Tímpano, con Daniel Viglietti



Entrevistó:

Daniel Viglietti


de del 2010

Daniel Viglietti: Hola timpaneras y timpraneros. Aquí Daniel Viglietti abriendo otro programa de la serie Tímpano. Como todos los fines de semana en Radio El Espectador, AM-810. Para comunicarse con nosotros pueden dejar mensaje grabado en el 29 013776, durante la salida al aire del programa, o enviarnos una palomita electrónica a tí[email protected]

 Hoy vamos al encuentro de Silvio Rodríguez, anticipándonos, en diálogo con él, a su regreso a nuestro Sur. En instantes comenzamos…

 Silvio Rodríguez (cantando): Sin brillantes conclusiones
ni versículos de fuego;
sin palabras que hagan juego
con grandes decoraciones;
sin humos o presunciones,
más bien con talante exiguo
me declaro trovador antiguo.

 DV: Antigua en nuestra relación como para tener la confianza de ir fragmentando canciones. Pues, como ya sabemos, en nuestro Tímpano el hilo del diálogo obliga a esa síntesis, y siempre los oyentes saben después encontrarse con las versiones musicales completas, ¿verdad? Las veces que nos hemos juntado con el trovador cubano Silvio Rodríguez son incontables.

 SR (cantando): Soy de donde los patriotas
daban nombres a las calles.
Soy de un río, soy de un valle
y de una familia rota.
Soy de un pueblo en bancarrota,
de un San Antonio fiestero
donde hoy sólo el viento sopla

                     entero.

 El primer encuentro entero con Silvio, a saber, fue en aquel año 72, en La Habana, en que grabé temas de la trova para divulgarlos en otras partes desde mi disco Trópicos; volviendo a estar juntos en Caracas, en Nicaragua, en Francia, en Argentina y Uruguay (en estos dos países cuando se restauró la democracia). Y, claro, muchas veces en la propia Cuba, donde seguimos conversando así.

 SR (cantando): El nuevo trovador antiguo
se acerca a la procesión.
Le dice adiós al mundo ambiguo
y pone pie en el caracol.
Escena sucedida tanto,
anónimo el compositor.
El horizonte es el espanto;
la miniatura, el amor.

 DV: Nos encontramos esta vez, en la vuelta del caracol del tiempo entonces en La Habana, cerca de la fecha del 85.º cumpleaños de Fidel Castro. Fidel, ese ejemplar histórico excepcional e irrepetible. Tuve dos encuentros habaneros con Silvio en que lo compañeril no nos dejó sin trabajo, puesto que en cada una de esas ocasiones, desde mi oficio comunicante, lo entrevisté.

 SR (cantando): También nací en Centrohabana,
rumba de supervivencia,
son de perdida inocencia
en clamor de pena urbana;
venerable afrocubana
de existencia fabulosa,
hembra sobrenatural y diosa.

 DV: En este cruce de caminos dialogué con Silvio una vez para Párpado, mi programa en TV ciudad, y otra para este Tímpano de radio El Espectador. Material que iremos abordando entre canción y canción de su último disco, que se llama Segunda cita, que ahora dejamos fluir hasta el final de este trovador antiguo, que dará paso a nuestra charla con el trovador mismo.

 SR (cantando): Recorriendo sus esquinas
vuelvo a sentir la fragancia
de una calle de mi infancia
barrial y capitalina:
San Miguel, ángel en ruinas
de inmaculada bandera,
luz vitral de mi canción primera.

El nuevo trovador antiguo
se alinea con la procesión.
Le dice adiós al mundo ambiguo
y pone pie en el caracol.
Escena sucedida tanto,
anónimo el compositor.
El horizonte es el espanto;
la miniatura, el amor.

Ahora soy de la memoria,
ahora pertenezco al viento;
otro dirá en su momento
si fui más pena que gloria.
Lo que fue nuevo es historia
y lo que nace alza vuelo
con el sueño de tocar el cielo.

