Entrevistó: Guille Vilar, para el programa radial Juventud 2000, Cuba
de del 1993
Y Mariana es una canción del 92… quizás del 91, no me acuerdo… todo ese texto me salió así mismo, de arriba a abajo… cuando menos tenía muchas ganas de decir todo eso…
Y Abracadabra sí es una canción que escribí en el 92.
Sabes que creo que es una canción típica de las que tú haces que nos lleva a la reflexión y a la meditación que parece que es de una lectura compleja pero sencilla a la vez.
Sí, es que es bastante clara.
Sí, pero no por clara deja de ser compleja.
Es que es polisémica, tiene muchas ramificaciones.
Habían criterios de que te habías sentado en una silla, en la silla de la que tú hablas en la canción… y me parece… bueno es una canción tuya, reciente,… igual… no vi ningún cambio…
Yo te voy a decir, mira, cuando yo escribí… te voy a decir como, sabes qué decía este… Dumas… decía “yo no sé escribir sobre algo que no haya visto o que no haya vivido”. Cuando yo escribí Historia de las sillas ya yo me había sentado en una silla; para escribir esa canción hay que haberse sentado, hay que haber probado la silla ya; o sea, que yo no era ningún santo cuando escribí esa canción; lo que tuve el valor de escribirla y ponerme de pie y seguir andando. En definitiva no se trata de que uno se siente o no se siente en la silla, el problema es quedarse en la silla, el problema es no continuar. Digo, cuando menos yo, lo interpreto de esa forma, sobre todo porque pienso en que a veces uno se cansa ¿no? y de vez en cuando dice: “¡uy! me voy a tomar un descansito”, cosa que no está mal para quien camina tanto. Ahora: lo bueno es seguir caminando.
Hombre
Yo pienso que es muy autocrítica. Es una canción tremendamente autocrítica, fíjate que todo el tiempo le estoy pidiendo al Che que afloje un poco porque no podemos llegar a ser como él. Hombre, hombre sin templo, desciende a mi ciudad tu ejemplo/ hombre sin apellido, un poco de piedad te pido… siempre queda un poco… afloja la mano, no me lleves tan recio…
Monólogo… cuando la escuché me remití a la pieza De la ausencia y de ti…
Sí, sigo yendo a Teté. Claro… es la misma Teté…
¿Quisieras hablar un poco de ella…?
Yo creo que lo explico un poco acá. Aquí yo escribí una cosita que decía: “Teté Vergara es uno de esos seres con quien uno tiene una deuda interna impagable. Su amor, su paciencia, su sabiduría y hasta el sofá de su salita eran mi refugio hace años cuando ,empezaba a cantar y contaba cosas que con el paso del tiempo en vez de alejarse se me abalanzan, como si aquellos cuentos de ella jugaran a ser profecía”. Son las cosas que decía Teté, y hablo así, de profecías, porque era un poco como yo la veía hablando de su juventud, y un poco en el sentido del símbolo que es esta canción y de la anécdota que cuenta ¿no? Así mismo como ese viejo que se para y le cuenta a los jóvenes que él hizo cosas, y en definitiva uno cualquier día para en eso ¿no?, para en eso mismo… Tanto es así que tengo un amigo que me puso una bombilla verde en el portal de la casa…
Bueno… sabes que cuando tú la cantaste en el concierto del Carlos Marx, yo sentí que el público cuando la aplaudió… había un cariño como si tú fueras el personaje…
El cantado…
Sí, sí, sí, porque los aplausos fueron distintos…
Quizás fue que la canción llegó distinto también, como habla de cosas tan cotidianas y tan asequibles ¿no? Un poco cinematográfica esta canción…
Pero pienso, como tú dijiste, que muchos de los que estábamos allí pensamos que si pasábamos frente a tu casa íbamos a ver un bombillo verde…
Por eso aclaré que no la puse yo.
Es habitual que para decir cosas violentas el individuo se altere, pero creo que resulta mucho más dramático y terrible decir eso cuando tú lo expresas en voz baja, con la voz contenida, y me parece que la versión que hiciste de El necio está en esa idea, pienso que esa versión es solamente la de ese disco. Tú la puedes cantar otra vez, puedes darle otra intención, pero esa grabación tuviste que hacerla en un estado de inspiración muy marcado, tanto por la forma en la que cantaste y por la forma en que tocas la guitarra.
