Entrevista a Silvio Rodríguez por Daniel Viglietti en Montevideo



Entrevistó: Daniel Viglietti, Uruguay
14 de Diciembre del 1987

Bueno Silvio, en general hemos hecho encuentros a través… no sé… por más de una década… sin duda… Yo comenzaría por una pregunta ineludible… a casi tres años, tantas cosas han ocurrido… ¿cómo encontrás el Uruguay?

Bueno, en realidad lo que yo conozco del Uruguay, científicamente hablando, lo conozco a través de quienes me rodean cuando vengo al Uruguay y de lo poco que puedo observar entre la habitación del hotel en que vivo y el local donde suelo hacer los conciertos; y alguna que otra ocasional --y lamentablemente bastante poco probable-- visita a algún amigo… Todo esto por razones de tiempo, generalmente, y en este caso un poco más acentuado por el período que tuve antes de llegar acá a Montevideo: tuve seis conciertos seguidos, seis noches seguidas… Conciertos muy largos todos, casi de tres horas…

¿Eso en Argentina?

Eso en Argentina, en Buenos Aires en el Teatro Gran Rex. Y al día siguiente del último concierto me vine acá y aproveché las horas que tenía para tratar de reponerme un poco del cansancio que traía, de leer, de relajarme un poco, y de procurar estar en condiciones físicas óptimas para el concierto en el Estadio… que siempre… bueno… acumula una carga de tensiones y de preocupaciones muy grandes, y en sí ya el acto del concierto suele ser bastante agotador. Entonces, por eso te digo que no puedo darte una opinión demasiado profunda de lo que veo en Uruguay. Veo que hay una gran expectativa a nivel civil, a nivel político…

¿Me vas a hablar del referéndum?

No, no te iba a hablar del referéndum, pero si tú lo mencionas yo creo que sí, que el referéndum puede ser una de las manifestaciones más notorias de toda esa inquietud que existe. Noto un ambiente un poco tenso… Quizás ese sea el ambiente que hay antes de un período de elecciones y de todo eso… Las fuerzas políticas y civiles del país se ponen en tensión ante un proceso, ante las posibilidades que se pueden abrir o cerrar en un hecho de esta envergadura… Ya te digo, noto un Montevideo, porque tampoco te puedo hablar del Uruguay, porque lo único que conozco de Uruguay es Montevideo…

Nunca actuaste en el interior… nadie te ha propuesto…

Nadie… Íbamos a hacer una actuación en Punta del Este, pero eso se cayó, no sé por qué… No había teatro… No recuerdo qué fue lo que me dijeron…

Bueno, pero sos consciente de que es como, en la Cuba precastrista, actuar en Varadero: no es el lugar más humilde… de nuestro país… dicho irónicamente…

Bueno, no está tan mal que se haya caído la actuación (risas)… aunque me hubiera permitido…

Esa es una cosa que también uno piensa cuando un cantante cubano llega aquí… los puntos de contacto de la realidad pasan a través de diversa gente, y yo pienso que, sobre todo, a nivel organizativo hay que plantearse eso, un contacto con el interior es fundamental.

Eso yo lo he podido hacer –en alguna medida— en otros países, en México lo he hecho muchísimo. Hace años que no lo hago, pero conozco mucho del país. En España, lo he recorrido casi completo; en Venezuela he podido viajar un poquitín. En la misma Argentina, el primer año fui a varias ciudades; el segundo año fui a otras. Este año, además de Buenos Aires, voy a ir a Bahía Blanca. Y, sí: hubiera sido maravilloso que este y el año pasado, y en los próximos, se pudieran hacer algunas visitas al interior del Uruguay. Realmente conocer las capitales no es conocer a un país, de eso sí estoy firmemente convencido.

Bueno eso hay que reclamarlo para las próximas… Ustedes vienen organizados ¿de qué manera? Para que el público sepa. ¿Los trae un empresario, nacional, internacional, cómo es todo eso…?

Nos trae un empresario… en coordinación con otro empresario nuestro, de la agencia cubana de artistas. Siempre nos trae un empresario nacional, que nos paga por hacer los conciertos y que cobra un por ciento después de que cubre todos los gastos: alquiler de local, luces, sonido, seguridad, propaganda. Cobra un por ciento, es una manera típicamente empresarial. Hay países a los que no viajamos así. Son países a los que, por ejemplo, los gobiernos nos invitan. A Nicaragua jamás viajamos empresarialmente. Claro, a Nicaragua nos invita la Revolución Sandinista.

