Querer tener riendas



Cuando me enamores no me beses,
porque me han amado así mil veces.
Haz como si estuvieras en guerra:
báñame de rocas y de tierra.

Cuando me conduzcas no me apartes
del acantilado o el desastre:
déjame correr la misma suerte
del que caminara con la muerte.

Pero cuando subas a mi cuerpo,
asegura que ya esté despierto.
Amar es como rodar un coche

por el precipicio de la noche.
Y ante tal peligro es muy humano
querer tener riendas en las manos.

1973

Los dientes de tiburón*



Cuatro mil en un minuto,
cinco millones por día,
dos mil millones por año,
diez mil millones en cinco.
Por cada mil que se van,
en la tierra queda un muerto.
A mil dólares por muerto
―cuatro veces por minuto―
está la vida.

Nunca han salido baratos
los dientes de tiburón.
Quizá esto sea una causa,
quizá sea una razón.

El asunto no es quererse
comer el mundo de un golpe.
El asunto es ver en cuántos
pedazos hay que partirlo:
organizar la comida
a niveles de guerrilla,
y nosotros tener siempre
un compañero atento

1969

Imaginada*



Imaginando que iba a encontrarte
y no iba a tener qué decir
en ese día de amor,
puse mi sueño en una melodía
y ahora te tengo
y tengo palabras
y tengo canción
para cantarte,
aunque hallo más dicha
con sólo mirarte.

Si te miro, me parece
que mi sueño es débil,
que perece.

Imaginada,
pero la verdad fue mejor
que soñada.

Así aprendo la lección
de que tengo,
ay, de que tengo
poco o nada
yo de imaginación.

Imaginada,
pero la verdad fue mejor
que soñada.

 

1977

Girón: preludio*



El aire toma forma de tornado
y en él van amarrados
la muerte y el amor.
Una columna oscura se levanta
y los niños se arrancan
los juegos de un tirón.

Abuela, tus tijeras son rurales
y cortan otros males,
pero este viento no.
Guárdate tu oración, amigo viejo,
invoca a Peralejo,
que nos viene mejor.

Nadie se va a morir, menos ahora
que esta mujer sagrada inclina el ceño.
Nadie se va a morir: la vida toda
es un breve segundo de su sueño.

Nadie se va a morir: la vida toda
es nuestro talismán, es nuestro manto.

1974

De donde crece la palma*



Se aproxima el brote oscuro
que abortó la primavera,
y se aproxima lo puro
de la duda más sincera.

Se aproximan las viciosas
novedades que pasaron,
y se aproximan las cosas
que jamás se aproximaron.

Rompe la rara semilla
que la prisa y la inocencia
pintaron de maravilla,
coloreando la imprudencia.

Aparece el primer fruto
de sabor inesperado,
y en vez de escupir, disfruto
mi paladar ensanchado.

¿Qué es vivir si no caerse
para levantarse luego
y también reconocerse
en lo bastardo del fuego?

1989

Cuando te encontré*



Donde te encontré ha pasado algo
como no soñé que fuera posible;
donde te encontré ha crecido un árbol
junto a un hondo lago de tibio cristal.

Donde te encontré ha surgido un valle
donde brilla el sol, donde canta el hombre;
donde te encontré, donde tú me hallaste,
la noche es de estrellas, la luna es de mar.

Cuando te encontré, cada criatura era un sueño
que debía llegar con los buenos tiempos;
cuando te encontré, nada conocía su función,
no había canción con que besar el viento.

Cuando te encontré todo era desconocido

1984

Cántalo, pero báilalo*



Yo, para bienamarte,
invento una canción
―una canción que parte
acostumbrada a voz de trovador.
Pero si quieres son,
te doy mi son.

Camisa de once varas
en la que me metí,
aunque no es cosa rara
si se entiende bien
que soy de aquí.
Claro que soy de aquí.
Ya tu verás que sí.

Para continuar la marcha
yo voy a polemizar:
la sangre se me hace escarcha
si no salgo a caminar.

