11 de Noviembre del 2011
Por: Redacción Día a Día
Fuente: Día a día
Fotos: Kaloian
Por: Redacción Día a Día
Fuente: Día a día
Fotos: Kaloian
Ante 8.000 mil personas, Silvio Rodríguez dio un extenso y completo show anoche en el Orfeo. Un clásico que sigue vigente.
Silvio Rodríguez volvió a Córdoba, y su público se dio el gusto de escucharlo en vivo tras 11 años de ausencia. Lejos de cualquier parafernalia (telón de fondo negro, sobria puesta de luces) el trovador cubano apostó por arropar sus canciones con una gran banda que lo secundó (guitarra, tres cubano, flauta traversa y clarinete, bajo y percusión), cumpliendo aquello de Pequeña serenata diurna ("tengo mis cantos que poco a poco muelo y rehago").
Su cancionero lo respalda tanto como para depositar todo en sus letras y músicas, sin incluso tener que ser un anfitrión "atento" o concesivo. Su gente, lo escucha en silencio aunque la contemplación se ve interrumpida por estallidos histéricos de emoción incontenibles.
No fue un concierto en piloto automático: la primera hora y pico fue destinada a temas de su último disco (Segunda cita) como Sea señora y Carta a Violeta Parra, esquivando sus grandes clásicos. Los años han dejado su huella en las cuerdas vocales del trovador cubano, pero igual lo supo sortear hábilmente bajando tonos de las canciones y con una instrumentación por momentos potente (como en el final de la exquisita Quien fuera o la versión oscura de La maza) o sutil (Óleo de mujer con sombrero).
Después de haber cedido el escenario a su amigo Amaury Pérez para que interprete dos temas en soledad, Silvio comenzó a desandar el final de su concierto ya sí dando con el gusto a todos: El reparador de sueños, La era está pariendo un corazón, La gaviota, El escaramujo, entre otras. La parquedad de Silvio quedó a un lado al hacer ¡cinco bises!, siempre con alguna joyita como El necio, Te doy una canción y hasta Ojalá (que la última vez que había tocado en Córdoba no interpretó).
Las 8.200 personas que colmaron el Orfeo quedaron a su forma en los recuerdos del trovador, que salió con su cámara de fotos y le pidió un saludo para inmortalizar el momento. Y ahí soltó una sonrisa cómplice, ya cuando habían pasado dos horas y media de show. ¿Volverá algún día a Córdoba? Por las dudas, dejó las reservas de sus fans satisfechas.