También ocurre con nosotros…. Cuando tú dices que el empresario toma un porcentaje, tratándose de artistas de un país socialista, me imagino que el artista debe tomar un porcentaje también y no recibir el grueso de ese contrato ¿verdad?

No. Ese dinero nosotros lo cobramos y lo damos a nuestro país, por un problema de las necesidades que hay en nuestro país, la necesidad de divisas, tú sabes… Cuba es un país en vías de desarrollo, que es un eufemismo, con una economía agraria básicamente, y con muchos problemas económicos que hemos heredado y otros que nos han sido impuestos, por haber tomado el camino que hemos tomado. Por todas esas razones, y porque somos patriotas, en definitiva, para resumir, nosotros entregamos ese dinero a Cuba.

¿Cómo vive un cantor cubano?

Bueno, desde que se creó el Ministerio de Cultura…

¿De qué viven?

Nosotros vivimos de un sueldo. El Ministerio le paga a los músicos de acuerdo a una evaluación que se hace. Hay tres categorías. Esas categorías están dadas por cantidad de años de trabajo profesional, por estudios musicales, por calidades visibles de su trabajo. También por popularidad, aunque eso es una cosa que influye en algunos casos. Lo que más influye es la cantidad de años en el sector, estudios musicales y calidad del trabajo. De eso vive, básicamente, un artista cubano, un músico en este caso. También hay algunos extras: cuando se hace música para cine te la pagan extra; cuando grabas un disco, te lo pagan. Cuando salimos al exterior, también tomamos una pequeña parte de todo ese dinero para gastos personales, para problemas de información (libros, música), equipos que se te rompen y tienes que reponerlos. Quien tiene éxito, quien tiene mucho trabajo, mucha demanda, sin lugar a dudas tiene posibilidades de vivir holgadamente, sin problemas materiales inmediatos. Ese es mi caso.

Tú dices una sociedad en vías de desarrollo como eufemismo, pero ya no como eufemismo una sociedad en vías de rectificación. Según todos los hechos notorios, en Cuba, de un proceso en cierto modo autocrítico, sobre todo con respecto a lo económico. Y fuera del micrófono tú me decías que eso tocaba un poco a la vida cotidiana de ustedes, en el sentido de que dejaba traslucir de que en algún modo, un cantante más allá de su propia conciencia, tenía un nivel de vida cotidiana quizá diferente a otros. Entonces eso como que cuestionaba, movía el piso de muchas cosas…

Lo que pasa es que el socialismo trabaja con algunos resortes económicos de transición. No es como se plantea teóricamente en el comunismo: una sociedad ideal en la que quien aporte más y quien aporte menos tienen cubiertas sus necesidades igualmente. No: en el socialismo todavía se impone, por leyes económicas, que hay que retribuir más a quien aporta más. Y hasta ahora parece justo ese principio.

El hecho de paulatinamente haberse ido transformando en embajadores culturales, casi permanentes fuera de Cuba, ¿eso agrega una dificultad suplementaria al trabajo, condiciona el trabajo de una manera, condiciona la manera de expresarse o de cantar o de encontrarse con la gente? ¿Cómo es eso?

Sí, yo creo que sí condiciona, porque por muy despolitizado que uno pueda estar, sin lugar a dudas la gente te ve como un embajador de Cuba, como un embajador de la Revolución. Los pueblos de Latinoamérica tienen una visión muy esperanzada respecto a Cuba y esperan que lo que venga de Cuba sea lo mejor en todos los sentidos, no solo profesionalmente sino desde el punto de vista humano también, desde el punto de vista ético, desde el punto de vista moral. Entonces, realmente… yo no soy perfecto, lo sé, estoy muy consciente de eso… Y creo que estoy muy lejos de serlo. Quizás otros músicos cubanos sientan lo mismo. A veces se requiere –como tú dices— un esfuerzo extra en el sentido de la conducta… En Cuba como que estamos en familia y uno se puede tomar la libertad de cuidarse menos, en todos los sentidos… En lo que habla, en lo que hace, con quien lo hace, con quien no lo hace… Y acá afuera uno siente la responsabilidad y siente todos los ojos puestos en uno, los ojos que esperan ver lo mejor, y también los ojos que esperan que uno resbale y al más mínimo traspiés emprenderla no ya contra uno, sino contra Cuba. Entonces, es una presión a veces fuerte.