Óyeme, yo te voy a ser sincero, yo traté de hacerlo lo mejor que pude porque tenía a Frank Fernández ahí en el estudio, con muy poco tiempo además, y traté de hacerlo lo mejor posible, hice solamente versión y media, comencé a hacer otra versión, a la mitad la paré, y comencé una segunda versión. que es esta, la que quedó; sin ningún retoque, porque eso está grabado así totalmente en directo y realmente yo lo que quería era que me quedara bien, para no tener que hacer muchas versiones de esta canción, que implica realmente una concentración interpretativa o una conjunción de interpretaciones un poco complicada ¿no? Hay que interpretarla bien en la guitarra, hay que interpretarla bien en la voz, aún así me quedaron algunas vacilaciones en la voz, pero preferimos dejar esta versión y no hacer otra porque, bueno, reunía una serie de cualidades. Yo creo que la puedo hacer mejor. De hecho me parece que alguna vez por ahí la he cantado con la guitarra y me ha quedado mejor que esta versión del disco, aunque no está mal.
Tú sabes que me pareció muy acertado que después de El necio viniera la canción del joven soldado, porque El Necio es otra canción muy intensa...
…Y muy densa… aquí hacía falta un "refresco".
En la producción creo que era clave lo que hiciste.
Esto es un problema dramatúrgico, del desarrollo dramatúrgico del disco, después de una cosa de tanta gravedad había que de pronto reírse un poco, porque uno no puede mantener ese pulso tan recio todo el tiempo, y después, bueno, viene el otro refresco que es Quién fuera…
Silvio, pienso que Quién fuera es el Unicornio o el Oh, Melancolía de este disco…
Hay quien dice que Mariposas, a lo mejor aludiendo al trabajo guitarrístico, yo no sé. Quién fuera… Eduardo Ramos -que es un músico, y bueno, es un hombre de la música y cuando digo de la música no solamente digo músico, sino que tiene mucha experiencia como productor, es un viejo amigo y además un viejo colaborador de tantos discos, de tantas giras y de tantos trabajos artísticos- cuando yo le puse este disco me dijo cuando escuchó Quién fuera, él no había escuchado la canción, él me dijo "esta es una canción peligrosa, esta es una de esas canciones que te mata un disco"… Y él tenía toda la razón, o sea, tiene toda la razón, es una canción peligrosa, es una canción con demasiado carisma y dentro de un disco de pronto todo se puede volver una sola canción. Por eso a veces es peligroso usar una canción. Hay que ver dónde uno la pone, fíjate que yo la escondí, la quise esconder, la puse en la segunda cara, como penúltima, un poco para que la gente oyera todo lo demás ¿no? Si la pongo muy al principio, como que te deja después como con falta de algo… y dices “bueno ¿y después de esto qué viene?” El mismo Jurek cuando estábamos grabando me dijo “tienes que poner esta canción a final del disco” y yo no me resignaba, un poco por rebeldía, a ponerla al final. Bueno, la puse un poquito antes de la canción final. Ni siquiera antes, sino un poco más, para hacerla más desafiante quizás. Puse Quién fuera, puse una canción final y luego, para desafiar aún más, quise hacer un tema solo con guitarra, para terminar en un anticlímax total. Y es un poco eso, esos pequeños y secretos desafíos son los que uno asume y que a veces nadie se entera, nada más que uno, y que uno lo hace un poco con una actitud desafiante, para jamás jugar al comercio, rehuyendo. Ahora: tenía la canción, la había cantado, a la gente le gustaba, a mí también me gusta y cómo no la iba a poner en el disco; tenía que ponerla.
Juego que me regalo… Aquí dice Juego que me regaló un 6 de enero, pero en realidad se llama Juego que me regalo un 6 de enero. Un juego que me regalo a mí mismo. Esta canción es un juego que yo, un 6 de enero, el 6 de enero del 92, me la escribí y aquí estoy hablando, un poco haciendo un recuento. Todo el disco está haciendo referencia a mi relación con la música, a mi relación con mi trabajo, a mi relación con la guitarra, a mi relación con la canción, fíjate que está desde el principio. Está Compañera que es eso, está La Trova de Edgardo que es en fin, lo que a mí me anima, mis tradiciones y todo eso. Bueno, están cosas así tan íntimas como la cosa cultural sincrética de Abracadabra, religiosa; la cosa del Che; bueno, e Y Mariana, que es de mucha actualidad. La única que se sale un poco yo pienso que es La desilusión, que es una canción un poco estrambótica dentro del disco; Monólogo, que también es lo cotidiano; El Necio, que es lo actual. Vuelvo a la guitarra de nuevo y vuelvo a los deseos y a la ilusión con Quién fuera, y por último es como un resumen, un juego que yo me regalo a mí mismo. En ese sentido quien lea todos los textos de arriba abajo se da cuenta de que hay una especie de unidad, en medio de la diversidad que también existe.
