Canción del pasado



Se negaba una mujer, con una mano, ir a la cama;
con la otra, entretenía su pasión amordazada.
Y las sábanas tenían el semblante del pasado
que, contento, sonreía.

El vendedor de ventanas se negó a darme la mía
porque a cambio no le daba mis reservas de alegría.
El pasado estaba quieto sobre el almacén del día.
Lo tenían bien sujeto.

Veo el pasado caminando por casi toda la ciudad.
Lo veo en la gente que se queda y que se va.
Lo veo en el rostro de mi hijo,
lo veo en la voz de mi mujer.
Lo veo a pesar de que lo veo sin querer.

El pasado tiene nombre de millones de suje

Después de vivir



Después de vivir me queda una hora,
antes de darme al sueño.
Después de vivir y estar a solas,
sin brújula y sin puerto.

Después de vivir me queda un rescoldo
donde escoger recuerdos:
separo el arroz de paja y polvo,
amparo mi alimento.

Allí confirmo lo que hay que salvar.
Por ejemplo, lo que sé:
mi buena suerte para encontrar
de todo, incluso lo que no fue.

Guardo mi fotografía familiar,
guardo mis gafas de sol;
papel y lápiz, para anotar
lo que se ofrezca como canción.

Después de vivir, a veces encuentro
lo que en mis ojos tuve
y no distinguí, por ir envuelto
de más sombras que luces.

D

Modo Frigio (tema soñado)





Una vez una vez
una vez conocí
una flor una flor
una flor carmesí

y pensé y pensé
y pensé ¿cuál será
su absoluta, profunda
y rotunda verdad?

Una vez una vez que te vi
fui prendado prendado de ti
y nació y nació la virtud
del amor del amor
como buena salud.

Sin embargo, otra vez
otra vez un dolor
fue mayor fue mayor
fue mayor que el amor.

Y pensé y pensé
y pensé ¿cuál será
su absoluta, profunda
y rotunda verdad?

Una vez una vez pareció
que lo adverso era el uno, no el dos.
Una vez que la pena te da
hasta la flor más bella
parece quizás.

Tic y tac, tic y tac
tic y tac del reloj
hombrecito

Los aliviadores



El Doctor Schweitzer caminó por toda el África,
curando a los enfermos sin perder el ánimo.
Anduvo por montañas, selvas y llanuras,
a pesar de padecer de las espaldas y los pies.

Y, mientras se entregaba a su tarea heroica,
a veces preguntaba si alguien conocía
a un masajista buena gente
que le aliviara su insistente dolor
de espaldas y de pies.

Nadie conocía
todavía
a Malva y Diego,
los aliviadores
de dolores
en los dedos.

Nadie conocía
todavía
a Diego y Malva,
los aliviadores
de dolores
en la espalda.

Los aliviadores,
los aliviadores,
los aliviadores de dolores,
los aliviadores.

Junio 2

Una sombra



Una sombra
una sombra imperceptible al mediodía
Una sombra
una sombra que jamás lo parecía

Una sombra que era sol
una sombra que creció
es la sombra que hoy sorprendo
devorándome el amor

Una sombra
una sola
que no vi.

18 set 2016

Si Lucifer volviera al paraíso



El ángel más hermoso y consentido
fue desterrado, por contradecir.
Y, desde entonces, a todos los nacidos
se nos suele juzgar por discutir.

Si Lucifer volviera al paraíso,
si fuera perdonado por la ley
por todo lo que dijo y lo que hizo,
sólo fuera uno más de nuestra grey.

Lo pincharía el indiscreto,
lo escrutaría la impiedad
y, sin tridente ni respeto,
sería monda humanidad.

Donde iban cuernos, poco pelo;
donde iba cola, un remendón.
En vez de azufre, caramelo,
y en el pecho un corazón.

Si Lucifer volviera al paraíso.

Nunca se supo bien de lo ocurrido
—misterios del altísimo nivel—:
sólo

Jugábamos a Dios





Jugábamos a Dios
con tiza, pizarrón y escuela,
cuando era ganador
el barco de más alta vela.

Jugábamos a Dios,
sin reparar en ser felices.
Saltábamos al sol,
sin tiempo para cicatrices.

Sin horas
ni lujos,
pelotas,
bromas y dibujos.

Gigantes,
divinos,
al aire
y además con trino.

Ahora que se fue
el tiempo bienaventurado,
te invito a conocer
de nuevo un corazón alado.

Modesto, gastado,
que al verte ha recordado ser
un dios enamorado.

Marzo 2010

Noche sin fin y mar





Desde la noche sin fin
baja una estrella hasta el mar
—luz que se quiere dormir
en la fresca oscuridad—.

Quién pudiera conocer
todo lo que ve la luz:
los universos de ayer,
los mañanas del azul.

Noche sin fin, sin fin,
sin fin y mar,
para soñar,
soñar la estrella.
Quién estuviera allí,
viéndote reposar,
saber tu sueño y
cantarlo.
Noche sin fin,
sin fin y mar.