¿Cómo se da la relación de ustedes con los cantores jóvenes en Cuba? ¿Se puede hablar un relevo?

Ojalá se pueda hablar de un relevo, porque yo no aguanto mucho más en este jelengue…

¿De donde viene eso?

‘Jaleo’, eso es del campo… Te decía que ojalá, porque uno no puede, ni quiere, mantenerse con este nivel de trabajo toda la vida, sin lugar a dudas. Además de que uno también, con los años, va aspirando a otras cosas, a asentarse un poco más… no solo…

¿Sentarse o asentarse?

Asentarse.

No te llevás bien con la silla.

No, no… asentarse, sedimentarse, beber con más tranquilidad toda la savia nutricia de tus raíces y de lo que te hizo, de tu pueblo, de tus calles. Todo eso es muy necesario, sobre todo en determinada edad, se hace muy fuerte. Eso sumado a que yo por naturaleza soy bastante provinciano, o sea me siento muy apegado a mi pueblo, por supuesto que a toda Cuba, pero estoy hablando específicamente de mi pueblo natal, San Antonio de los Baños, muy apegado a mi familia, a costumbres familiares, a encuentros familiares, al cariño de hogar, de madre, de hermanos, etc. Entonces se me hace bastante difícil toda esta nomadía. No sé si estará bien dicho… no sé por qué te estaba hablando de esto… Era por una pregunta que me habías hecho… ¡ah! Con respecto a los jóvenes…Bueno, ha sido prácticamente una cosa familiar, ha sido una cosa natural, desde las primeras veces que nos encontramos. Algunos están dentro de nuestras propias familias, como es el caso de Santiaguito Feliú que es hermano de Vicente, que a su vez es hermano mío, nos conocemos de toda la vida, nos conocemos desde que íbamos a la secundaria juntos. A Santiaguito lo vimos crecer…

Que cantó aquí en Uruguay…

Efectivamente… mi hermana Anabel López, que la vi nacer…

Que me crucé con ella en Nicaragua…

Estuviste en Nicaragua…

Y con Donato Poveda…

Con Donatico, que también es otro muchacho, hermano de Santiago y que desde que comenzó estamos juntos, estamos viéndonos, es una relación más fraterna que profesional…Desde el punto de vista profesional, ellos toman de los que tienen más edad que ellos lo que a ellos les conviene, con lo que ellos se identifican. Y nuestro aporte está en otro tipo de cosas más prácticas, al principio darles un juego de cuerdas… ¿Te acuerdas cuando yo te pedía cuerdas? Hasta producirles un disco… o prestarles algunos equipos para que hagan un concierto, o vincularlos con alguien de la televisión para que les haga promoción… En fin… a nivel práctico… Tosca, Carlitos Varela. Hay un muchacho que es buenísimo que ahora no me acuerdo como se llama… Está también Gerardo Alfonso, es formidable. Es una de las voces más características de los muchachos de veintipico… Y uno de los que mantiene con más originalidad y tesón esa cosa rebelde, contestataria, ese cuestionamiento, que nos caracterizó sobre todo tanto en nuestros inicios .

Con respecto a los músicos jóvenes acá en Uruguay hay como una expectativa de encuentros, de diálogos, de discusión con todos ustedes… ¿ha habido posibilidades de conocer materiales de estos jóvenes, ha habido posibilidades de encuentros que es este tu tercer viaje? esta misma pregunta ya te la hice en el primero, pero era muy prematuro ¿no?

Bueno, casi te tengo que responder lo que te respondí en el primero, la primera vez que escuché el material de los más jóvenes acá fue gracias a ti, en aquellos conciertos cuando estabas exiliado y te enviaban casetes y tú pasabas aquellas cintas y explicabas quién era cada cual, y explicabas las palabras que nosotros no podíamos entender de la cultura uruguaya, e introducías un poco el contexto, las canciones las ubicabas en su contexto. Eso fue lo primero. Después cuando vine acá a Uruguay, me acuerdo en casa de Galeano, me volviste a poner algunos temas de algunos muchachos, y luego me han llegado algunas cosas, sobre todo de Leo Maslíah, no sé si será porque es el que más ha ido a cantar a Argentina.

¿Cuántas canciones has hecho hasta ahora?

