La alegría



No queda nada que pueda querer
no queda nada que pueda desear
He combinado la sal con la miel
he conseguido más de lo normal

Ni una alegría yo voy a buscar
mi alegría es de humo y fragor
No está ni arriba ni abajo ni atrás
quizás delante tras otro sudor

Mi sonrisa no está en la yerba ni en el viento
mi sonrisa no está en la luna ni en el mar
mi sonrisa no está en un cuerpo de mujer
mi sonrisa no está en el día
(ni siquiera está en la alegría)

Mi alegría está dentro de mí
mi alegría sale sin querer
mi alegría es lo que hay que decir

1969

En mi país



Los insectos, los ratones y las ratas
darán brincos por las calles
y serán aplastados por los autos
que pasan con velocidad
por las desiertas avenidas de mi país.

En las casas que son altas habrá luces
que se encienden y se apagan,
gentes que aman y trabajan,
sólidos misterios siempre para uno
que pasa por debajo, en mi país.

-Levántate, que vamos al doctor -dice una voz.
-Levántate, que tienes que estudiar -dice otra voz.
-Levántate, vamos a trabajar -dice otra voz.
-Levántate, te toca ya el fusil -dice otra voz.

1969

¿Soneto?



Se sabe nada todavía, te digo,
Sócrates: poco ha caminado el mundo.
De tu ciudad viejísimo de vino
a la mía de hierro hay un segundo.

Hemos seguido hablando con tus frases
-damos saltitos en la noche, a veces.
Cualquier materia extraña se deshace
en la simpleza humilde de los peces.

Llegamos a la luna, nos matamos,
leemos diarios, somos enemigos
y no se sabe aún por dónde vamos.

La energía nuclear no es buen testigo
de que se sepa más que tú, mi hermano.
Se sabe nada todavía, te digo.

1969

Como todo el mundo



Yo hablo sencillo, coma todo el mundo.
Puedo repetir,
si hay alguien que no ha entendido bien.

Me gusta enamorarme, y, como todo el mundo, salgo
por la puerta que da al fondo de las casas.
Procuro no pisar las flores,
cruzo por las esquinas de la calle
y saludo si me quieren saludar.
No tengo aún despertador, pero ya lo tendré
-mientras que me despierten los vecinos.
Debajo de la almohada no escondo armas de hielo
que ni en sueños he aprendido a disparar.

Yo hablo sencillo, como todo el mundo.
Puedo repetir,

1969

Has de saber mi nombre



Para amarme con la fuerza que yo necesito
con la fuerza de todo el amor
para odiarme con la fuerza que yo necesito
con la forma más fiera de odiar
has de saber mi nombre
sólo saber mi nombre.

Yo me llamo semilla
cuando la tierra exige un hijo más
yo me llamo rocío
cuando la noche es seca y tiene sed
yo me he llamado compañía
yo me he llamado intensidad
pero por fuerza de costumbre
me llamo bala casi siempre.

Para amarme con amor frente a viento y marea
con amor que se puede tocar
para odiarme con el odio que más se recrea

1969

Los muertos y los vivos



Muy buenos días en primer lugar,
si es de día.
Muy buenas noches en primer lugar,
si es de noche.
Muy buena vida en primer lugar,
si es de vida.
Muy buena muerte en primer lugar,
si es de muerte.
Buenos días,
si se mira hacia el cielo y se ve claridad.
Buenas noches,
si se mira al cielo y se ve oscuridad.
Buena vida,
si detrás del espejo hay un nombre.
Buena muerte,
si detrás del espejo hay un hombre.

Pueden oír la radio,
leer el diario,
vestir de nuevo,
tener dinero,
dormir de noche,
lavar un coche,
casarse un día,

1969

Los pájaros



Como todo el mundo,
una vez yo tuve un amor
que, como dice Pablo,
era como un manantial.
Pero yo era aventurero
y di con otra mujer,
y puse a un lado mi pájaro
porque había cien volando
sobre mí.

