Entrevistó: Grisel la O, revista Alma Mater, Cuba.
de del 1984
Una mañana con Silvio Rodríguez es estar en franco diálogo con las vivencias de nuestros logros, es una mañana de grandes entregas emocionales, una mañana de reflexiones, es descubrir sentimientos en cada expresión y cada gesto, es en fin, una mañana desnuda con el alma de un artista.
Estamos sentados en la sala del apartamento de Silvio Rodríguez. Más que en una entrevista periodística participamos en un interesante intercambio de ideas. Esto lo facilita, por un lado, el estilo indudablemente conversador que caracteriza a Silvio y que imprime como sello personalísimo a su producción artística y por otro, el acogedor ambiente que impera, donde predominan detalles originales que personifican el exquisito gusto del artista.
A partir de la nueva Trova surge una nueva motivación de música cubana en nuestros jóvenes. ¿Qué elementos hicieron posible este fenómeno?
Pienso que la tradición trovadoresca cubana de más de cien años hizo posible el fenómeno. Claro que sufrió una evolución hasta llegar a nuestros días, en que jóvenes que se hicieron hombres en los primeros años de la Revolución cogieron la guitarra e hicieron una suerte de relevo de generaciones, que ha sido el devenir de la Trova en nuestra historia.
Por otra parte, existe la influencia de la Revolución, existe la realidad de que los fundadores se sumaron, como jóvenes, a las tareas de choque, a la vida social intensa de la época, facilitando así el caldo de cultivo ideológico y de vivencias que permitió que en sus temáticas predominara un punto de vista social y comprometido con la realidad revolucionaria.
¿Qué sucedió después?
Bueno, cuando estos jóvenes, que eran grupos aislados, empezaron a coincidir, cuando no eran un movimiento pero empezaron a intercambiar sus canciones y experiencias, empiezó a crearse un espíritu de grupo que después dio lugar a lo que se llama Nueva Trova.
Era lamentable la situación de nuestra generación con respecto a la música cubana.
Existían amplios sectores, sobre todo urbanos, que hacían rechazo a nuestra música. Entre otras cosas, porque las manifestaciones de nuestra cultura musical popular que se escuchaban eran las de nuestros abuelos y de nuestros padres.
Carecíamos de una visión más comprometida con los problemas de la juventud, que vinculara esa música tradicional con los intereses de los jóvenes; no existían canciones que plasmaran las inquietudes de nuestra generación. Yo creo que eso fue factor fundamental para que los jóvenes se identificaran con las canciones de la Nueva Trova, en aquel momento.
Y no es casual, por tanto, que fueran las Universidades y en general las zonas estudiantiles del país, los lugares donde primero caló la Nueva Trova, y a partir de esa identificación es cuando empieza a surgir una demanda de este tipo de canción.
¿Consideras que a nuestros jóvenes, hablando de cultura en general, se les da todo lo que necesitan?
Nuestra Revolución ha hecho esfuerzos extraordinarios y no sólo esfuerzos sino que hay logros también muy altos, para darle a nuestro pueblo una satisfacción de esas necesidades, tanto materiales como espirituales.
Creo que se tienen que seguir haciendo esfuerzos, puesto que aún no hemos alcanzado, en la cultura, una plenitud de todo lo que aspiramos.
Yo me siento optimista, siempre que exista esa voluntad, esa esperanza y ese afán de lucha, de todos los días hacer algo nuevo y de seguir trabajando para conseguirlo. Eso es lo que a mí me hace sentir optimista, porque veo que existe en la sociedad y porque veo que existe en los hombres que forman esa sociedad y porque veo que existe en mí, también, que soy parte de esa sociedad.
Ahora están presentes en nuestros medios de difusión grupos y compositores musicales cubanos y extranjeros que cultivan diversos géneros, pero tú sigues estando en la preferencia de los jóvenes. ¿A qué atribuyes este logro?
En realidad, yo he tratado de componer no sólo para jóvenes, pero siempre he tratado de decir cosas que le interese a la gente. Es probable que sea eso. Aunque tengo canciones con textos que puedan parecer un poco herméticos, a veces, en la mayoría de los casos digo cosas que se identifican con los seres humanos. Entonces me parece que eso que tú dices es una respuesta a ese intento mío.