No sé… Canciones, CANCIONES, veinte o treinta, imagino.

¿Y de las otras?

Bueno, como Lope de Vega (risas)… Complemento indirecto… Todas las que quiero…

¿Pablo está bien?

Está bien… con su problema en su pierna, hace sus ejercicios. No está tan enfermo como algunos rumores dicen… que si tiene esto que si tiene lo otro… Nada de eso.

¿Noel cómo está?

Noel acaba de terminar un disco maravilloso de canciones infantiles. Estuvo en Perú el año pasado y grabó aquel viejo trabajo que tenía sobre la obra de Vallejo ¿Te acuerdas que era muy lindo? Lo grabó con Félix Casaverde y con otros músicos notables peruanos, y ahora lo terminó de grabar. Creo que en el momento en que yo salía estaba editando el disco de canciones infantiles, que es, sencillamente, maravilloso.

Noel trabaja un poco menos, hace menos giras, porque internacionalmente se le conoce poco.

Se le conoce poco. Hubo un momento en que salíamos mucho juntos, hicimos algunas giras por España. También estuvimos tres meses en México. Y después Noel como que tomó su rumbo y yo el mío, en el sentido de nos sumimos cada cual en nuestro propio trabajo. Y realmente no lo veo mucho, es uno de los que menos veo. Incluso veo algunos de la generación que nos sigue muchísimo más a menudo que a Noel. A Noel se le ve poco en general, creo que es una característica de su personalidad.

Aquellos encuentros de la Nueva Canción que se hicieron, cumplían por lo menos un objetivo básico, que era el de que nos encontráramos, pero más allá de eso…

…De que nos conociéramos, a veces ni siquiera sabíamos que existíamos.

Pero más allá que eso, ¿tú crees que cumplieron un rol? Yo lo pongo en pasado porque hace tiempo que esto no ocurre.

Yo creo que sí, yo creo que crearon la conciencia en los cantores y en los lugares donde se dieron los encuentros. Pero sobre todo en los cantores. Es importante saber que hay una actitud colectiva, que hay gente en otros lugares haciendo lo que uno, con la misma esperanza, con la misma ética también, con los mismos objetivos tanto profesionales como humanos, incluso hasta políticos, a veces. Yo creo que en ese sentido fue muy importante para la Latinoamérica que participó. Eso permitió que después existieran otros encuentros, que la gente se reencontrara en otros países, y empezaran a surgir Festivales de la Nueva Canción, aquí y allá, en Chile, en distintos lugares.

A veces había la impresión de que era una reunión de gentes, que era como un rito: un rito que se cumplía cada dos años. Trabajábamos juntos, discutíamos o no de ciertas cosas, en un proceso muy lento. Yo no siento que haya generado la energía que se buscaba.

Claro, para eso hacía falta o que los cantores se dedicaran a organizar, con una diligencia de funcionarios, estos encuentros, y a trabajar casi burocráticamente en esa dirección. Cosa que yo creo que no era muy fácil, porque en primer lugar la mayoría de los cantores que asistían a estos encuentros tenían que trabajar nada burocráticamente, sino pelarse bastante los dedos y la garganta cantando por ahí para conseguir algún dinero para sobrevivir. Por otro lado, que hubiera algún organismo internacional, algún país, que financiara –y estoy hablando de financiar– y administrara toda esta actividad internacional. Me parece que desde el punto de vista logístico es algo que ofrecía mucha dificultad. Quizás si nos hubiéramos amparado en algún organismo –y esto es una idea que se me acaba de ocurrir, jamás había pensado en ello– algún organismo como la UNESCO, o algo así, a lo mejor a través de eso hubiera sido posible.

¿No crees que sería oportuno que se planteara? Yo esto lo estuve conversando con cantores jóvenes nicaragüenses, la necesidad de plantear un encuentro de cantores jóvenes. Yo creo que es urgente que toda esta nueva generación que está cantando en tu país, en los nuestros, en fin…

Los nicaragüenses hace rato que están en eso. Hace años que están en eso, los más jóvenes en Nicaragua. A mí me dio mucha risa, porque una vez llegó Santiaguito Feliú a casa, y me dice: ‘va a haber un encuentro en Nicaragua de Nueva Canción’. Y entonces yo le digo: ‘Ah, sí qué bueno… ¿Para cuándo, para qué fecha es?’… Dice: ‘va a ser en tal mes’… Y dígole: ‘Qué bueno, yo creo que en ese mes no estoy haciendo nada’… Y entonces me dice: ‘No, pero tú no estás invitado, tú eres muy viejo ya’… Dígole: ‘Coño, ¿así que estoy viejo?’… Me miré al espejo y le dije: “Pues sí que estoy viejo…” Un poco que estaban en esa onda los nicaragüenses: de que el encuentro fuera exclusivamente de los bien jóvenes.

