La verdadera dimensión de las cosas



La conocí de noche por costumbre,
en cierto funeral de la cabeza
y, aunque ahora me lleno de detalles,
no recuerdo ni el nombre de la calle:
así estaba de oscura la tristeza.

Siempre la conocí con el enigma
que todavía la sigue como un perro:
esa mezcla de sueños de esmeralda
que lo mismo te besan las espaldas
que te dan puntapiés como de hierros.

El día del amor me parecía
que el planeta vivía de mi aliento,
que mis pulmones eran de la tierra
como son las granadas de la guerra
o como son los pájaros del viento.

Primero de mayo



Hay ocho cuerdas mecidas al viento
hay ocho cuerpos mecidos al viento
hay ocho historias mecidas al viento de la memoria
desde qué muerto andan juntos los hombres
y las banderas buscando la vida
cuántos cadáveres fueron posibles
para que todos miraran arriba.

Hay ocho cuerdas mecidas al viento
hay ocho cuerpos mecidos al viento
hay ocho historias mecidas al viento de la memoria
desde qué mayo violento hay razones
para salir a la calle en canciones,
desde qué año del tiempo y verdugos,
sangre de asfalto y consignas en muros.

Yo quisiera saber*



Yo quisiera saber
a dónde huyen
las buenas horas del día.
Esas horas en que
la pupila se abraza
con la maravilla
y descubre la vida.

Yo quisiera saber
a dónde huyen
los pájaros encantados.
Yo quisiera saber
dibujar las abejas,
el tú que se aleja,
los sueños usados.

Quiero saber
si he perdido visión,
si he perdido saber,
si he perdido el amor.
Quiero saber si estoy ciego
de cosas gigantes,
de pájaros nuevos.
Quiero saber si estoy ciego,
si es frío de instantes,
o si es que no puedo.

Yo quisiera saber

Hice bien*



Década del 80

Hice bien, hice bien
en ahogar en el azul el corazón
hice bien, cuando me hice pescador
hice bien, hice bien,
en la mar añil
y de marfil
mis sueños de a por mil
hice bien, hice bien.

Coral, estrella, caballito,
noctiluca, pececito,
manta, alga y alcatraz engañador;
la mar de cosas que viví,
la mar de cosas por hacer,
la mar de cosas que se quedan
en la mar,
sobre las olas
bajo las olas
en su cristal.

Hice bien, hice bien.

 

Jugábamos a Dios*



Jugábamos a Dios
con tiza, pizarrón y escuela,
cuando era ganador
el barco de más alta vela.

Jugábamos a Dios,
sin reparar en ser felices.
Saltábamos al sol,
sin tiempo para cicatrices.

Sin horas
ni lujos,
pelotas,
bromas y dibujos.

Gigantes,
divinos,
al aire
y además con trino.

Ahora que se fue
el tiempo bienaventurado,
te invito a conocer
de nuevo un corazón alado.

Modesto, gastado,
que al verte ha recordado ser
un dios enamorado.

 

Yo voy a ser cosmonauta



Yo voy a ser cosmonauta
porque me quiero llegar allá
donde quedan las estrellas
donde es difícil tanto llegar
y en el jardín de la noche
flores brillantes recolectar
para llevarle a mi amiga
mis compañeros y mi mamá.

Como chocolate luce el cielo
y yo quiero hacer mi expedición.
Vamos a una estrella caramelo
dentro de un globito de jabón.

Yo quiero se cosmonauta
Porque me gusta el cielo además
Y conocer los misterios
y los secretos de otro lugar,
y en el jardín de la noche
flores brillantes recolectar
para llevarle a mi amiga

Yo me sé una historia



Yo me sé una historia de la alegría
que fue una historia de la tristeza.
Yo me sé la historia
de cómo el hierro no fue piedra
y se convirtió en metal.