¿Piensas que nuestra juventud es exigente en el campo de la música?
Sí, yo creo que es exigente, pero en ese aspecto nuestra juventud es exigente por momentos, diría yo. Por ejemplo, es exigente cuando está ante algo a lo que se le puede exigir, y no lo es cuando está ante cosas que no se les puede exigir más. Me refiero a las distintas gradaciones que pueda haber dentro de las manifestaciones culturales de la música.
Me parece que hay como una conciencia de que cada entidad musical da lo que puede dar y de acuerdo a esto se exige o no.
Si yo hago ahora una canción chabacana, simplista, me caen arriba y me van a despedazar; sin embargo en otra gente se acepta porque, bueno, eso es lo que han dado.
¿Cómo debe ser el artista revolucionario?
La Revolución profundiza en las responsabilidades del artista.
Esto se ve muy claro cuando uno viaja. Yo por ejemplo, que he tenido la oportunidad de visitar países capitalistas, veo cómo los artistas tienen muchas veces que prostituir su arte para comer, para mantener a su familia, para tener una casa, para sobrevivir.
La Revolución, al crear escuelas de arte, al crear un movimiento masivo en las artes que funciona en todas las esferas de la vida nacional, al estimular de tal manera la cultura y el desarrollo intelectual de los hombres y ya en el sector cultural darles posibilidades a los artistas para que tengan sus necesidades primarias cubiertas y no tengan que prostituir su arte, al crear todas las condiciones, al darle un sueldo a este artista, al garantizarles asistencia médica y enseñanza gratuita a sus hijos, a sus familias, a ellos mismos, crea las condiciones para que el artista mire con más responsabilidad y profundidad el arte y su compromiso con la sociedad que le proporciona estas ventajas.
Por ello entiendo que las condiciones están dadas en nuestro país para que cada vez hagamos un arte menos comercial y más identificado con las más altas aspiraciones del hombre de nuestra Patria y de la humanidad progresista en general. O sea, que las responsabilidades que tiene un artista dentro de esta sociedad son muchas, porque vivir en una sociedad como la nuestra es un privilegio. Entonces nosotros tenemos que darle un buen uso, un uso revolucionario a ese privilegio.
Estamos sentados en la sala del apartamento de Silvio Rodríguez. Más que en una entrevista periodística participamos en un interesante intercambio de ideas. Esto lo facilita, por un lado, el estilo indudablemente conversador que caracteriza a Silvio y que imprime como sello personalísimo a su producción artística y por otro, el acogedor ambiente que impera, donde predominan detalles originales que personifican el exquisito gusto del artista.
A partir de la nueva Trova surge una nueva motivación de música cubana en nuestros jóvenes. ¿Qué elementos hicieron posible este fenómeno?
Pienso que la tradición trovadoresca cubana de más de cien años hizo posible el fenómeno. Claro que sufrió una evolución hasta llegar a nuestros días, en que jóvenes que se hicieron hombres en los primeros años de la Revolución cogieron la guitarra e hicieron una suerte de relevo de generaciones, que ha sido el devenir de la Trova en nuestra historia.
Por otra parte, existe la influencia de la Revolución, existe la realidad de que los fundadores se sumaron, como jóvenes, a las tareas de choque, a la vida social intensa de la época, facilitando así el caldo de cultivo ideológico y de vivencias que permitió que en sus temáticas predominara un punto de vista social y comprometido con la realidad revolucionaria.
¿Qué sucedió después?
Bueno, cuando estos jóvenes, que eran grupos aislados, empezaron a coincidir, cuando no eran un movimiento pero empezaron a intercambiar sus canciones y experiencias, empiezó a crearse un espíritu de grupo que después dio lugar a lo que se llama Nueva Trova.
Era lamentable la situación de nuestra generación con respecto a la música cubana.
Existían amplios sectores, sobre todo urbanos, que hacían rechazo a nuestra música. Entre otras cosas, porque las manifestaciones de nuestra cultura musical popular que se escuchaban eran las de nuestros abuelos y de nuestros padres.