En esa canción hay un momento que es en el del coro que me da un ambiente gregoriano.
Sí, le da esa profundidad, hay un ‘re’ grave ahí que me costó Dios y ayuda poderlo afinar y poderlo hacer…
No era con serpientes, pero cuando menos soñaba con algún nuevo tipo de ‘bichejo’, y esta era su música. Me senté en la cama eché redes al sueño que a duras penas se desvanecía, y extraje una madeja de sonidos que se ordenaban solos, como si el ovillo no hubiera sido más que una engañifa. Luego traté de dormir, pero solo conseguía volver siempre a la guitarra, como con un síndrome de abstinencia… A las 2.00 de la tarde tenía un turno para grabar unas canciones, pero ya no podía pensar sino en Crisis, ya no tenía poder para otro sonido que no fuera el suyo. La música sujeto, yo instrumento.
Este fue un tema que, como el de Sueño con serpientes, se me ocurrió mientras dormía. Es lo que describo en esto que acabo de leer, lo pude rescatar un poco, pero me fue envolviendo, y cuando fui al turno de por la tarde lo que hice fue grabar esto, y es esa grabación de ese día, de ese mismo día en que se me ocurrió, pero yo me sentí bien haciéndolo. Hace ya como cuatro meses que di por terminado el disco y no me arrepiento, así que probablemente me llegue a acostumbrar a que así termine el disco. Te voy a confesar, a veces tengo la sensación de que lo que más me gusta del disco es justamente ese tema a guitarra.
Yo creo que este disco fue un disco esperado desde hace rato…
Eso me dijo mucha gente, incluso gente de las casas disqueras de otros países, España sobre todo, estaban desde hacía mucho rato esperando un disco a guitarra.
¿Es cierto que hay un segundo disco que se llama Rodríguez?
Es cierto, sí. Bueno es la continuidad de este ¿no?
Entonces yo te propongo que cuando lo tengas listo vengas aquí a Juventud 2000 y lo estrenes…
Pues yo con muchísimo gusto.
En nombre de mi colectivo y en el mío propio y en el de los oyentes, por supuesto, te doy las gracias, Silvio, por estar esta mañana con nosotros y realmente creo que ha sido un gran regalo para los oyentes de Juventud 2000 que hayas estado aquí.
En nombre, Guille, de mi guitarra y en el mío propio les damos muchísimas gracias a ustedes y a los oyentes por estar aquí este ratico conversando.
Y Abracadabra sí es una canción que escribí en el 92.
Sabes que creo que es una canción típica de las que tú haces que nos lleva a la reflexión y a la meditación que parece que es de una lectura compleja pero sencilla a la vez.
Sí, es que es bastante clara.
Sí, pero no por clara deja de ser compleja.
Es que es polisémica, tiene muchas ramificaciones.
Habían criterios de que te habías sentado en una silla, en la silla de la que tú hablas en la canción… y me parece… bueno es una canción tuya, reciente,… igual… no vi ningún cambio…
Yo te voy a decir, mira, cuando yo escribí… te voy a decir como, sabes qué decía este… Dumas… decía “yo no sé escribir sobre algo que no haya visto o que no haya vivido”. Cuando yo escribí Historia de las sillas ya yo me había sentado en una silla; para escribir esa canción hay que haberse sentado, hay que haber probado la silla ya; o sea, que yo no era ningún santo cuando escribí esa canción; lo que tuve el valor de escribirla y ponerme de pie y seguir andando. En definitiva no se trata de que uno se siente o no se siente en la silla, el problema es quedarse en la silla, el problema es no continuar. Digo, cuando menos yo, lo interpreto de esa forma, sobre todo porque pienso en que a veces uno se cansa ¿no? y de vez en cuando dice: “¡uy! me voy a tomar un descansito”, cosa que no está mal para quien camina tanto. Ahora: lo bueno es seguir caminando.
...
Hombre
Yo pienso que es muy autocrítica. Es una canción tremendamente autocrítica, fíjate que todo el tiempo le estoy pidiendo al Che que afloje un poco porque no podemos llegar a ser como él. Hombre, hombre sin templo, desciende a mi ciudad tu ejemplo/ hombre sin apellido, un poco de piedad te pido… siempre queda un poco… afloja la mano, no me lleves tan recio…
Monólogo… cuando la escuché me remití a la pieza De la ausencia y de ti…
Sí, sigo yendo a Teté. Claro… es la misma Teté…
¿Quisieras hablar un poco de ella…?
