Entrevistó: Diego M. Vidal para Revista Sur, Argentina
10 de Agosto del 2008
Cuando se entrevista a un cubano, en especial a alguien como tú que en cualquier parte del mundo su presencia remite a Cuba y su Revolución, es inevitable preguntarle cómo se viven en la Isla los cambios que se van produciendo.
Basta mirar tres días seguidos el noticiero nacional de televisión para darse cuenta de que Cuba es un país sumergido en una especie de sopor y que necesita mejorar al menos la imagen que tiene de sí mismo. Según los cubanos con quienes converso a diario ―porque obviamente no tengo contacto con todo el mundo―, nuestra gente siente una enorme necesidad de cambios, no de principios pero sí profundos. Creo que el gobierno cubano está entre los conscientes cuando veo al Presidente Raúl Castro decir que el socialismo es igualdad de oportunidades pero no igualitarismo, concepto que no había sido anunciado en medio siglo de Revolución. Respecto a posibilidades reales de cambios, comprendo que muchas mejoras solo pueden llegar a través de más producción, pero también considero que hay rectificaciones urgentes que no tienen que esperar por eso. Por citar sólo un ejemplo: el permiso de salida que requerimos los cubanos para viajar al exterior.
Desde afuera se ve un poco difuso todo, quizás por la distancia obligada pero también por la excesiva propaganda en contra. ¿Cómo has vivido todo el proceso de la salud de Fidel y de Raúl al frente del "timón" de la Revolución?
Ni más ni menos que como la mayoría de la gente: por los comunicados oficiales, y en ocasiones enterándome a través de la prensa extranjera antes que por la cubana ―por supuesto, creo que nuestras deficiencias noticiosas debieran ser parte de las mejoras inmediatas.
El proceso de críticas y planteos de situaciones que irritaban bastante a la sociedad cubana, no es nuevo. Sobre todo en tu caso, que han sido públicas y notorias tus divergencias en muchos temas. ¿Hoy crees que hay más espacio para eso o tu posición como artista, incluso diputado nacional, te daban más margen para hacerlo?
Es evidente que ahora hay espacios de debate que antes no existían y son espacios que se han ido conquistando lenta pero constantemente desde hace años. A esto ha contribuido mucho la opinión popular, que se ha mostrado a través de los canales que ha podido y que aunque no siempre fue atendida continuó manifestándose y haciendo presión. También es cierto que escritores y artistas hemos puesto granitos de arena. Últimamente esto se hizo palpable en la combatividad del congreso de la UNEAC. Allí se dijeron verdades que solo las podrán borrar las rectificaciones. En esos días escribí unos versitos, recordando al Che de “El socialismo y el hombre en Cuba”, que dicen: Dijo Guevara el humano / que ningún intelectual / debe ser asalariado / del pensamiento oficial.
En tus canciones fuiste bastante crítico o al menos ironizabas sobre la realidad cubana, cuando se aplicaron medidas como la despenalización del dólar o la apertura al turismo, poniendo en el centro las contradicciones y diferencias que surgieron luego. ¿De qué modo crees que afectaron a la sociedad cubana todo lo que sobrevino luego?
Todo eso sucedió cuando el socialismo europeo se fue a pique y Cuba perdió de la noche a la mañana el 80 % de su comercio internacional. Entonces se tomaron medidas consideradas extremas, por la durísima situación que afrontamos. Además de la despenalización de la tenencia de divisas y la apertura al turismo internacional se permitieron los mercados campesinos y alguna que otra pequeña actividad económica por cuenta propia, como los restaurantes familiares, llamados paladares. Eran medidas que desde antes la población deseaba, porque obviamente animaban la economía nacional, pero tuvo que caerse el campo socialista para que las autorizaran. Estas medidas de alivio igualmente fueron calificadas como “desviaciones del camino correcto” y desde entonces el estado ha tratado esas iniciativas con mucha reticencia, al punto de que el que posee divisas todavía se ve como medio delincuente. Uno de los problemas de fondo de nuestro socialismo es que el estado se cree autosuficiente para hacer funcionar el comercio y los servicios que requiere toda la sociedad. En busca de un modelo de socialismo ideal, en 1968 se llevo a cabo una llamada “ofensiva revolucionaria” que privatizó hasta los puestos de fritas (hamburguesas populares). Seguidamente el estado trató de sustituir el comercio nacional con empresas que se han ido hundiendo entre la burocratización y la ineficiencia.