Conteo atrás



Ayer y hoy se fue mi tren,
lleno de gente más puntual,
y otra vez no podré llegar.

Lo escribo aquí, como señal:
no quiero exceso de bondad
al hacer mi conteo atrás.

No es verdad que me cansé:
sólo un poco me perdí,
pero cuando vine a ver
ya no estaba allí.

Hoy, como ayer, llamé al hogar
para decir una vez más
que otra vez no podré llegar.

Mañana lo haré mejor,
mañana madrugaré.
Tengo clara la lección,
no la olvidaré.

Lo escribo aquí, como señal:
no quiero exceso de bondad
al hacer mi conteo atrás.

Julio 2016 

Aunque no quiero, veo que me alejo



Aunque no quiero, veo que me alejo
y, para que no olvides que te tuve,
te dejaré un mensaje en el espejo
y la posdata
dibujada en una nube.

Anoche me seguían los demonios
y no quise llevarlos a tu puerta.
Saliendo el sol, logré burlar sus odios
y no me voy
hasta que no te vea despierta.

Seré un susurro cuando te levantes,
sombra apenas sobre la luna fría.
Dos palabras verás sólo un instante,
pero sin dudas
sabrás que fueron mías.

Perdona que no me haya contenido
y que haya violado estos umbrales,
para dejarte aliento desvaído
por sentimientos
que yo te juré inmortales.

Abril de 2014

La adivinanza



Adivina en qué mano
yo traigo el amor
y te ganas el premio mayor.
Adivina, adivina,
adivinador,
y te doy un boleto de sol.

Adivina qué traigo en la diestra,
y en su hermana adivina qué hay.
Yo te juro que amor,
y encontrarlo será
siempre
la adivinanza final.

Adivina en qué ola
se esconde mi pez,
adivina por última vez.
Adivina en qué nube
mi pájaro va
y adivina si al fin cantará.

Adivina qué traigo en la diestra,
y en su hermana adivina qué hay.
Yo te juro que amor,
y encontrarlo será
siempre
la adivinanza final.

Adivina en qué mano
yo traigo el amor
y te ganas el premio mayor. 

Dici

Tema de la Señora Arroyo*



Vivo en lo más profundo
del bosque umbrío,
donde estoy consagrada
a mi destino:
hacer cascadas,
arroyos, ríos
que broten,
fluyan,
corran
y hagan bien.
  

 

*Grabada por Miriam Ramos para la película Meñique, dirigida por Ernesto Padrón.

Hachibaldo*



Yo corto de lado,
de frente y de prisa.
El bosque encantado
así me autoriza.

Yo corto arbolones
y corto arbolitos.
Yo corto a montones
y duermo un poquito.

Chaca-chaca- chaca- chaca- chaca- chaca-zzz.
Chaca- chaca- chaca-zzzz.
Chaca- chaca- chaca-zzzz.

Chaca-chaca- chaca- chaca- chaca- chaca-zzz.
Chaca- chaca- chaca-zzzz.
Chaca- chaca- chaca-zzzz.

 

*Grabada por Joel Espinosa para la película Meñique, dirigida por Ernesto Padrón

Canción de la princesa*



Un día llegará
mi otra mitad al borde
de los sueños
y me acompañará
a remontar las cumbres
del amor.

El día más común
de pronto la veré.
Pero no sé si aún
la reconoceré.

¿Quién es, cómo será
el ser del que seré
la otra mitad?
Su hermoso corazón
será quien me revele
su expresión…

 

*Grabada por Anabell López para la película Meñique, dirigida por Ernesto Padrón.

Meñique*



¡Ah!
Dice mi hermano el sinsonte
que el campo es su tesitura.
Yo soy amigo del monte
y todas sus criaturas
y todas sus criaturas.
¡Cómo no!

¡Ah!
Con mi trabajo quisiera
ser de mi suerte monarca
y que este don se esparciera
sobre mi pobre comarca
sobre mi pobre comarca.
¡Cómo no!

Que hombre y naturaleza
rezuman belleza
y pongan certeza a mi son.
¡Cómo no!

 

*Grabada por Joel Espinosa para la película Meñique, dirigida por Ernesto Padrón.

Santiago de Chile



Allí amé a una mujer terrible,
llorando por el humo siempre eterno
de aquella ciudad acorralada
por símbolos de invierno.

Allí aprendí a quitar con piel el frío
y a echar luego mi cuerpo a la llovizna,
en manos de la niebla dura y blanca,
en calles del enigma.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Allí, entre los cerros, tuve amigos
que entre bombas de humo eran hermanos.
Allí yo tuve más de cuatro cosas
que siempre he deseado.

Allí nuestra canción se hizo pequeña


1973

Oh, melancolía



Hoy viene a mí la damisela soledad,
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad,
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.

Por eso hoy,
gentilmente, te convido a pasear
por el patio, hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal,
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido, cielo.

Viene a mí, avanza
―viene tan despacio―,
viene en una danza
leve del espacio.


1986