Qué viejo error:
siempre se acaba llorando,
cantando cosas muy tristes.
Como si fuera bonito
usar dolor tan gastado
y tan terco, pese al tiempo.

Hoy con cien anécdotas
yo pudiera ilustrar
cómo la aventura
no siempre acaba feliz,
aunque, por supuesto,
no hay regla sin excepción.
Cuando menos, recomiendo
se asegure un pajarito

1969

Me sonaba la nariz



Una vez, muchas veces, casi siempre,
se daba un banquete, se develaba un busto,
se intercambiaban relaciones históricas,
se grababa una mano en el cemento
-sucedían cosas inolvidables a montones-
todo era muy solemne, y entonces yo
me sonaba la nariz.
De pronto todos me miraban
como si fuera algo muy raro
necesitar hacer la cosa más común.
Y yo guardaba mi pañuelo
tímidamente en el bolsillo,
agradeciéndole a la gripe la ocasión.

Una vez, muchas veces, casi siempre,
he podido saber que las necesidades
no suelen observar la misma etiqueta

1969

El circo



Acompañado de una larga lista por saber,
con la frescura de un primer día de colegio,
salió otra vez de la mano de la casa en que nació:
las vacaciones estaban siendo un golpe de luz.

Tocaba puertas recogiendo amigos,
acompañaba a las niñitas solas,
cortaba flores y las ofrecía
con un pie al aire, sonriendo siempre.

Cantando musiquitas dulces,
de esas que no se escuchan ya,
apareció gritando un circo
que se instaló cerca de allí,
lleno de luces y colores,
magos y mucha diversión.

Pero en la lista de cosas que tenía que aprender

1969

Las mujeres de los individuos



Las mujeres de los individuos
que hacen poesía,
las mujeres de los individuos
que hacen la canción,
deben aburrirse de decir que sí,
que siempre es bueno
todo lo que hacen sus maridos.
¿Es que no se habrán puesto a medir
cuántas veces han hecho creer
que se ha dicho una cosa genial
cuando ha sido algo más del montón,
que hasta un niño ha podido decir?

Pero todas
las mujeres de los individuos
que hacen poesía,
las mujeres de los individuos
que hacen la canción,
dan el visto bueno a cada frase,
a cada coma,

1969

Corro el riesgo



Por el día voy en el peligro de olvidar;
por la noche me amenaza tu recuerdo extraño.
Corro el riesgo de negarme a ver el día o la noche
-corro el riesgo de querer dejarme ciego.

Esto pasa diariamente,
aunque estoy acostumbrado a todo
hace mucho tiempo,
demasiado tiempo.

Por el día me entretengo en no pensar en ti;
por la noche me acorralan el temor, los años.
Corro el riesgo de empezar a imaginarme parques
-corro el riesgo de querer dormir sin tener sueño.

Esto pasa diariamente,
aunque estoy acostumbrado a todo
hace mucho tiempo,

1969

Marcha de la rueda



Hagamos una rueda
una bandada de locos sin colmillos
un coro de solitarios y de tristes
una fanfarria de genios indispuestos
una horda primitiva con camisas

¿por qué no hacemos algo que tenga que ver?
yo estoy cansado de cansarme de cantar

Hagamos una rueda
los que se comen las uñas en la clase
los que montan a los trenes sin boleto
los que rompemos cristales a pedradas
los que pellizcan a todas las mujeres

hagamos una rueda en L y 23
a ver si la gente se embulla a no vagar

Hagamos una rueda
y vamos a recoger a los que bostezan

1969

El calendario



El calendario antiguo
  dio una vuelta de un mes
    de diferencia.
      Nada grave ha pasado
        no se asusten de un mes
          de diferencia.
            Pues nadie va a morirse
              es sólo el tiempo de un mes

1969

Cleopatra



Resbalando los dedos por el agua,
al pie de su ciudad vieja y caída,
sin esclavos ni antonios, junto al Nilo
vi un día a Cleopatra compungida.

Qué puede hacer un trovador entonces
sino inmediatamente enamorarse,
cantar una canción, hablar un poco,
tratar de hacerse ver: fingir ahogarse.