Es que el proyecto del hombre nuevo está viejo…

¿Tú crees? Mira, en Cuba como que ha recobrado nuevas fuerzas.

Porque eso es una especie de onda que circula…

Lo que pasa es que el proyecto del hombre nuevo no compromete a una sola generación, y quizás una generación, cuando ha visto que ha pasado una parte de su vida luchando por eso, tiende a sentir que es viejo el proyecto. Pero, en términos de siglos, o de las luchas de la humanidad porque haya un hombre mejor, realmente no ha pasado tanto tiempo. Que estemos un poco amargados, porque no nos haya tocado a nosotros… es hasta lógico, porque hemos entregado nuestra cuota. Pero yo creo que no es viejo: es nuevo, sigue siendo nuevo.

En medio de ese fenómeno de la rectificación y aquí volvemos… (siempre andamos entre lo político y lo musical) bueno, en ese abrazo entre las dos cosas. ¿Me ibas a hablar de la rectificación? Bueno, entonces demoro esta pregunta para después.

Te decía entroncarla un poco con esta cosa del proyecto del hombre nuevo. En Cuba se ha retomado, como que ha tomado nueva fuerza toda esta idea del hombre nuevo y de las nuevas generaciones, y del relevo y de la honestidad humana y de la moral. Pero no la moral mojigata, sino la moral que dignifica al hombre verdaderamente, en cuanto a que el hombre es solidario con el hombre y no lobo. En ese sentido, entonces como que ha cobrado mucha fuerza a través de muchas cosas. Simbólicamente te puedo hablar de algunas, porque anecdóticamente es muy vasto, es un proceso que no se circunscribe exclusivamente a lo económico sino que está metido en todo, está metido en la educación, está metido en la cultura, está metido en la ciencia, está metido en la economía, está metido en la vida cívica, en todos los aspectos, está en el deporte, está en todo, en todo. En todos los lugares se están haciendo asambleas. Está en las organizaciones políticas, muy fundamentalmente en organizaciones políticas y de masas. Está muy activo en el Partido, en la Juventud. Los jóvenes cubanos hicieron un Congreso realmente admirable, este año que pasó… un Congreso de una combatividad y de un espíritu crítico y autocrítico ejemplares.

En todo esto está el espíritu del Che, el estímulo moral.

Totalmente, eso es reestimular todo ese tipo de planteo… el estímulo moral sobre el estímulo material. Con flexibilidad, no de una manera mecánica. Pasando por los 30 años de experiencia y de errores que hemos cometido, porque justamente se llama así: ‘Rectificación de Errores’. Y muy estimulado, especialmente por Fidel y Raúl, muy presentes ellos en muchas asambleas, estimulando el diálogo, estimulando mucho la crítica, estimulando un espíritu de rebeldía y de inconformidad y de exigencia.

Eso, a vos, como creador, ¿te toca?… ¿Hay filamentos de esa actitud política ahora en la Revolución Cubana qué te tocan, que te influyen?

Esos filamentos siempre están activos en un creador que al menos se plantee no vivir de las glorias pasadas y eso es una cosa que a mí me sucede constantemente. Y yo creo que ese ha sido uno de los estímulos que yo he tenido para componer tanto, y a veces ha sido hasta exagerado, porque yo canto dos o tres veces una canción y ya creo que es vieja… Siempre he tenido un poco ese complejo en la cabeza ¿no? Y también me parece que he educado a mi público, a la gente que me va a ver desde siempre, en ese principio…

Aquí cantas tu repertorio bastante nuevo…

Quizás por esa razón se me exige un poquito más, porque he tenido ese tipo de relación con la gente y en definitiva la gente responde a estímulos. Pero es una cosa de retroalimentación, porque de la misma manera que yo me exijo eso, la gente también me exige muchísimo. Y entonces, quizás, me permitan asentarme… Pero sentarme… me van a poner puntillas en el asiento.

