24 de Septiembre del 2018
Por: Marianela Dufflar
Fuente: Cubadebate
Fotos: Iván Soca
Por: Marianela Dufflar
Fuente: Cubadebate
Fotos: Iván Soca
Lirismo, buena música y razones más allá de lo imposible porque, como él mismo dice, de lo posible se sabe demasiado, fueron valores entrañables que definieron el concierto 95 de la Gira por los Barrios que emprendió el trovador Silvio Rodríguez en 2010 y que este viernes tuvo su escenario en las calles Primelles y Final, en el municipio habanero del Cerro.
El poeta siempre sorprende con sus propuestas musicales en cada barrio. Sin embargo, esta vez la repercusión de la sorpresa fue más intensa, no solo para los vecinos del Cerro y para los más de 200 extranjeros que se encuentran en Cuba formando parte del vigésimo segundo encuentro de la tropa cósmica, que lo siguen y asistieron al concierto.
Resulta que hasta para los integrantes de la otra tropa, esa conformada por invisibles e imprescindibles que lo acompaña desde hace ocho años en esta interminable gira, resultó memorable esta propuesta, por el programa presentado.
No faltaron los reconocimientos por parte del gobierno del municipio al trovador, quien recibió la Llave del Cerro.
También fueron entregados a la escuela de la comunidad República de Brasil libros donados por la Editora Abril, el Centro Martin Luther King y los Estudios Ojalá, algo que se ha hecho habitual en cada uno de estos encuentros.
El invitado del trovador cubano fue en esta ocasión el mexicano Gerardo Pablo, quien por vez primera viajó a Cuba para mostrar su talento e interpretó temas de su autoría como Houdini, Ríete Teté, dedicado a su abuelita, y Las voces de adentro, impactando al público por su autenticidad e interesantes textos en los que, como él asevera, hay puntos de encuentro para la paz y la gratitud y para multiplicar el amor.
Al concluir Gerardo, Silvio asumió la escena. Durante dos horas se unieron hombres y mujeres de diferentes generaciones, nacionalidades, oficios, hasta de diversas religiones y maneras de asumir y pensar la vida, para dar riendas sueltas al alma.
La música, magistralmente interpretada por Niurka González, Emilio Vega, Rachid López, Maikel Elizarde, Jorge Reyes, Jorge Aragón, Emilio Vega y Oliver Valdés -músicos que asumen la obra de Silvio como su propia obra-, logró conmover a todos.
Es ahí donde radica la magia que hace posible que el barrio crezca desde su interior hasta llegar a lo universal en estos conciertos, en los que público y artistas se entregan sin límites al arte verdadero.
El repertorio estuvo conformado por temas antológicos y otros más actuales, incluyendo un estreno en vivo, Jugábamos a Dios, canción que por su belleza dejó en el público el deseo de volverla a escuchar.
Títulos como Yo te quiero libre, Judith, Tu soledad me abriga la garganta, De la ausencia y de ti, Velia, América, Te amaré, Óleo de mujer con sombrero, Quién fuera, Eva, Para no botar el sofá, Trova de Edgardo, Día del agua, De pronto la tatagua, Tonada del albedrío, Cuántas veces al día, Viene la cosa, Jugábamos a Dios, El Necio, Ojalá, La Era, concluyendo con Ángel para un final, tomaron vuelos sorprendentes en los sentidos de los presentes y fueron disfrutados, en primer lugar, por ser conocidos, y en segundo lugar por contar con arreglos novedosos de gran impacto, entre ellos Te amaré, por solo citar un ejemplo.
Mientras transcurría el concierto 95 de esta gira fue creciendo la armonía entre el público y los músicos. Muchas personas coreaban las canciones y cerraban los ojos para interiorizarlas mejor.
Definitivamente fue difícil para todos dejar que Silvio y su tropa se acercaran al final de una propuesta que contó con una extraordinaria calidad artística, musical y estética. Precisamente por ello, al darle la despedida al poeta y trovador, todos los allí presentes se sintieron más humanos y los que nacieron en Cuba más orgullosos de ser cubanos.