Por más que quise hacer menos salía;
canté y hablé quizás exagerando,
pero ningún sonido le alzó el rostro
y comprendí lo que estaba pasando.

Sucedía que la reina y el paisaje
que yo creía ver, había sido
la húmeda versión que me dio el río

1969

Elogio del pecado



Como la espuma te me subes por la cara
como la espuma roja de un vaso de vino
como una espuma que el recuerdo hace hervir
como una espuma escandalosa es recordar

Yo me delato cuando estoy pensado en ti

Como espuma de vino suben bajan
entran y salen pecados sin dejar rincón
seco donde sentarse

Pero no cambio lo mejor por un pecado
pecar es ser capaz de comprenderlo todo
de ver la tierra sin usar una astronave
pecar es ser capaz de dar un paso más

Yo peco tanto cuando estoy pensando en ti

Toda mi ropa está manchada por tu vino

1969

El universo es un rastro de hierros



Parece que las cosas nunca
se ponen en su sitio,
pues sólo cambian de lugar
por un tiempo limitado.
Cuando están mucho rato
en el mismo rincón,
cogen moho debajo
y les salen arañas
y les salen culebras
y bichos peligrosos.

Por eso hay ese lleva y trae
por todos lados.
Por eso el universo es un
rastro de hierros,
lleno de hormigas que no
duermen y trabajan,
que pujan, levantan y llevan,
que vuelven a pujar lo mismo.

Parece que las cosas nunca
se ponen en su sitio.

1969

Y mucho más que veremos viendo



Edgar Allan Poe y yo
hay rato que paseamos por los sueños,
meditando.
El vestido de levita
y yo cantándole
mis últimas canciones
por los parques desolados
(porque los sueños tienen parques desolados,
y mucho más
y mucho más
que veremos viendo poco a poco).

Pues Edgar Allan Poe y yo,
o Eddy, como yo lo llamo cariñosamente,
conversábamos
acerca de las flores venenosas,
el opio y los puñales de las tribus de tuaregs
(porque en los sueños se ven cosas todavía,
y mucho más
y mucho más
que veremos viendo poco a poco).

1969

Para el que tiene prisa



Al ala izquierda de las voces,
donde se pega el viento viejo al océano,
va la mayor de las hermanas,
va la mayor de las Antillas
sin perdonarme ni un momento,
sin dejar tiempo ni a una risa,
cuando ya llevo un mes faltando a puerto.

Pero los días se hacen de rogar
para el que tiene prisa por llegar.

No es que me espere una muchacha:
me esperan todas las mujeres, de pronto.
No es que me espere una calle:
me esperan muchas muchas calles.
No es que me espere algún amigo:
me esperan todos los amigos,
todo lo que se ve, todas las madres.

1969

Elogio del horror



Quién no tendrá una historia extraña
entre los dedos, después de lejos
(tela de araña bailando clara
entre dos espejos).

Quién no tendrá una lenta maña
de descubrir continentes viejos
(ojo de brujo, pie de lagarto,
voz sin consejo).

Cuántos hechizos y sortilegios
se romperán
en gotas de lluvia limpia,
lavando el sol.
Cuántos murciélagos y diablejos
volarán lejos,
buscando lunas frescas
para el horror.

Quién no tendrá una casa en ruinas
donde los átomos no penetren
(muro de hiedra, vieja tortura,
sueño de duende).

1969

23



Tengo 23 rostros para verte
tengo 23 manos que te tocan
tengo 23 sueños reunidos
en fila india
Tengo 23 años de distancia
tengo 23 años de tamaño
tengo 23 años de momentos
de melodías y reloj

Ahora tengo 23 caracoles
23 buenos pretextos
para hacerte compañía
23 caminatas
sin saber dónde ir
23 voces mías
diciendo «vivo cerca»
23 alegrías
nuestra complicidad
23 llaves verdes
abriéndonos la puerta
-y mi casa que queda
en la calle 23
tiene 23 siglos
distintos que vivir¬-
23 divisiones
de estrellas desfilando

1969