América




Sólo he sabido 
que le llaman América,
la de la alcoba deseada.
Y que a los pocos 
elegidos de América                                
se les distrae la mirada.

Mi calle ronda 
el picaporte de América,
untado en fiebres olorosas.
Adolescentes 
embrujados de América
sueñan sus dotes amorosas.

La luz me guarde 
de los cantos de América.
Atado al mástil 
la contemplo pasar.
Mi vela al viento 
son girones de América,
y soy un hombre de mar.

Las altas cumbres 
solicitan a América
para convites y festejos.
Los mercadantes 
se disputan a América,
la emperatriz de los espejos.

La luz me guarde 
del abrazo de América,
de su mirada, 
de su hechizo de amor.
De madrugada 
se oye el llanto de América
y se parece al dolor.

junio 2015