Otras canciones del disco
Quiero cantarte un beso,
mas todo se confunde
entre un millón de huesos
y derrumbes.
Así que el beso huye
con ojos de reproche,
mientras la sangre fluye
por las noches.
La muerte se ha regado
por toda la pradera.
A aquel que la ha sembrado,
¿qué le espera?
Dicen que el responsable
nunca ha gastado cuernos,
sino un traje impecable
en los infiernos.
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.
La esfera, agonizando,
todos los días explota
y nadie está mirando
que está rota.
Treinta y cinco mil niños
mataron ese día.
La tele no hizo un guiño
todavía.
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.
Grandes ilusionistas,
con hazañas de alarde,
dicen que son altruistas
los cobardes.
Mientras el poderoso
más ordena y más traga
y el pequeño ripioso
siempre paga.
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.
Creí que nadie estaba,
que nada respondía,
pero el amor velaba
todavía.
Y el viejo centinela,
en medio del desierto,
prendió infinitas velas
por los muertos.
mas todo se confunde
entre un millón de huesos
y derrumbes.
Así que el beso huye
con ojos de reproche,
mientras la sangre fluye
por las noches.
La muerte se ha regado
por toda la pradera.
A aquel que la ha sembrado,
¿qué le espera?
Dicen que el responsable
nunca ha gastado cuernos,
sino un traje impecable
en los infiernos.
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.
La esfera, agonizando,
todos los días explota
y nadie está mirando
que está rota.
Treinta y cinco mil niños
mataron ese día.
La tele no hizo un guiño
todavía.
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.
Grandes ilusionistas,
con hazañas de alarde,
dicen que son altruistas
los cobardes.
Mientras el poderoso
más ordena y más traga
y el pequeño ripioso
siempre paga.
Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.
Creí que nadie estaba,
que nada respondía,
pero el amor velaba
todavía.
Y el viejo centinela,
en medio del desierto,
prendió infinitas velas
por los muertos.