La reciente medida de eliminar el tope de los sueldos la veo esperanzadora, porque insinúa que puede haber un cambio de concepto en cuanto a la participación social e individual en la economía. Yo creo que la realidad nacional y el futuro piden a gritos un socialismo más participativo y con mayores libertades.
En este contexto, se estrenó el documental "Hombres sobre cubierta", que rememora tu viaje en el barco Playa Girón en una época donde no eras muy bien visto. ¿Qué me puedes decir de esos tiempos?
Nunca me ha gustado extenderme en cosas personales de aquellos tiempos en que tuve broncas por cantar o ser de una forma, o por mostrarme solidario con amigos en desgracia. Y cada vez me animo menos, porque veo a los que tratan de pintarse como víctimas o como contestatarios en busca de aplausos y otras legitimaciones internacionales. El oportunismo siempre me ha revuelto el estómago. Si escribo mis memorias contaré lo que recuerde de aquellos años como lo que son: contratiempos que pueden pasar en cualquier vida y en cualquier lugar.
Hace poco hubo una reaparición pública de personajes del llamado "Quinquenio gris" de la Revolución en los ´60 y el ámbito de la cultura reaccionó en lo que se llamó como la "guerra de los e-mails, un debate virtual. ¿Qué sentiste al ver que esta gente buscaba una suerte de reparación histórica?
Lo primero que sentí fue sorpresa. No esperaba una reacción así, supongo que porque yo mismo no reaccioné así cuando vi en la televisión a un ex dirigente con quien tuve diferencias. Mi reacción aquella noche fue muy distinta, porque al ver a aquella persona en la televisión pensé que estaba allí enfrentando su leyenda negativa, cosa que me pareció valiente. Incluso miré a mi compañera y le dije: me parece que estamos creciendo. Días después empezó el aluvión de correos, que a nivel de catarsis considero que fue muy positivo. En algunos de aquellos mensajes me vi reflejado y en otros no. Quizá las cosas que me pasaron a mí no fueran tan graves como las que le pasaron a otros, o quizá yo no dejé que me afectaran tanto, aunque llegué a estar en manos de un siquiatra. Creo que soy un tipo de persona que aunque no olvida sabe perdonar, o al menos alguien que sabe que perdonar es lo más sano.
¿Crees que es, de algún modo, necesario que los cubanos del exterior participen del proceso actual en la Isla?
Me parece que cualquier idea sensata merece atención, venga de donde venga. Soy de los que creen que también se puede aprender de las voces lejanas. Pero más que nada confío en las razones, en la capacidad y en los sentimientos de quienes conocen la realidad no por teorías sino por lidiar con ella a diario.
¿Qué expectativas tienes cuando ves el nuevo "mapa" político de Latinoamérica?
Parecen más sólidos los procesos más cautos, no sé si porque se buscan menos líos y se pueden concentrar mejor en sus proyectos. Mirar hacia Latinoamérica me da de todo: optimismo, tristeza, incluso algo de dejá vu.
En cuanto al "vecino" más cercano de Cuba, los Estados Unidos. ¿Crees que sobrevendrán algunos cambios o mejorarán las relaciones si Barak Obama ocupa la Casa Blanca?
Ha sido estimulante ver levantarse a Obama, por razones históricas, políticas y obviamente raciales. Pero el camino a la presidencia de Estados Unidos es un proceso tan dinámico que hay que ver no sólo lo que prometen hacer los aspirantes sino lo que el trayecto hacia la Casa Blanca hace con ellos. Si gana, habrá que ver el Obama que llega a presidente. Aunque tengo el presentimiento de que cualquiera de los dos que salga va a resultar mejor que el de ahora.
A comienzos de este año culminaste una tarea loable y enriquecedora: tu proyecto "Expedición". Una serie de conciertos y encuentros culturales en las cárceles de Cuba. ¿Cómo surgió la idea y cuál fue la respuesta?