La tierra por donde ando
hace sonar el amor:
lo pone a sonar bailando
y lo suena en la canción.

Si el canto tiene sentido,

1983

Cabinda*



El sol sigue subiendo,
el sol sube a su meta
como un farol riendo,
como una gran cometa.
El sol está teniendo
un parto sin receta.

Dolor para los hombres
que trepan a su infancia;
dolor para los hombres
que rompen las estancias;
dolor para los hombres
y risa para el ansia.

El sol es buen testigo
del tiempo que transcurre;
el sol es enemigo
de todo lo que aburre;
el sol es lo que digo;
el sol es lo que ocurre.

 

* Tema de la teleserie Cabinda, dirigida por Jorge Fuentes.
 

1987

Buena mañana tenga febrero*



Suena la noche por la ventana,
viene, de enero, mi corazón.
Buena mañana tenga febrero,
siempre que siga
yendo y viniendo el amor.

He de andar la vida estrecha
como un paso de montaña,
inseguro, vacilante,
peligroso, sofocante.
Todo el día me saluda mi vacío.

Ando cansado, con el invierno
dentro del pecho, como una flor.
Toda la muerte de tanta gente
que se da un beso,
se la ha llevado mi amor.

Entre todo estoy tan solo,
solo en medio de una calle,
en pleno día con su gente,
solo en plaza y solo en casa.

1968

Blanca Nieves*



Mi alma creció silenciosa y normal
hasta cuando cumplí cinco años.
Crecía yo en mi pueblo natal,
anhelando lo nuevo y lo extraño.

Fue entonces cuando hubo domingo
para una matiné infantil.
Era marzo, era abril, era el calor
y era una luz del asombro
ilustrando el amor.

Soy de provincia y por esto tal vez
el seguro de mi alma es tan leve.
Confieso que, bien pasados los diez,
volví al cine tras mi Blanca Nieves.

Aún me estremece, inmaculada,
frente a la infamia y el horror.
Fue mi primer amor y fue también

1986

Un hombre se levanta*



Un hombre se levanta
temprano en la mañana,
se pone la camisa
y sale a la ventana.
Puede estar seco el día,
puede haber lluvia o viento,
pero el paisaje real
―la gente y su dolor―
no lo pueden tapar
ni la lluvia ni el sol.

Una vez descubierta
esta verdad sencilla,
o se sube a la calle
o se baja a la silla.
O se ama para siempre
o ya se pierde todo:
se deja de jugar,
se deja de mentir,
se aprende que matar
es ansia de vivir.

Un hombre se levanta
y sale a la ventana,
y lo que ve decide
la próxima mañana.

1971

Tema de los doce*



Qué sabrá mi niño de doce olas
que no se posaron junto a la arena.
Qué sabrá mi niño de doce olas
que cogían camino al coger vereda.

Qué sabrá mi niño de doce olas
que no se rompieron en el peñasco.
Qué sabrá mi niño de doce olas
que volaron tras empujar su barco.

Los niños conocen la edad del cielo
y lo que a los viejos se nos esconde,
y querrán tener más calor que el fuego
porque hubo una bala por cada nombre.

Creo que no bastan doce retratos.
Creo que no basta el manual de Historia.
Creo que no basta cantar a ratos.

1972

No hay*



Un día común me levanté,
salí a la calle como siempre
y por mi barrio vi a la historia
diciendo cosas, trajinando,
yendo a la escuela con libretas
y manejando viejos autos.

Llegó un amigo y me pidió
una canción, un compromiso.
Tenía que decir lo que no hay,
cosa por cosa, con palabras,
y cada sueño que se usa
para suplir lo que nos falta.

Podría empezar a enumerar
cientos de bienes de intercambio,
cosas pequeñas, sin valor,
y otras más útiles y vivas.

Podría decir que el jabón
a veces se demora un poco,

1970

Madre



Madre, en tu día
no dejamos de mandarte nuestro amor.
Madre, en tu día
con las vidas construimos tu canción.