Sucede siempre con esta gira barrial. Más allá del arte y el canto, hace reflexionar en los valores, los sentimientos patrios, en el presente y en el futuro de la nación.
Es justo por lo que tanto se le agradece a Silvio que siga “soñando travesuras (acaso multiplicar panes y peces)” en esta gira por los barrios, para todos, por suerte, interminable.
El poeta siempre sorprende con sus propuestas musicales en cada barrio. Sin embargo, esta vez la repercusión de la sorpresa fue más intensa, no solo para los vecinos del Cerro y para los más de 200 extranjeros que se encuentran en Cuba formando parte del vigésimo segundo encuentro de la tropa cósmica, que lo siguen y asistieron al concierto.
Resulta que hasta para los integrantes de la otra tropa, esa conformada por invisibles e imprescindibles que lo acompaña desde hace ocho años en esta interminable gira, resultó memorable esta propuesta, por el programa presentado.
No faltaron los reconocimientos por parte del gobierno del municipio al trovador, quien recibió la Llave del Cerro.
También fueron entregados a la escuela de la comunidad República de Brasil libros donados por la Editora Abril, el Centro Martin Luther King y los Estudios Ojalá, algo que se ha hecho habitual en cada uno de estos encuentros.
El invitado del trovador cubano fue en esta ocasión el mexicano Gerardo Pablo, quien por vez primera viajó a Cuba para mostrar su talento e interpretó temas de su autoría como Houdini, Ríete Teté, dedicado a su abuelita, y Las voces de adentro, impactando al público por su autenticidad e interesantes textos en los que, como él asevera, hay puntos de encuentro para la paz y la gratitud y para multiplicar el amor.
Al concluir Gerardo, Silvio asumió la escena. Durante dos horas se unieron hombres y mujeres de diferentes generaciones, nacionalidades, oficios, hasta de diversas religiones y maneras de asumir y pensar la vida, para dar riendas sueltas al alma.
La música, magistralmente interpretada por Niurka González, Emilio Vega, Rachid López, Maikel Elizarde, Jorge Reyes, Jorge Aragón, Emilio Vega y Oliver Valdés -músicos que asumen la obra de Silvio como su propia obra-, logró conmover a todos.
Es ahí donde radica la magia que hace posible que el barrio crezca desde su interior hasta llegar a lo universal en estos conciertos, en los que público y artistas se entregan sin límites al arte verdadero.
El repertorio estuvo conformado por temas antológicos y otros más actuales, incluyendo un estreno en vivo, Jugábamos a Dios, canción que por su belleza dejó en el público el deseo de volverla a escuchar.
Títulos como Yo te quiero libre, Judith, Tu soledad me abriga la garganta, De la ausencia y de ti, Velia, América, Te amaré, Óleo de mujer con sombrero, Quién fuera, Eva, Para no botar el sofá, Trova de Edgardo, Día del agua, De pronto la tatagua, Tonada del albedrío, Cuántas veces al día, Viene la cosa, Jugábamos a Dios, El Necio, Ojalá, La Era, concluyendo con Ángel para un final, tomaron vuelos sorprendentes en los sentidos de los presentes y fueron disfrutados, en primer lugar, por ser conocidos, y en segundo lugar por contar con arreglos novedosos de gran impacto, entre ellos Te amaré, por solo citar un ejemplo.
Mientras transcurría el concierto 95 de esta gira fue creciendo la armonía entre el público y los músicos. Muchas personas coreaban las canciones y cerraban los ojos para interiorizarlas mejor.
Definitivamente fue difícil para todos dejar que Silvio y su tropa se acercaran al final de una propuesta que contó con una extraordinaria calidad artística, musical y estética. Precisamente por ello, al darle la despedida al poeta y trovador, todos los allí presentes se sintieron más humanos y los que nacieron en Cuba más orgullosos de ser cubanos.
Sucede siempre con esta gira barrial. Más allá del arte y el canto, hace reflexionar en los valores, los sentimientos patrios, en el presente y en el futuro de la nación.
Es justo por lo que tanto se le agradece a Silvio que siga “soñando travesuras (acaso multiplicar panes y peces)” en esta gira por los barrios, para todos, por suerte, interminable.