A principios de los 90 los trovadores Vicente Feliú, Augusto Blanca y yo comenzamos una gira por las prisiones cubanas. Cuando íbamos por la provincia de Villa Clara tuvimos que parar por falta de petróleo ―comenzaban los duros años del llamado “período especial”. Desde entonces tuvimos pendiente ese compromiso. El año pasado, en la última Asamblea Nacional a la que asistí como diputado, pedí apoyo para saldar aquella deuda y la iniciativa fue muy bien acogida. Quisimos ampliar la idea original y llevar a las prisiones una muestra de toda la canción cubana: la trova tradicional, el filin, la música campesina, el son, y lo conseguimos gracias a la disposición inmediata de los artistas. También iban los escritores, que dejaban en cada prisión una biblioteca de 300 ejemplares, y además se hicieron jornadas de artes plásticas con pintores que también se sumaron. Entre enero y mayo visitamos 16 cárceles y compartimos con más de 40, 000 reclusos, que además cantaban y pintaban con nosotros. La verdad es que los resultados desbordaron completamente mis expectativas. Hace pocos días vi que la orquesta de la Ópera de Madrid acaba de empezar un recorrido por prisiones españolas, lo que me ha metido en la cabeza intentar otra gira, esta vez con música sinfónica y concertistas.
¿Qué ves en tu futuro? Podrías extender tus proyectos actuales fuera de la Isla? ¿Habría una "Expedición" en otros países?
No me parece que en lo adelante me pueda dedicar solo a eso. Por otra parte pienso que cada país debe determinar si una expedición de este tipo es posible en su realidad. En caso de que suceda, me permito recomendar que no sea una sola vez: es una experiencia a la que hay que darle continuidad porque le hace bien a la sociedad y a las personas.
Se acaban de cumplir 80 años del natalicio del Che Guevara y en todo el mundo se han realizado actos y homenajes. ¿Qué ha significado para ti la figura del Che? ¿Crees que la manipulación de su imagen, aún con buenas intenciones, opaca lo más fuerte e interesante de su vida que fueron su pensamiento y acción política?
En los últimos años ha aparecido gente que trata de desvirtuar la personalidad y el sentido de la lucha del Che, que estaba guiada por “profundos sentimientos de amor”, como él mismo confesó una vez. Son gente preocupada por el símbolo que ha llegado a ser este héroe del Siglo XX y no vacilan en calificar al Che de terrorista, como sin duda harían con Cristo si volviera a nacer. La verdad es que Ernesto Guevara fue un hombre extraordinario, capaz como pocos de ser consecuente con la idea de la redención humana, y no solo dejó el ejemplo de su sacrificio: también nos dejó muchas páginas escritas que vale la pena visitar.
Vayamos a lo cotidiano: entre "Cita con Ángeles" y "Érase que era", tu casa "ha sido tomada por las flores": fuiste padre y abuelo casi al unísono… ¿Cómo te lleva esa "dualidad" familiar?
Hoy por hoy mi familia es lo que más disfruto en esta vida. Pasé demasiados años perdiéndomelo y me estoy desquitando. Así de simple.
En Argentina, Pablo y tú realizaron 14 conciertos, en la primera visita. Cada vez que regresaste hubo lleno total de tus actuaciones, ¿Piensas volver pronto y en qué marco lo harías?
Las dos últimas veces que estuve en la Argentina fue a grandes actos de masas. Uno primero en Buenos Aires, frente a la Casa Rosada, en una fecha patriótica y con una asistencia inconmovible bajo un aguacero fortísimo. El otro fue para cantar en Mar del Plata, durante una cita de presidentes americanos. Yo tenía pensado regresar el año pasado a Buenos Aires, o este, porque me habían dicho que estaban terminando de arreglar el Colón y no quería despedirme sin estar al menos una vez en ese teatro maravilloso. Pero cada año anuncian que las obras terminarán en el siguiente y la verdad es que ya no sé si me quedará polenta cuando acaben.
Vicente Feliú dice en broma que la Nueva Trova está pensando en convertirse en la "Trova Social Club", por aquello de las edades que ya portan ustedes… Sin embargo, quienes te siguen y asisten a tus conciertos, son jóvenes en su mayoría. ¿A qué crees que se debe eso?
Cierto que van jóvenes a nuestros conciertos y para mí eso es un misterio. Pudiera ser que uno empieza a cantar cuando es joven y se queda como enamorado de esos tiempos. Entonces sigue expresándose como si continuara por allá, cosa que pudiera resultar seductora para algunos incautos. Debe ser a eso a lo que Vicente se refiere, así que no es tan en broma como parece. En cualquier caso espero que en ese Club nos esperen cosas buenas, como a los compañeros del Buena Vista.