Madre, que tu nostalgia
se vuelva el odio más feroz.
Madre, necesitamos
de tu arroz.

Madre, ya no estés triste,
la primavera volverá,
madre, con la palabra
libertad.

Madre, los que no estemos
para cantarte esta canción,
madre, recuerda
que fue por tu amor.

Madre, en tu día
―madre Patria y madre Revolución―,
madre, en tu día
tus muchachos barren minas de Haiphong.
 

1973

Hubo un país*



Hubo un país hace mil años, una vez,
que andaba mal porque no había qué comer.
Entonces vinieron profetas a enseñar,
con muchos libros que había que estudiar.
Todo se leyó, todo se aprendió
del sueño que había en los libros,
palabra a palabra.
Las herramientas fueron olvidadas
por la fantasía.

Pero después no se sabía cómo arar,
pero después no se sabía martillar,
pero después no se sabía ni coser,
porque después las herramientas
despreciaron a los hombres.

Hubo un país hace mil años, una vez,
que aprendió la gran lección de subsistir,

1970

El Rey de las flores



Al Rey de las flores lo conocí
por la tarde hace algún tiempo.
Me llamó la atención su tono
de arcoiris en la piel
y su corona de papel.

El Rey de las flores tiene su pueblo
en un bosque muy remoto,
dos pulgadas detrás del sol.
Cada inquilino en una flor
y en cada piso está el amor.

El Rey de las flores tiene lagartos
que cantan de salto en salto.
Tiene batallones de abejas chiquitas.
Y arañas, babosas y aves bonitas.

El Rey de las flores trabaja y trabaja,
su pueblo también trabaja.
Derrumba los bosques de hierba, tan altos.

1970, Atlántico

El hombre de Maisinicú*



El hombre bebe en una copa ancha,
aunque no cabe el peso de su extraña gracia,
y brinda por la muerte de su abril.
Después se sube a un sitio inexpugnable
y canta un canto que suena agradable
mientras, por dentro, vuelve a maldecir.

El hombre niega de su rica tierra,
es su propio enemigo en esta nueva guerra:
el hombre vio su rostro sucumbir.
Que se abra bien la casa de la Historia,
que se revise el trono de la gloria,
porque un hombre sin rostro va a morir.

Oh, qué sensación
no tener rostro y contemplar el mundo
con ojos tan profundos,

1971

Cuba va*



Del amor estamos hablando
por amor estamos haciendo
por amor se está hasta matando
para, por amor, seguir trabajando

Que nadie interrumpa el rito
queremos amar en paz
para decir en un grito
Cuba va, Cuba va

Cuba va

Quiero abrir mi voz al mundo
que llegue al último confín
de Norte a Sur y de Este a Oeste
Y que cualquier hombre pueda
gritar sus propias esperanzas

1970

Canción infantil*



Del cielo viene luz,
viene luz,
porque la manda el sol,
sólo el sol,
para que nuestra tierra
florezca a su calor.
Viva la amistad
que nos brinda el sol.

Pero hay que trabajar,
trabajar,
para ganar su amor,
su amor.
Y estudiar en los libros
la ciencia y la bondad,
para así decir:
viva la amistad.

 

* Para una obra infantil que representaría un grupo de teatro comunitario que trabajaba en la Sierra Maestra.

1972

Canción del viejo obrero



Después de las labores,
ahora voy a estudiar.
Se fueron los patrones,
vinieron a enseñar.

Yo, que no leo bien,
yo, que veo tan mal,
yo, que tan sólo sé
vivir de trabajar.

Mis ojos sólo han visto
tierra de mi sudor.
Ahora, que ven los libros,
sé por qué alumbra el sol.

Yo, que no leo bien,
yo, que veo tan mal,
yo, que tan sólo sé
vivir de trabajar.

Mi mano está muy dura
de construir el pan.
Cuando mi idea la alcance,
¿a dónde llegarán?

Yo, que no leo bien,
yo, que veo tan mal,
yo, que tan sólo sé

1971