Y en medio de esa rectificación, de ese replantearse problemas, revisarse, qué te harías como ejercicio autocrítico con respecto a tu trabajo, cuántos años llevas ya de trabajo ¿20 años?

Formalmente, 20 años…

¿Cuál sería la visión autocrítica tuya?

A mí me parece que tendría que empezar a hacer obras más extensas… O sea de discos, quizás, como que en una sola dirección. Tomar un tema y desarrollar toda una idea, una sola idea desde todos los puntos de vista, desde el punto de vista literario, temático, musical, arreglístico, de producción. Eso no me lo he planteado porque soy una persona muy ecléctica de formación. Eso por una parte es bueno, porque te invita a la diversidad y la diversidad impide que te aburras. También soy enemigo del aburrimiento. A lo mejor también por eso mismo, por una razón cultural. Entonces, claro que para hacer ese tipo de trabajo necesito sedimentar algunas cosas, necesito pensármelo y trabajarlo muy tranquilamente, rumiarlo mucho, ensayarlo mucho y proyectarlo mucho. Y luego realizarlo muy bien. Pero para eso necesito tiempo. O sea que todo esto implicaría también un cambio en mi sistema de trabajo.

Tu sistema de trabajo hace que estés anualmente ¿cuánto fuera de Cuba?

Bueno este último año, afortunadamente, he estado nada más que cuatro meses fuera de Cuba, pero yo he tenido años en que he estado más de seis meses fuera de Cuba. Así no se puede llegar a nada de lo que estoy hablando. Es imposible, no se puede madurar nada. Se pueden recoger muchas impresiones del mundo, se puede conocer de aquí y de allá, gentes, ciudades, problemas, características, pero mientras estás andando no puede haber sedimentación, porque la sedimentación es precisamente eso, esperar a que las aguas se calmen y ver qué es lo que hay.

Tu hija debe estar muy de acuerdo con este planteo.

Absolutamente

¿Cómo se llama?

 Violeta…

¿Y su edad?

En marzo cumple 16…

¿Linda relación con ella?

Sí. Muy especial, pero que muy especial.

En el primer viaje aquí, me comentabas tú, tu inquietud por conocer algunos uruguayos, recuerdo que me mencionaste a Raúl Sendic, ¿lo conociste?

Lo conocí y me llevé una impresión muy fuerte de su personalidad, realmente.

Muy bien, ¿se te ocurre algo más? Te vas de Uruguay a Argentina, ya estás en una cancha argentina, en la cancha del Ferro. Hay un equipo de fútbol que sellama Ferrocarril Oeste.

Debe ser eso... Bueno tú sabes que lo que hicimos ahora en Argentina aunque fue exitoso en cuanto a la concurrencia y todo eso, era en un teatro. Eran muy caras las entradas, el teatro es más caro desde todo punto de vista, el alquiler es más caro, todo es más caro. Eso nos pareció a nosotros y por esa razón procuramos hacer este concierto muy popular que vamos a hacer en el Ferro… Y después vamos a estar en una ciudad que está como a 600 kms. —me han dicho— al sur de Buenos Aires, que es Bahía Blanca. Es una ciudad universitaria, que todo el mundo me ha dicho que es un lugar lindo para cantar, que hay tradición… Después me regreso a Cuba a terminar las mezclas de lo que comencé a grabar en Londres, a grabar dos temas más que van incluidos en este disco…

¿Cómo se va a llamar el disco?

“Oh Melancolía”… Es un nombre bastante… Combatir con la melancolía de tu parte… Después pretendo hacer un disco que hace años que quiero hacer y que por falta de tiempo… En enero lo quiero hacer, a guitarra y voz solamente. Hace rato que no hago eso. Termino este álbum doble que estoy grabando con Afrocuba, con instrumentos, con orquestaciones, y en enero me voy a dedicar a hacer este disco. Realmente tengo unas ganas de meterme en el estudio, a grabar solo con la guitarra, que Dios y yo nada más lo sabemos…

La próxima gira a Uruguay, o mejor dicho al Sur, sería bueno que la empezaras por Uruguay que hicieras una gira por el interior, y que después llegaras cansado a Argentina (risas)…
Bueno, Silvio, hasta esa vez…

 

Una versión de esta entrevista fue publicada en el periódico Brecha, de Uruguay, el 8 de enero de 1988 con el título "Silvio Rodríguez: contento y desnudo".