Partero fui de un futuro
escurridizo, inasible,
seguramente posible
si no le ponemos muros.
El amor es el más puro
néctar contra la tristeza.
Bienvenida su naturaleza.

El nuevo trovador antiguo
se alinea con la procesión.
Le dice adiós al mundo ambiguo
y pone pie en el caracol.
Escena sucedida tanto,
anónimo el compositor.
El horizonte es el espanto;
la miniatura, el amor.

 En casa de Silvio Rodríguez, en La Habana, hay sonidos que se van a integrar al diálogo (se oyen voces y ruidos), que son los de los nietos por un lado y amiguitos, y quizá en algún momento la flauta de Niurka González, su compañera… La pregunta, Silvio, es sobre tu ida a Uruguay, porque hay mucha ansiedad, ya hace muchos años que no vas.

 SR: Ehhh, sí: vamos a ir en noviembre, no recuerdo la fecha exacta. Supongo que es poco antes del 20 de noviembre o alrededor del 20 de noviembre. Sé que es en un estadio. No recuerdo el nombre del estadio.

 DV: Yo creo que es el 16, me parece. Y sí, seguro es en el estadio que se llama Estadio Charrúa.

 SR: Charrúa, exactamente. Por cierto, le pregunté a nuestra amiga común, María Gravina, que cosa era charrúa.

 DV: Nuestra amiga poeta.

 SR: Nuestra amiga poeta, gran poeta, además. Y me dijo que no conocía ese estadio, que no sabía dónde estaba, que sabía que quedaba un poco en las afueras, pero que nunca lo había visto. Y bueno, espero que algunos uruguayos conozcan donde queda el estadio (risas).

 DV: Sin dudas, sin dudas… (risas)… Yo nunca he estado en el Estadio Charrúa, que recuerde, pero es nombrado, es un estadio nombrado… 

 SR: Ya, ya, ya… 

 DV: Bueno, María sacó un libro, por cierto, un libro de poesía, después de años de que no aceptaba esa idea. Bueno, finalmente salió un libro, así que seguramente va a ir a tu concierto y te lo va a dar.

 SR (cantando): Me dibujó en el agua,
me imaginó y me creó.
Me dibujó en el agua,
me despertó y me olvidó.

Me dibujó en el agua
con un creyón turquí,
pero miraba lejos
cuando le sonreí.

 DV: Dibujando el agua, después recordamos con Silvio habernos encontrado también en Mar del Plata, en Argentina, cuando la tercera Cumbre de los Pueblos, donde, entre otros temas, repudiamos la presencia del entonces Presidente de los Estados Unidos, el genocida George Bush. A diferencia de cuando sería recibido con complacencia en Uruguay en el 2007 por el ex presidente Tabaré Vázquez y su equipo de gobierno.

 SR: Fue cuando Bush visitó Mar del Plata.

 DV: Allí nos cruzamos.

 SR: Allí nos vimos en aquella actividad, que se hizo en un estadio, que fue un desastre desde el punto de vista… 

 DV: … organizativo 

 SR: …y desde el punto de vista del sonido, por lo menos para los músicos… 

 DV: …técnico, sí… 

 SR: Para los músicos fue un desastre. Para los políticos fue maravillosa.

 DV: (risas)… Suele ocurrir. ¿eh?

 SR: (risas) … sobre todo cuando los músicos vamos invitados por los políticos… (risas) y ellos actúan también. Cuando actuamos nosotros solos, no...

 DV: La actuación de ellos, siempre es mejor que la nuestra (risas)

 SR: Absolutamente… (risas)

 DV: Nos van a dejar sin trabajo… (risas)

 SR: Exactamente: los micrófonos funcionan, la amplificación…

 DV: En Argentina, cuál es tu proyecto?

 SR: Mi proyecto. Vamos a hacer tres conciertos. Uno en en Córdoba, empezamos en Córdoba; después vamos a Rosario. Siempre que toco en Rosario, siempre… Volver a Rosario va a ser muy especial, porque la última vez que estuve en Rosario me fue a ver mi amigo desaparecido Roberto Fontanarrosa.