Yo creo que lo explico un poco acá. Aquí yo escribí una cosita que decía: “Teté Vergara es uno de esos seres con quien uno tiene una deuda interna impagable. Su amor, su paciencia, su sabiduría y hasta el sofá de su salita eran mi refugio hace años cuando ,empezaba a cantar y contaba cosas que con el paso del tiempo en vez de alejarse se me abalanzan, como si aquellos cuentos de ella jugaran a ser profecía”. Son las cosas que decía Teté, y hablo así, de profecías, porque era un poco como yo la veía hablando de su juventud, y un poco en el sentido del símbolo que es esta canción y de la anécdota que cuenta ¿no? Así mismo como ese viejo que se para y le cuenta a los jóvenes que él hizo cosas, y en definitiva uno cualquier día para en eso ¿no?, para en eso mismo… Tanto es así que tengo un amigo que me puso una bombilla verde en el portal de la casa…
Bueno… sabes que cuando tú la cantaste en el concierto del Carlos Marx, yo sentí que el público cuando la aplaudió… había un cariño como si tú fueras el personaje…
El cantado…
Sí, sí, sí, porque los aplausos fueron distintos…
Quizás fue que la canción llegó distinto también, como habla de cosas tan cotidianas y tan asequibles ¿no? Un poco cinematográfica esta canción…
Pero pienso, como tú dijiste, que muchos de los que estábamos allí pensamos que si pasábamos frente a tu casa íbamos a ver un bombillo verde…
Por eso aclaré que no la puse yo.
Es habitual que para decir cosas violentas el individuo se altere, pero creo que resulta mucho más dramático y terrible decir eso cuando tú lo expresas en voz baja, con la voz contenida, y me parece que la versión que hiciste de El necio está en esa idea, pienso que esa versión es solamente la de ese disco. Tú la puedes cantar otra vez, puedes darle otra intención, pero esa grabación tuviste que hacerla en un estado de inspiración muy marcado, tanto por la forma en la que cantaste y por la forma en que tocas la guitarra.
Óyeme, yo te voy a ser sincero, yo traté de hacerlo lo mejor que pude porque tenía a Frank Fernández ahí en el estudio, con muy poco tiempo además, y traté de hacerlo lo mejor posible, hice solamente versión y media, comencé a hacer otra versión, a la mitad la paré, y comencé una segunda versión. que es esta, la que quedó; sin ningún retoque, porque eso está grabado así totalmente en directo y realmente yo lo que quería era que me quedara bien, para no tener que hacer muchas versiones de esta canción, que implica realmente una concentración interpretativa o una conjunción de interpretaciones un poco complicada ¿no? Hay que interpretarla bien en la guitarra, hay que interpretarla bien en la voz, aún así me quedaron algunas vacilaciones en la voz, pero preferimos dejar esta versión y no hacer otra porque, bueno, reunía una serie de cualidades. Yo creo que la puedo hacer mejor. De hecho me parece que alguna vez por ahí la he cantado con la guitarra y me ha quedado mejor que esta versión del disco, aunque no está mal.
Tú sabes que me pareció muy acertado que después de El necio viniera la canción del joven soldado, porque El Necio es otra canción muy intensa...
…Y muy densa… aquí hacía falta un "refresco".
En la producción creo que era clave lo que hiciste.
Esto es un problema dramatúrgico, del desarrollo dramatúrgico del disco, después de una cosa de tanta gravedad había que de pronto reírse un poco, porque uno no puede mantener ese pulso tan recio todo el tiempo, y después, bueno, viene el otro refresco que es Quién fuera…
Silvio, pienso que Quién fuera es el Unicornio o el Oh, Melancolía de este disco…
Hay quien dice que Mariposas, a lo mejor aludiendo al trabajo guitarrístico, yo no sé. Quién fuera… Eduardo Ramos -que es un músico, y bueno, es un hombre de la música y cuando digo de la música no solamente digo músico, sino que tiene mucha experiencia como productor, es un viejo amigo y además un viejo colaborador de tantos discos, de tantas giras y de tantos trabajos artísticos- cuando yo le puse este disco me dijo cuando escuchó Quién fuera, él no había escuchado la canción, él me dijo "esta es una canción peligrosa, esta es una de esas canciones que te mata un disco"… Y él tenía toda la razón, o sea, tiene toda la razón, es una canción peligrosa, es una canción con demasiado carisma y dentro de un disco de pronto todo se puede volver una sola canción. Por eso a veces es peligroso usar una canción. Hay que ver dónde uno la pone, fíjate que yo la escondí, la quise esconder, la puse en la segunda cara, como penúltima, un poco para que la gente oyera todo lo demás ¿no? Si la pongo muy al principio, como que te deja después como con falta de algo… y dices “bueno ¿y después de esto qué viene?” El mismo Jurek cuando estábamos grabando me dijo “tienes que poner esta canción a final del disco” y yo no me resignaba, un poco por rebeldía, a ponerla al final. Bueno, la puse un poquito antes de la canción final. Ni siquiera antes, sino un poco más, para hacerla más desafiante quizás. Puse Quién fuera, puse una canción final y luego, para desafiar aún más, quise hacer un tema solo con guitarra, para terminar en un anticlímax total. Y es un poco eso, esos pequeños y secretos desafíos son los que uno asume y que a veces nadie se entera, nada más que uno, y que uno lo hace un poco con una actitud desafiante, para jamás jugar al comercio, rehuyendo. Ahora: tenía la canción, la había cantado, a la gente le gustaba, a mí también me gusta y cómo no la iba a poner en el disco; tenía que ponerla.