Basta mirar tres días seguidos el noticiero nacional de televisión para darse cuenta de que Cuba es un país sumergido en una especie de sopor y que necesita mejorar al menos la imagen que tiene de sí mismo. Según los cubanos con quienes converso a diario ―porque obviamente no tengo contacto con todo el mundo―, nuestra gente siente una enorme necesidad de cambios, no de principios pero sí profundos. Creo que el gobierno cubano está entre los conscientes cuando veo al Presidente Raúl Castro decir que el socialismo es igualdad de oportunidades pero no igualitarismo, concepto que no había sido anunciado en medio siglo de Revolución. Respecto a posibilidades reales de cambios, comprendo que muchas mejoras solo pueden llegar a través de más producción, pero también considero que hay rectificaciones urgentes que no tienen que esperar por eso. Por citar sólo un ejemplo: el permiso de salida que requerimos los cubanos para viajar al exterior.
Desde afuera se ve un poco difuso todo, quizás por la distancia obligada pero también por la excesiva propaganda en contra. ¿Cómo has vivido todo el proceso de la salud de Fidel y de Raúl al frente del "timón" de la Revolución?
Ni más ni menos que como la mayoría de la gente: por los comunicados oficiales, y en ocasiones enterándome a través de la prensa extranjera antes que por la cubana ―por supuesto, creo que nuestras deficiencias noticiosas debieran ser parte de las mejoras inmediatas.
El proceso de críticas y planteos de situaciones que irritaban bastante a la sociedad cubana, no es nuevo. Sobre todo en tu caso, que han sido públicas y notorias tus divergencias en muchos temas. ¿Hoy crees que hay más espacio para eso o tu posición como artista, incluso diputado nacional, te daban más margen para hacerlo?
Es evidente que ahora hay espacios de debate que antes no existían y son espacios que se han ido conquistando lenta pero constantemente desde hace años. A esto ha contribuido mucho la opinión popular, que se ha mostrado a través de los canales que ha podido y que aunque no siempre fue atendida continuó manifestándose y haciendo presión. También es cierto que escritores y artistas hemos puesto granitos de arena. Últimamente esto se hizo palpable en la combatividad del congreso de la UNEAC. Allí se dijeron verdades que solo las podrán borrar las rectificaciones. En esos días escribí unos versitos, recordando al Che de “El socialismo y el hombre en Cuba”, que dicen: Dijo Guevara el humano / que ningún intelectual / debe ser asalariado / del pensamiento oficial.
En tus canciones fuiste bastante crítico o al menos ironizabas sobre la realidad cubana, cuando se aplicaron medidas como la despenalización del dólar o la apertura al turismo, poniendo en el centro las contradicciones y diferencias que surgieron luego. ¿De qué modo crees que afectaron a la sociedad cubana todo lo que sobrevino luego?
Todo eso sucedió cuando el socialismo europeo se fue a pique y Cuba perdió de la noche a la mañana el 80 % de su comercio internacional. Entonces se tomaron medidas consideradas extremas, por la durísima situación que afrontamos. Además de la despenalización de la tenencia de divisas y la apertura al turismo internacional se permitieron los mercados campesinos y alguna que otra pequeña actividad económica por cuenta propia, como los restaurantes familiares, llamados paladares. Eran medidas que desde antes la población deseaba, porque obviamente animaban la economía nacional, pero tuvo que caerse el campo socialista para que las autorizaran. Estas medidas de alivio igualmente fueron calificadas como “desviaciones del camino correcto” y desde entonces el estado ha tratado esas iniciativas con mucha reticencia, al punto de que el que posee divisas todavía se ve como medio delincuente. Uno de los problemas de fondo de nuestro socialismo es que el estado se cree autosuficiente para hacer funcionar el comercio y los servicios que requiere toda la sociedad. En busca de un modelo de socialismo ideal, en 1968 se llevo a cabo una llamada “ofensiva revolucionaria” que privatizó hasta los puestos de fritas (hamburguesas populares). Seguidamente el estado trató de sustituir el comercio nacional con empresas que se han ido hundiendo entre la burocratización y la ineficiencia.