 DV: Mirá, cómo no, Fontanarrosa.

 SR: Y me acuerdo que me llevó a su hijo, al menor, que le gustaban mis canciones. Ya debe ser un hombre.

 DV: Esa ciudad de Rosario en que nació Ernesto Guevara. Ese Che que es convocado por Silvio en varias canciones, entre las cuales una que forma parte de su disco Segunda Cita y que se llama Tonada del albedrío.

 SR (cantando): Dijo Guevara el hermoso,
viendo al África llorar:
en el imperio mañoso
nunca se debe confiar.

Y dijo el Che legendario,
como sembrando una flor:
al buen revolucionario
sólo lo mueve el amor.

Dijo Guevara el humano
que ningún intelectual
debe ser asalariado
del pensamiento oficial.

Debe dar tristeza y frío
ser un hombre artificial,
cabeza sin albedrío,
corazón condicional.

Mínimamente soy mío,
ay, pedacito mortal.

 DV: En La Habana, tinpaneando con Silvio Rodríguez, antes de su gira al sur.

 SR: …Saltamos a Montevideo y por último terminamos la girita, porque son cuatro conciertos nada más, en Buenos Aires, en el estadio Ferro Carril Oeste.

 DV: De ese estadio hablamos hace muchos años y vos me preguntaste “¿Esto se llama así, Ferrocarril”, y te dije que sí, que hay un equipo.

 SR: Claro, es que era la primera vez que yo oía hablar de ese estadio.

 DV: Pero ya lo conocés, el estadio?

 SR: Sí, he estado ahí varias veces. Desde entonces a acá creo que hice dos conciertos o tres.

 DV: Ta bien.

 SR: Sí. No, es un buen lugar, es un buen lugar, cómo no.

 DV: Una pregunta. No tiene nada que ver con nada que nunca te hice. ¿A vos te gusta el fútbol?

 SR: Chico, de pronto, cuando existen los mundiales, acaba por seducirme la fiebre universal. Y también me interesa, bueno, pues quién gana, quién pierde, a quién le va mal, a quién le va mejor… cómo están integrados los equipos… Me maravilla cómo tantos equipos, por ejemplo europeos, están llenos de africanos y de latinoamericanos, y todas esas cosas que suceden, que son tremendas en el fútbol. Pero no: en mi país, en Cuba, siempre fuimos más beisboleros.

 DV: Sin duda.

 SR: Y es algo que sucede en las Antillas Mayores, sobre todo, ¿no? En las Antillas, en Puerto Rico, en República Dominicana, en Cuba. Somos países más beisboleros. Y lo que es Latinoamérica, o sea América del Sur, pues se ha volcado más hacia el fútbol.

 SR (cantando): Un gigante,
cuando era infante,
lanzaba pedos
que daban miedo.
Y aquel bellaco
a un gran saco
fue traspuesto,
por molesto.

El gigante,
porque era infante,
gritó tan duro
que hasta el futuro
llegó su queja,
cierta y vieja
como un viento
descontento.

No se sabe si al fin la grey
supo tratar gigantes
poco elegantes,
pero de ley.

Dale a tu niño besos,
pues para eso
nos llora el rey.

 DV: Es difícil hacer cálculos de fechas, pero hace muchos años que no vas a Uruguay. ¿Una década puede ser?

 SR: Yo creo que más de una década.

 DV: Yo me acuerdo de tu ida en el 85, cuando se entra al período de reapertura democrática, ¿no?, en aquel momento.

 SR: Después de eso estuvimos como en dos o en tres ocasiones más. Sí, en aquel momento que fue la transición, ¿no? Nosotros creo que formamos parte de un elenco de artistas internacionales que tocamos en una plaza en Montevideo, en una plaza pública.

 DV: ¿No era en el municipio de Montevideo?