Yo me sé la historia de cómo el hombre
se fue pareciendo un poco al hombre
cuando hundió en la tierra una punta dura
como el hambre, con las manos apretadas.

Como toda historia tuvo comienzo
y seguramente tendrá final,
después que los árboles hagan sombra
y la tierra se empareje
queriendo abrirse.

Hay que ver esas manos.
Hay que ver esos rostros ir contra el aire,

Veo el tiempo venir



Veo el tiempo venir
puerta a puerta tocar
no le vayas a abrir
no le vayas a abrir
si te vas a quedar.

Le veo preguntar
si hay sentido y razón
no le vayas a odiar
no le vayas a odiar
si no tienes perdón.

Veo el tiempo venir
agitando la luz
sacudiendo la paz
Veo el tiempo venir
Con un sol y una cruz
con azúcar y sal.

Veo el tiempo venir
No le vayas a odiar
no le vayas a abrir
si te vas a quedar

Un apagado ruido azul



Un apagado ruido azul
se derramó sobre mi paz
cuando tú entraste
por la puerta del amor.

Un apagado ruido azul
es algo dicho sin hablar
puesto en silencio
en cada nota de emoción.

Es la sonrisa más fugaz
es la mirada más veloz
lo más sencillamente simple
que hay de ti.

Es la tristeza de un adiós
el gozo simple de soñar
bajo el suspiro más pequeño
que hay en ti, eternamente,
eternamente azul.

Tu soledad me abriga la garganta



Yo he sido un hombre que ha conocido sombras. Hombre despierto al pie de sus palabras, en espera de ese algún día que viene de puntillas dentro de veinte años, que no viene, o que puede rodarnos por entre las falanges.



Tu soledad me abriga la garganta
y tu silencio me anda en los bolsillos.
Tu mirada me espanta.


Sábado



Cuando no hay una mujer
para aprender a querer,
el sábado es el rencor del destino.
Cuando no hay nada mortal
en qué dejarse acabar,
el sábado es el lugar del amigo.

Y a veces hay que decir
que se ha logrado vivir
sin demasiadas ausencias la luna,
cuando el hermano te da
una lección de amistad
que se convierte en tu buena fortuna.

Sábado,
yo tocaré a tu puerta un sábado,
yo volveré a llevarte un sábado,
sábado luz de mi ciudad.
Te hablaré sábado,
con cuánta voz muy dulce un sábado,
como caricia suma un sábado,

Se ha despertado mojada



Se ha despertado mojada
la capital del país.
O anoche tuvo un desliz
o se ha orinado en la cama.
Se ha despertado mojada
el día en que todo envejece
y como premio humedece
la soledad de una almohada.

Se ha despertado mojada
la estancia y más:
la distancia del sol a mis alas.
Y se ha empapado la suerte,
pólvora seca y la mueca
que dice a la muerte.

Pero si tu luz me oyera,
digo tu luz y no tú,
porque con lo que oyes tú
oyes también a cualquiera.
Pero si tu luz me oyera
a pesar de la humedad,

Problema ideológico



Si no es mucho pedir
aspiro a no querer
como me han enseñado que se quiere:
cobrando un interés como seguridad
por si los sentimientos se nos duelen.

Si no es mucho pedir, diré que así voy mal,
que así me entierro en cosas de la infancia.
Como cuando un mayor nos prometía pasear
a cambio de obediencia y elegancia.

Si no es mucho soñar, me quedo afuera
a ver llegar el tiempo que se espera.
Sólo se oye decir: yo no lo alcanzaré;
eso es para la gente que vendrá después.
Como si el porvenir fuese de santos,
como si fuera inevitable el llanto.

Nómbrame un beso



Nómbrame un beso, uno que vaya
limpio de voz de granada que estalla,
limpio de herida de costa sin playa.
Nómbrame un beso del todo bueno,
donde el veneno
no pudo pasar.
Nómbrame un beso sin quemadura.
Nómbrame un beso que sólo sea luna.
Nómbrame un río que entre piedra y piedra
no toque ninguna.
Nómbrame un sueño que no sea muerte.
Nómbrame algo
así, para adorarlo
y matarlo después.