Carecíamos de una visión más comprometida con los problemas de la juventud, que vinculara esa música tradicional con los intereses de los jóvenes; no existían canciones que plasmaran las inquietudes de nuestra generación. Yo creo que eso fue factor fundamental para que los jóvenes se identificaran con las canciones de la Nueva Trova, en aquel momento.
Y no es casual, por tanto, que fueran las Universidades y en general las zonas estudiantiles del país, los lugares donde primero caló la Nueva Trova, y a partir de esa identificación es cuando empieza a surgir una demanda de este tipo de canción.
¿Consideras que a nuestros jóvenes, hablando de cultura en general, se les da todo lo que necesitan?
Nuestra Revolución ha hecho esfuerzos extraordinarios y no sólo esfuerzos sino que hay logros también muy altos, para darle a nuestro pueblo una satisfacción de esas necesidades, tanto materiales como espirituales.
Creo que se tienen que seguir haciendo esfuerzos, puesto que aún no hemos alcanzado, en la cultura, una plenitud de todo lo que aspiramos.
Yo me siento optimista, siempre que exista esa voluntad, esa esperanza y ese afán de lucha, de todos los días hacer algo nuevo y de seguir trabajando para conseguirlo. Eso es lo que a mí me hace sentir optimista, porque veo que existe en la sociedad y porque veo que existe en los hombres que forman esa sociedad y porque veo que existe en mí, también, que soy parte de esa sociedad.
Ahora están presentes en nuestros medios de difusión grupos y compositores musicales cubanos y extranjeros que cultivan diversos géneros, pero tú sigues estando en la preferencia de los jóvenes. ¿A qué atribuyes este logro?
En realidad, yo he tratado de componer no sólo para jóvenes, pero siempre he tratado de decir cosas que le interese a la gente. Es probable que sea eso. Aunque tengo canciones con textos que puedan parecer un poco herméticos, a veces, en la mayoría de los casos digo cosas que se identifican con los seres humanos. Entonces me parece que eso que tú dices es una respuesta a ese intento mío.
¿Piensas que nuestra juventud es exigente en el campo de la música?
Sí, yo creo que es exigente, pero en ese aspecto nuestra juventud es exigente por momentos, diría yo. Por ejemplo, es exigente cuando está ante algo a lo que se le puede exigir, y no lo es cuando está ante cosas que no se les puede exigir más. Me refiero a las distintas gradaciones que pueda haber dentro de las manifestaciones culturales de la música.
Me parece que hay como una conciencia de que cada entidad musical da lo que puede dar y de acuerdo a esto se exige o no.
Si yo hago ahora una canción chabacana, simplista, me caen arriba y me van a despedazar; sin embargo en otra gente se acepta porque, bueno, eso es lo que han dado.
¿Cómo debe ser el artista revolucionario?
La Revolución profundiza en las responsabilidades del artista.
Esto se ve muy claro cuando uno viaja. Yo por ejemplo, que he tenido la oportunidad de visitar países capitalistas, veo cómo los artistas tienen muchas veces que prostituir su arte para comer, para mantener a su familia, para tener una casa, para sobrevivir.
La Revolución, al crear escuelas de arte, al crear un movimiento masivo en las artes que funciona en todas las esferas de la vida nacional, al estimular de tal manera la cultura y el desarrollo intelectual de los hombres y ya en el sector cultural darles posibilidades a los artistas para que tengan sus necesidades primarias cubiertas y no tengan que prostituir su arte, al crear todas las condiciones, al darle un sueldo a este artista, al garantizarles asistencia médica y enseñanza gratuita a sus hijos, a sus familias, a ellos mismos, crea las condiciones para que el artista mire con más responsabilidad y profundidad el arte y su compromiso con la sociedad que le proporciona estas ventajas.
Por ello entiendo que las condiciones están dadas en nuestro país para que cada vez hagamos un arte menos comercial y más identificado con las más altas aspiraciones del hombre de nuestra Patria y de la humanidad progresista en general. O sea, que las responsabilidades que tiene un artista dentro de esta sociedad son muchas, porque vivir en una sociedad como la nuestra es un privilegio. Entonces nosotros tenemos que darle un buen uso, un uso revolucionario a ese privilegio.