La reciente medida de eliminar el tope de los sueldos la veo esperanzadora, porque insinúa que puede haber un cambio de concepto en cuanto a la participación social e individual en la economía. Yo creo que la realidad nacional y el futuro piden a gritos un socialismo más participativo y con mayores libertades.
En este contexto, se estrenó el documental "Hombres sobre cubierta", que rememora tu viaje en el barco Playa Girón en una época donde no eras muy bien visto. ¿Qué me puedes decir de esos tiempos?
Nunca me ha gustado extenderme en cosas personales de aquellos tiempos en que tuve broncas por cantar o ser de una forma, o por mostrarme solidario con amigos en desgracia. Y cada vez me animo menos, porque veo a los que tratan de pintarse como víctimas o como contestatarios en busca de aplausos y otras legitimaciones internacionales. El oportunismo siempre me ha revuelto el estómago. Si escribo mis memorias contaré lo que recuerde de aquellos años como lo que son: contratiempos que pueden pasar en cualquier vida y en cualquier lugar.
Hace poco hubo una reaparición pública de personajes del llamado "Quinquenio gris" de la Revolución en los ´60 y el ámbito de la cultura reaccionó en lo que se llamó como la "guerra de los e-mails, un debate virtual. ¿Qué sentiste al ver que esta gente buscaba una suerte de reparación histórica?
Lo primero que sentí fue sorpresa. No esperaba una reacción así, supongo que porque yo mismo no reaccioné así cuando vi en la televisión a un ex dirigente con quien tuve diferencias. Mi reacción aquella noche fue muy distinta, porque al ver a aquella persona en la televisión pensé que estaba allí enfrentando su leyenda negativa, cosa que me pareció valiente. Incluso miré a mi compañera y le dije: me parece que estamos creciendo. Días después empezó el aluvión de correos, que a nivel de catarsis considero que fue muy positivo. En algunos de aquellos mensajes me vi reflejado y en otros no. Quizá las cosas que me pasaron a mí no fueran tan graves como las que le pasaron a otros, o quizá yo no dejé que me afectaran tanto, aunque llegué a estar en manos de un siquiatra. Creo que soy un tipo de persona que aunque no olvida sabe perdonar, o al menos alguien que sabe que perdonar es lo más sano.
¿Crees que es, de algún modo, necesario que los cubanos del exterior participen del proceso actual en la Isla?
Me parece que cualquier idea sensata merece atención, venga de donde venga. Soy de los que creen que también se puede aprender de las voces lejanas. Pero más que nada confío en las razones, en la capacidad y en los sentimientos de quienes conocen la realidad no por teorías sino por lidiar con ella a diario.
¿Qué expectativas tienes cuando ves el nuevo "mapa" político de Latinoamérica?
Parecen más sólidos los procesos más cautos, no sé si porque se buscan menos líos y se pueden concentrar mejor en sus proyectos. Mirar hacia Latinoamérica me da de todo: optimismo, tristeza, incluso algo de dejá vu.
En cuanto al "vecino" más cercano de Cuba, los Estados Unidos. ¿Crees que sobrevendrán algunos cambios o mejorarán las relaciones si Barak Obama ocupa la Casa Blanca?
Ha sido estimulante ver levantarse a Obama, por razones históricas, políticas y obviamente raciales. Pero el camino a la presidencia de Estados Unidos es un proceso tan dinámico que hay que ver no sólo lo que prometen hacer los aspirantes sino lo que el trayecto hacia la Casa Blanca hace con ellos. Si gana, habrá que ver el Obama que llega a presidente. Aunque tengo el presentimiento de que cualquiera de los dos que salga va a resultar mejor que el de ahora.
A comienzos de este año culminaste una tarea loable y enriquecedora: tu proyecto "Expedición". Una serie de conciertos y encuentros culturales en las cárceles de Cuba. ¿Cómo surgió la idea y cuál fue la respuesta?