...
Juego que me regalo… Aquí dice Juego que me regaló un 6 de enero, pero en realidad se llama Juego que me regalo un 6 de enero. Un juego que me regalo a mí mismo. Esta canción es un juego que yo, un 6 de enero, el 6 de enero del 92, me la escribí y aquí estoy hablando, un poco haciendo un recuento. Todo el disco está haciendo referencia a mi relación con la música, a mi relación con mi trabajo, a mi relación con la guitarra, a mi relación con la canción, fíjate que está desde el principio. Está Compañera que es eso, está La Trova de Edgardo que es en fin, lo que a mí me anima, mis tradiciones y todo eso. Bueno, están cosas así tan íntimas como la cosa cultural sincrética de Abracadabra, religiosa; la cosa del Che; bueno, e Y Mariana, que es de mucha actualidad. La única que se sale un poco yo pienso que es La desilusión, que es una canción un poco estrambótica dentro del disco; Monólogo, que también es lo cotidiano; El Necio, que es lo actual. Vuelvo a la guitarra de nuevo y vuelvo a los deseos y a la ilusión con Quién fuera, y por último es como un resumen, un juego que yo me regalo a mí mismo. En ese sentido quien lea todos los textos de arriba abajo se da cuenta de que hay una especie de unidad, en medio de la diversidad que también existe.
En esa canción hay un momento que es en el del coro que me da un ambiente gregoriano.
Sí, le da esa profundidad, hay un ‘re’ grave ahí que me costó Dios y ayuda poderlo afinar y poderlo hacer…
...
No era con serpientes, pero cuando menos soñaba con algún nuevo tipo de ‘bichejo’, y esta era su música. Me senté en la cama eché redes al sueño que a duras penas se desvanecía, y extraje una madeja de sonidos que se ordenaban solos, como si el ovillo no hubiera sido más que una engañifa. Luego traté de dormir, pero solo conseguía volver siempre a la guitarra, como con un síndrome de abstinencia… A las 2.00 de la tarde tenía un turno para grabar unas canciones, pero ya no podía pensar sino en Crisis, ya no tenía poder para otro sonido que no fuera el suyo. La música sujeto, yo instrumento.
Este fue un tema que, como el de Sueño con serpientes, se me ocurrió mientras dormía. Es lo que describo en esto que acabo de leer, lo pude rescatar un poco, pero me fue envolviendo, y cuando fui al turno de por la tarde lo que hice fue grabar esto, y es esa grabación de ese día, de ese mismo día en que se me ocurrió, pero yo me sentí bien haciéndolo. Hace ya como cuatro meses que di por terminado el disco y no me arrepiento, así que probablemente me llegue a acostumbrar a que así termine el disco. Te voy a confesar, a veces tengo la sensación de que lo que más me gusta del disco es justamente ese tema a guitarra.
Yo creo que este disco fue un disco esperado desde hace rato…
Eso me dijo mucha gente, incluso gente de las casas disqueras de otros países, España sobre todo, estaban desde hacía mucho rato esperando un disco a guitarra.
¿Es cierto que hay un segundo disco que se llama Rodríguez?
Es cierto, sí. Bueno es la continuidad de este ¿no?
Entonces yo te propongo que cuando lo tengas listo vengas aquí a Juventud 2000 y lo estrenes…
Pues yo con muchísimo gusto.
En nombre de mi colectivo y en el mío propio y en el de los oyentes, por supuesto, te doy las gracias, Silvio, por estar esta mañana con nosotros y realmente creo que ha sido un gran regalo para los oyentes de Juventud 2000 que hayas estado aquí.
En nombre, Guille, de mi guitarra y en el mío propio les damos muchísimas gracias a ustedes y a los oyentes por estar aquí este ratico conversando.