23 de Octubre del 2018
Por: Diego Montejo
Fuente: Mirador provincial
Fotos: Romina Ferreyra Yromey
Por: Diego Montejo
Fuente: Mirador provincial
Fotos: Romina Ferreyra Yromey
La llegada de Silvio Rodríguez a Rosario fue uno de los hechos más trascendentes de este año. Unos días antes, en la previa del concierto que brindó en la carpa de la ex Rural, este domingo por la noche, se lo había declarado Visitante Ilustre por parte del Concejo Municipal. No es la primera vez que esto sucede: en su visita anterior, hace siete años, fue pronunciado Ciudadano Ilustre por el mismo cuerpo legislativo.
La capacidad del predio se vio colmada rápidamente, las ultimas entradas, que se vendieron en puerta, se agotaron al instante. Jóvenes combinados con otras generaciones se ubicaron en las sillas de la platea y la tribuna de la parte posterior, donde se pudo ver una bandera que decía: “Ojalá Brasil sin Fascismo”, en un claro llamado de atención a la situación política en el país limítrofe. Otro dato importante es que muchos referentes políticos de la ciudad y la provincia fueron parte del público; se pudo ver entre las gradas a concejales, diputados provinciales y funcionarios del gabinete provincial y municipal, así como gremialistas de diversos espacios locales.
En las 20 veces que el cantautor cubano pisó la ciudad de Rosario, siempre dejó una huella para el recuerdo. Y la noche del domingo no fue la excepción. Con un claro mensaje hacia las mujeres y sus luchas, encaminó los ejes de su concierto. En un plano minimalista, sin necesidad de grandes escenografías ni juegos de luces y, con la capacidad de alcanzar momentos intimistas, en un espacio donde lo escucharon más de cinco mil personas.
Vale la pena destacar su banda de músicos, quienes tuvieron espacios individuales para lucirse y demostrar un porte absoluto de protagonismo en los momentos oportunos.
El escenario, sencillo. A la izquierda un piano de cola, detrás, un set de percusión y, en el medio, la batería. Sobre la derecha un contrabajo y, el medio adelante, la guitarra de Silvio Rodríguez, al lado de su taburete.
Silvio salió a las 21.55, la platea lo recibió de pie. Eligio para comenzar: Yo te quiero libre, tema incluido en su álbum Tríptico de 1984. Antes de tocar, sus primeras palabras fueron: “Hemos hecho un programa haciendo énfasis en los derechos de la mujer”. Y desde el público, se escuchó un pedido de libertad para Milagro Sala, lo que encendió el primer aplauso de consigna política. Después siguió con Tu soledad me abriga la garganta, Judith, Y de ausencia de ti y La gaviota, donde hizo mención de su estadía en la guerra de Angola como parte de la Operación Carlota a mediados de los ’70. Alguien gritó “viva Cuba” y, como en una respuesta inmediata, todos respondieron y se volvió a generar un aplauso de apoyo al país caribeño.
Otro momento emotivo fue cuando interpretó: Tonada para dos poemas, una canción dedicada a Rubén Martínez Villena y, a la vez, un claro homenaje al poeta que en los años 1920 y principios de 1930, combatió a la dictadura de Machado, siendo miembro del Partido Comunista Cubano.
Los dos poemas que Silvio musicalizó son: La pupila insomne y El anhelo inútil y se fusionaron en una canción que parece haber nacido con la letra y la música juntas. Lo siguiente fue un momento de paz y tranquilidad cuando interpretó Quién fuera, donde un coro suave bajó desde la tribuna para contagiar a la platea en un claro compromiso y respeto hacia el cantautor.
Después de ello, llegó el momento más destacado de la noche. Fue Eva la canción que generó mayor complicidad. Y luego de tararear la letra del tema, las miles de espectadoras levantaron sus pañuelos verdes, símbolo de la campaña nacional por el derecho al aborto seguro, legal y gratuito, y comenzaron una avalancha de aplausos que duró varios minutos y puso de pie a todo el público.
Después vino un bloque de diez temas más donde se destacaron algunos clásicos como La maza, El necio, Sueño con serpientes y para cerrar el concierto, Ojalá para cerrar en un bis con dos ingresos al escenario nuevamente. Fue en este espacio donde después de un aplauso espontáneo volvió a corearse el repetido cántico contra el presidente Mauricio Macri y, si bien el músico no dijo nada, con su silencio dejó el espacio disponible. Esto ya había sucedido en Córdoba, días atrás cuando también se presentó en la ciudad mediterránea.
Fueron más de dos horas de conexión con su gente. Todo el concierto transitó por un enorme respeto mutuo. Silvio demostró que sigue siendo un referente de la canción popular y un representante de las luchas actuales.
Como en otros tiempos fue la mirada del hombre nuevo, hoy el cantautor ve en el momento que viven las mujeres, un cambio social inminente e imparable al que muchos decidieron llamar “la ola verde”. Y es por eso por lo que Silvio deposita sus esperanzas en este colectivo, que como fuera en otro contexto de la historia y otras luchas, es una perspectiva colectiva que se construye hacia el futuro como herramienta de transformación.