A principios de los 90 los trovadores Vicente Feliú, Augusto Blanca y yo comenzamos una gira por las prisiones cubanas. Cuando íbamos por la provincia de Villa Clara tuvimos que parar por falta de petróleo ―comenzaban los duros años del llamado “período especial”. Desde entonces tuvimos pendiente ese compromiso. El año pasado, en la última Asamblea Nacional a la que asistí como diputado, pedí apoyo para saldar aquella deuda y la iniciativa fue muy bien acogida. Quisimos ampliar la idea original y llevar a las prisiones una muestra de toda la canción cubana: la trova tradicional, el filin, la música campesina, el son, y lo conseguimos gracias a la disposición inmediata de los artistas. También iban los escritores, que dejaban en cada prisión una biblioteca de 300 ejemplares, y además se hicieron jornadas de artes plásticas con pintores que también se sumaron. Entre enero y mayo visitamos 16 cárceles y compartimos con más de 40, 000 reclusos, que además cantaban y pintaban con nosotros. La verdad es que los resultados desbordaron completamente mis expectativas. Hace pocos días vi que la orquesta de la Ópera de Madrid acaba de empezar un recorrido por prisiones españolas, lo que me ha metido en la cabeza intentar otra gira, esta vez con música sinfónica y concertistas.
¿Qué ves en tu futuro? Podrías extender tus proyectos actuales fuera de la Isla? ¿Habría una "Expedición" en otros países?
No me parece que en lo adelante me pueda dedicar solo a eso. Por otra parte pienso que cada país debe determinar si una expedición de este tipo es posible en su realidad. En caso de que suceda, me permito recomendar que no sea una sola vez: es una experiencia a la que hay que darle continuidad porque le hace bien a la sociedad y a las personas.
Se acaban de cumplir 80 años del natalicio del Che Guevara y en todo el mundo se han realizado actos y homenajes. ¿Qué ha significado para ti la figura del Che? ¿Crees que la manipulación de su imagen, aún con buenas intenciones, opaca lo más fuerte e interesante de su vida que fueron su pensamiento y acción política?
En los últimos años ha aparecido gente que trata de desvirtuar la personalidad y el sentido de la lucha del Che, que estaba guiada por “profundos sentimientos de amor”, como él mismo confesó una vez. Son gente preocupada por el símbolo que ha llegado a ser este héroe del Siglo XX y no vacilan en calificar al Che de terrorista, como sin duda harían con Cristo si volviera a nacer. La verdad es que Ernesto Guevara fue un hombre extraordinario, capaz como pocos de ser consecuente con la idea de la redención humana, y no solo dejó el ejemplo de su sacrificio: también nos dejó muchas páginas escritas que vale la pena visitar.
Vayamos a lo cotidiano: entre "Cita con Ángeles" y "Érase que era", tu casa "ha sido tomada por las flores": fuiste padre y abuelo casi al unísono… ¿Cómo te lleva esa "dualidad" familiar?
Hoy por hoy mi familia es lo que más disfruto en esta vida. Pasé demasiados años perdiéndomelo y me estoy desquitando. Así de simple.
En Argentina, Pablo y tú realizaron 14 conciertos, en la primera visita. Cada vez que regresaste hubo lleno total de tus actuaciones, ¿Piensas volver pronto y en qué marco lo harías?
Las dos últimas veces que estuve en la Argentina fue a grandes actos de masas. Uno primero en Buenos Aires, frente a la Casa Rosada, en una fecha patriótica y con una asistencia inconmovible bajo un aguacero fortísimo. El otro fue para cantar en Mar del Plata, durante una cita de presidentes americanos. Yo tenía pensado regresar el año pasado a Buenos Aires, o este, porque me habían dicho que estaban terminando de arreglar el Colón y no quería despedirme sin estar al menos una vez en ese teatro maravilloso. Pero cada año anuncian que las obras terminarán en el siguiente y la verdad es que ya no sé si me quedará polenta cuando acaben.
Vicente Feliú dice en broma que la Nueva Trova está pensando en convertirse en la "Trova Social Club", por aquello de las edades que ya portan ustedes… Sin embargo, quienes te siguen y asisten a tus conciertos, son jóvenes en su mayoría. ¿A qué crees que se debe eso?
Cierto que van jóvenes a nuestros conciertos y para mí eso es un misterio. Pudiera ser que uno empieza a cantar cuando es joven y se queda como enamorado de esos tiempos. Entonces sigue expresándose como si continuara por allá, cosa que pudiera resultar seductora para algunos incautos. Debe ser a eso a lo que Vicente se refiere, así que no es tan en broma como parece. En cualquier caso espero que en ese Club nos esperen cosas buenas, como a los compañeros del Buena Vista.