Cualquier sonrisa, cualquier cariño
es una bestia cebada de niños
y de carbón que fue leña de armiño.

Nómbrame un beso que viva solo,

No digo no



No digo no
si escupes sangre,
si entre pájaro y pájaro
brilla un batir de alambre.
No digo no,
yo te digo lo mismo
con mi exceso de amor,
mi cinismo, mi sangre
y mi dios.

Cuando el camino es
de adelante y bregar,
no de palabra impresa
en magnífico libro,
se levantan del polvo
patéticos cantos de amor.
Todo el que trasegó
en la gran caravana
del mundo, maldijo y juró.
Todo el que caminó
con pasión y con fe
hizo victorias de una herida
abierta bajo el pie.

No te digo que no
si una vez sin querer

Los enanos felices



Una mañana azul, recién levantado,
sentí una algarabía a mi alrededor,
y como me encontraba aún acostado
pensé que había sonado el despertador.

Mas cuando me senté, aún confundido,
pensando ¿son las 5 o son las 10?,
miré que mis juguetes están vivos
y que corrían, saltaban, entre mis pies.

Aquí estamos los enanos felices,
los duendes de lo oculto alrededor,
los misteriosos y los chirriquitises:
aquí está lo mejor entre lo mejor,
lo mejor.

La historia de mi amor



La historia de mi amor es una historia más
haciendo una canción, haciendo una ciudad.
la historia de mi amor se pudiera encontrar
en cada corazón, en cada soledad.

Hoy en la mañana cuando desperté
sobre mi guitarra encontré tu piel,
huella de la playa, huella de mujer
memoria que abraza mi cuerpo y mi sien.

Ya ves, no hay mucho más haciendo esta canción:
sólo piel de la ciudad y piel de corazón.
Pero debo agregar que si hay verano y dos
con ellos cantará la historia de mi amor.

La ciudad



La ciudad capturada con lazo
y marcada con vivo tizón
la ciudad de la cruz-latigazo
la ciudad fue también barracón.

La ciudad dentro del astrolabio
la ciudad donde todo llegó
la ciudad del esclavo y del sabio
la ciudad que del este nació

La ciudad esperaba entre dientes
amasando la cuenta final
la ciudad la raíz y la gente
la ciudad que voló sobre el mar

La ciudad mira fijo la luna
la ciudad que ha sabido querer
la ciudad que era poca o ninguna
la ciudad que me ha visto crecer.

La ciudad que perfuma su borde

La cal



Es imposible que las olas quemen
todo el recuerdo en nuestros pies
llenos de cosas diarias, mundos y sueños.
La cal reluce hoy frente al ardiente sol
y hoy huesos sólo son aquellos días del amor.

Tú te empeñaste en que el amor
se alcanzaba con tus juegos.
Yo te enseñé que amarse
es toda mi verdad sin tu miedo.
Mas no tuviste fe.
Con un violento adiós
sólo dejaste cal,
tus huesos fríos junto al sol.

En el amor no basta cielo
de una aventura de rosas.
Nací desnudo,
amarse es tanto como olvidar esas cosas.
No hay límite al nacer;

La alondra y el pavorreal



Debajo de cada acción está la vida
en la forma en que el sujeto la aprendió
hasta como uno se abrocha los zapatos
es parte de la verdad que la personalidad grabó.

Estamos hechos de recortes
un encolado envuelto en piel
quede mi desesperación en igual dosis
que andando el tiempo se convierte en parecer.

Así crecimos de pequeñas frustraciones
que fueron construyendo la verdad social
y a veces se vieron pequeños resplandores
enmascarados en esencia colonial.

Suele pasar que a veces nos deslumbra el grito