Sobre el escenario
El músico estuvo acompañado por una notable banda integrada por Rachid López, en guitarra; Maikel Elizarde, en el tres; la flautista y clarinetista Niurka González; Oliver Valdés, en batería y percusión; Jorge Reyes, en contrabajo; Jorge Aragón, en piano; y Emilio Vega, en vibráfono.
La capacidad del predio se vio colmada rápidamente, las ultimas entradas, que se vendieron en puerta, se agotaron al instante. Jóvenes combinados con otras generaciones se ubicaron en las sillas de la platea y la tribuna de la parte posterior, donde se pudo ver una bandera que decía: “Ojalá Brasil sin Fascismo”, en un claro llamado de atención a la situación política en el país limítrofe. Otro dato importante es que muchos referentes políticos de la ciudad y la provincia fueron parte del público; se pudo ver entre las gradas a concejales, diputados provinciales y funcionarios del gabinete provincial y municipal, así como gremialistas de diversos espacios locales.
En las 20 veces que el cantautor cubano pisó la ciudad de Rosario, siempre dejó una huella para el recuerdo. Y la noche del domingo no fue la excepción. Con un claro mensaje hacia las mujeres y sus luchas, encaminó los ejes de su concierto. En un plano minimalista, sin necesidad de grandes escenografías ni juegos de luces y, con la capacidad de alcanzar momentos intimistas, en un espacio donde lo escucharon más de cinco mil personas.
Vale la pena destacar su banda de músicos, quienes tuvieron espacios individuales para lucirse y demostrar un porte absoluto de protagonismo en los momentos oportunos.
El escenario, sencillo. A la izquierda un piano de cola, detrás, un set de percusión y, en el medio, la batería. Sobre la derecha un contrabajo y, el medio adelante, la guitarra de Silvio Rodríguez, al lado de su taburete.
Silvio salió a las 21.55, la platea lo recibió de pie. Eligio para comenzar: Yo te quiero libre, tema incluido en su álbum Tríptico de 1984. Antes de tocar, sus primeras palabras fueron: “Hemos hecho un programa haciendo énfasis en los derechos de la mujer”. Y desde el público, se escuchó un pedido de libertad para Milagro Sala, lo que encendió el primer aplauso de consigna política. Después siguió con Tu soledad me abriga la garganta, Judith, Y de ausencia de ti y La gaviota, donde hizo mención de su estadía en la guerra de Angola como parte de la Operación Carlota a mediados de los ’70. Alguien gritó “viva Cuba” y, como en una respuesta inmediata, todos respondieron y se volvió a generar un aplauso de apoyo al país caribeño.
Otro momento emotivo fue cuando interpretó: Tonada para dos poemas, una canción dedicada a Rubén Martínez Villena y, a la vez, un claro homenaje al poeta que en los años 1920 y principios de 1930, combatió a la dictadura de Machado, siendo miembro del Partido Comunista Cubano.
Los dos poemas que Silvio musicalizó son: La pupila insomne y El anhelo inútil y se fusionaron en una canción que parece haber nacido con la letra y la música juntas. Lo siguiente fue un momento de paz y tranquilidad cuando interpretó Quién fuera, donde un coro suave bajó desde la tribuna para contagiar a la platea en un claro compromiso y respeto hacia el cantautor.
Después de ello, llegó el momento más destacado de la noche. Fue Eva la canción que generó mayor complicidad. Y luego de tararear la letra del tema, las miles de espectadoras levantaron sus pañuelos verdes, símbolo de la campaña nacional por el derecho al aborto seguro, legal y gratuito, y comenzaron una avalancha de aplausos que duró varios minutos y puso de pie a todo el público.
Después vino un bloque de diez temas más donde se destacaron algunos clásicos como La maza, El necio, Sueño con serpientes y para cerrar el concierto, Ojalá para cerrar en un bis con dos ingresos al escenario nuevamente. Fue en este espacio donde después de un aplauso espontáneo volvió a corearse el repetido cántico contra el presidente Mauricio Macri y, si bien el músico no dijo nada, con su silencio dejó el espacio disponible. Esto ya había sucedido en Córdoba, días atrás cuando también se presentó en la ciudad mediterránea.
Fueron más de dos horas de conexión con su gente. Todo el concierto transitó por un enorme respeto mutuo. Silvio demostró que sigue siendo un referente de la canción popular y un representante de las luchas actuales.
Como en otros tiempos fue la mirada del hombre nuevo, hoy el cantautor ve en el momento que viven las mujeres, un cambio social inminente e imparable al que muchos decidieron llamar “la ola verde”. Y es por eso por lo que Silvio deposita sus esperanzas en este colectivo, que como fuera en otro contexto de la historia y otras luchas, es una perspectiva colectiva que se construye hacia el futuro como herramienta de transformación.
Sobre el escenario
El músico estuvo acompañado por una notable banda integrada por Rachid López, en guitarra; Maikel Elizarde, en el tres; la flautista y clarinetista Niurka González; Oliver Valdés, en batería y percusión; Jorge Reyes, en contrabajo; Jorge Aragón, en piano; y Emilio Vega, en vibráfono.