinas entre las comidas. Por suerte siempre había un tío salvador que decía: “¿Y qué más da dejar de comer por haber comido? ¿Acaso no es lo mismo?”
Si considero que el disco salió publicado hace un año y medio, pienso en que grado de novedad puede tener para usted el álbum en sí (no sus canciones de manera aislada) ¿Sigue saboreando ese repertorio o ya tiene en su cabeza nuevas canciones? ¿Hay momentos de mucha inspiración que exceden a un disco, que dejan canciones afuera? ¿o lo que tenía para decir en Segunda Cita, quedó bien expresado allí?
El álbum Segunda cita lo concebí para trío acústico. Desde hacía tiempo tenía en mente hacer algo con ese formato típico del jazz, que siempre me ha gustado mucho. Así que disfruté realizándolo con tres músicos jóvenes muy buenos: Roberto Carcassés, que fue el pianista y el que escribió la mayoría de los arreglos; Feliciano Arango en el bajo y Oliver Valdés en la batería. Incluimos ocasionalmente metales, maderas, cuerdas y hasta coros a cargo Haydee Milanés y Melvis Estévez. Salvo Oliver, que toca hace años conmigo, los demás siempre andan muy comprometidos y es difícil conseguirlos para tocar. Por eso parte del repertorio lo he recreado con mi grupo habitual de guitarras, tres, bajo, flauta y percusión. Algunas de esas canciones las tocaremos en la visita de noviembre. Pero vamos a ir un poco más allá, así que haremos un par de temas de un disco futuro que estoy empezando a elaborar.
Por otra parte, no sé si lo que tenía que decir en Segunda cita quedó bien o totalmente expresado. Supongo que lo tímbrico que buscaba, sí, sin obviar que ese es un mundo sonoro que se puede explorar infinitamente. Respecto a la temática de los textos, que tiene que ver con la realidad cubana que sigue en movimiento, todos los días se me aparecen ideas nuevas.
“Dijo Guevara el humano / que ningún intelectual / debe ser asalariado / del pensamiento oficial.” ¿Qué lo llevó a escribir esto en Tonada del albedrío? ¿Habrá sido cierta decepción al pensar en la falta en el mundo de una intelectualidad independiente? ¿Hoy esa intelectualidad está comprada o financiada por estados, o por opositores, o por partidos políticos o por empresas?
En marzo de 1965, creo que desde Argel, Ernesto Guevara escribió una carta a su amigo uruguayo Carlos Quijano, director del semanario Marcha, que salió publicada con el nombre de “El socialismo y el hombre en Cuba”. Es una explicación sobre distintas etapas de la Revolución Cubana, desde los puntos de vista de Che. Allí el expresó que el Socialismo no aspiraba a intelectuales asalariados al pensamiento oficial. Esta idea es muy polémica, sobre todo cuando los socialismos reales han padecido una prensa más bien gris y subordinada. A esta parte de la polémica ideológica se refiere la parte final de la canción. También quiere desmentir el mito reaccionario del Che como hombre violento a ultranza.
No puedo dejar de preguntarle por los últimos cruces verbales con Pablo Milanés. Seguramente nunca fueron amigos en el grado en que la gente lo supone, aunque seguramente han sido respetuosos del trabajo del otro. Y evidentemente hay algo que hoy los distancia. De ser así, todo eso suena perfectamente entendible. Pero me pregunto si eso que los distancia tiene que ver con cuestiones de contenido o de la forma cómo se dicen las cosas y en dónde se dicen, lo cual tendrá, obviamente, distinta repercusión política.
Una vez que ese asunto trascendió a la prensa, es imposible que no se hicieran especulaciones. Francamente, yo no tengo nada que agregar a lo que comenté en el seno de mi blog. Quizá sólo observar que no toda discusión significa un antagonismo absoluto. Sucede que hay cosas que aclarar en su momento, y punto. Sinceramente, siento mucho aprecio personal por Pablo, además de admirarlo como artista.
Vuelvo sobre el tema con algunos ejemplos. Cuando escucho la canción de Milanés Dos preguntas de un día o la suya Sea señora, me pregunto y le pregunto si no están hablando de las mismas cosas, o de cosas similares: de repensar situaciones, decisiones y actitudes, de una evolución para que la revolución no quede estancada, etc.
Son preocupaciones no sólo entre personas públicas. Ahora mismo esos son los temas de discusión en toda Cuba. Los que apreciamos las cosas buenas no queremos que se destruyan. Tenemos que rectificar errores y absurdos, tenemos que reinventar algunas cosas; sin dudas tenemos que evolucionar, pero sería imperdonable un retroceso histórico.
Ya que entré en las situaciones de cruces y las polémicas que adquieren espacio mediático ¿Hoy se dice más desde los medios y la internet que desde las canciones? Se lo pregunto en general. Excluyo totalmente de esta pregunta a todo su repertorio, que mucho dice siempre; y especialmente a Segunda Cita, que es una composición sagazmente política y resuelta poéticamente con mucha belleza.
Tengo amigos y familiares que suelen regañarme por dedicarle tiempo a la Internet. Sin embargo yo siento que últimamente he conseguido tener un atisbo de lo que podría ser el mañana. Quizá esté dejando de decir cosas en un medio por decirlas en otro. Eso me hace recordar que cuando niño mis mayores me reprendían por comer golosinas entre las comidas. Por suerte siempre había un tío salvador que decía: “¿Y qué más da dejar de comer por haber comido? ¿Acaso no es lo mismo?”