 SR: No recuerdo. Era una plaza pública. Había mucha gente. Y después de eso, recuerdo que en la década del 80, fui al menos una vez con Afrocuba al Estadio Centenario. Y después regresé, me parece que a principio de los 90. Volví con el grupo Diákara. No recuerdo si también estuvimos en el Centenario. Probablemente sí. 

 DV: Evidentemente yo estaba en esos casos ausente, estaba en gira. Porque no, no lo fijo. No, no estuve, no lo recuerdo. Llegaste a estar en los períodos que ya no eran de transición, sino de salto a los gobiernos progresistas del cambio que vino, Tabaré Vázquez, menos ahora. El gobierno de Mujica es mucho más reciente. Pero llegaste a estar.

 SR: No, durante el gobierno de Tabaré no estuve nunca.

 DV: Así que volvés a un Uruguay diferente en ese sentido…

 SR: Sí, completamente diferente. Estuve en los gobiernos anteriores a Tabaré.

 DV: Claro, claro. La época de Sanguinetti, Lacalle…

 SR: Exactamente, justamente con esos presidentes, estuve. Qué curioso, no? Estuve con los menos afines y los más afines nunca me invitaron (risas).

 DV: En aquel momento fue todo, también, un acto que involucró a todo el país, el cambio hacia la democracia en el 85. Bueno, ahora vas a llegar a otra etapa. Y sabes algo del Uruguay? Tenés alguna noticia de alguna referencia?

 SR: Claro. Sé que Pepe Mujica es el presidente y que fue uno de los tupamaros, de lo de los rehenes tupamaros. Todo el mundo conoce perfectamente su procedencia, su trayectoria y ahora también hemos conocido, sobre todo… bueno, yo, que me intereso por conocer de la realidad de Latinoamérica y específicamente de Uruguay, he tratado de seguir sus discursos, sus proyecciones y me han parecido muy interesantes, muy valiosas. Te comentaba el otro día que sobre todo cuando se refiere a su compromiso con el pasado y con el futuro, cuando dice cosas como que siempre nos espera mucho más futuro que pasado. Parece muy interesante y muy acertada esa manera de ver la vida.

 DV: ¿No lo llegaste a conocer, a Mujica?

 SR: No, no.

 DV: Sí recuerdo que, lo hablábamos antes de este diálogo grabado, recordábamos que en el 85 tuvimos un encuentro en casa del doctor Jorge Galeano, donde estaban algunos de los rehenes, pero no Mujica. Estaba Henry Engler, que yo te traje un material de él. Estaba Mauricio Rosencof. Bueno, pero fue en aquella primera etapa. Ahora vas a llegar y todos esos nombres forman parte de actividades que van desde la actividad central del gobierno a cosas personales, pero muy valiosas, como las que hace Engler con su actividad científica. Va a ser una experiencia muy nueva.

 SR: Qué bien, qué bien.

 DV: Así que te esperamos con mucho cariño y con la ansiedad de un público enorme que tenés allá. Vas a tener para rato, para cantar. No te van a dejar ir ¿eh?

 SR: Bueno, yo trataré de no irme lo más posible.

 DV: Bueno, muchas gracias, Silvio. Hasta Montevideo.

 SR: Hasta allí, hasta allí.

 DV: Es hora de ficha técnica.

 SR (cantando): Quisiera dar vuelta a la rueda
que para en lo mismo:
un simple mortal que se juega
abismo y abismo.

Y, antes de darle al perchero
mis alas de atrezo,
quisiera dejar como fuero        
certeza y progreso.

 DV: El diálogo que yo tuve con Silvio Rodríguez en La Habana fue pautado por canciones de y por este trovador, versiones casi todas fragmentadas y que oímos en este orden: Trovador antiguoDibujo en el agua IITonada del albedrío, que oímos en versión completa, El gigante y Segunda cita, que estamos oyendo y que da título a este disco que hemos recorrido en parte. 

 Hasta la próxima timpaneada, les dice Daniel Viglietti en Radio El Espectador, AM-810. Chao, amigos.