Debajo del cañón



Debajo del cañón se entierran muertos
―debajo del cañón de un río azul.
Se dice que en las noches el desierto
parece un blanco espejo de la luna y su luz.

Y sobre el gran espejismo se mueven
miles de espectros de arena, de nieve.
Muerden sus dientes al cielo que hiere
sus blancos huesos de luz.

Todo el desierto le canta a la luna:
cactus y piedras, reptiles y dunas,
fósiles sordos de piedras de algunas
eras que lejos están.

Debajo del cañón cabalga el viento,
debajo del cañón se escurre el sol.
Un viejo caminante del desierto

1967

Ay de mí



El sol, cansado de mí,
un día me abandonó
sin hablar, sin decir.
Ay de mí.

La luna me acompañó
callada en mi caminar,
sin hablar, sin decir.
Ay de mí.

Tu languidez soy yo,
tu ancho ventanal,
el aire de tu piel,
tu sombra al caminar.

No hay otra solución,
mi mundo anciano está
y ya mis manos son
de duro pedernal.

Podré quizás vivir,
podré quizás llorar,
pero no acariciar
la verdad de tu abrazo.
Ay de mí.

Podré quizás cantar,
podré quizás reír,
pero no detener mi razón
que, en pedazos,
va por ti.

1967

Es sed



Hay una bruja amiga mía y vieja
que vive en un viejo castillo y sola.
Le pregunté qué padecía mi razón
y dijo: «es sed, es sed, es sed de amor».

Iba, tranquilo mi camino, solo,
pero una chica hoy me trastorna todo.
Siento una sed cuando a su lado solo estoy.
¿Qué es esa sed? ―Es sed, es sed de amor.

Me siento triste pues no sé si me querrá.
¿Querrá calmar esta ansiedad, esta ansiedad?
Me siento solo pues no sé si soy su amor.
¿Querrá calmar este dolor, este temor?

Hay una bruja amiga mía y vieja
que vive en un viejo castillo y sola.

1967

Quédate



Cuando este sol se apague,
tú partirás de mí.
Seguiré solo,
con mi dolor y llanto
y llanto.
Mi convicción es no querer
ya nunca más, porque
la misma historia es otra vez
y otra vez, y otra vez, y otra vez.

Quédate, quédate
para poder vivir sin llanto,
sin llanto.

Cuando me desengañe
no sé si viviré,
porque es muy triste
tener tan sólo llanto
y llanto,
y mil renuncias en el corazón que implora
que alguna vez alguien se quede, y llora.

Quédate, quédate
para poder vivir sin llanto,
sin llanto.

1967

Sueño del colgado y la tierra



Cerré los ojos y me vi
colgado de un árbol
en un raro paisaje
del sueño que te diré.

La tierra
era rojiza,
púrpura el cielo
y blanco el sol.

El árbol
del que colgaba
se estremecía
al golpe de la brisa que
tus ropas agitaba más.

Tus brazos me soltaron y
besé la tierra amada
contigo.
 

1967

Secreto





Secreto, hijastro del frío;
secreto, amiguito mío;
nana de la cruz,
ronda de infelicidad en parque sombrío.

Secreto, niño de la bruma;
secreto, pobre criatura;
paria de la luz,
como si tu corazón no tuviera cuna.

Secreto que me alimentas;
secreto, prenda de mi libertad
por la culpa que te doy,
por el beso que me das.

Secreto, quién sabe si un día,
secreto, haya epifanía
para dispensar
el tesoro que el amor guarde todavía.

Secreto, quién sabe si entonces,
secreto, amemos a voces
y lo natural


No tengo valor



No tengo valor de seguir casado
no tengo valor de tener amante
No tengo valor de escamar pescado
no tengo valor de ponerme guantes

Qué dolor, no tengo valor
Qué dolor, ay, si tengo valor

No tengo valor de pedir aumento
no tengo valor de aguantar al dueño
No tengo valor de ir a contraviento
no tengo valor de olvidar mi sueño

Qué dolor, no tengo valor
Qué dolor, ay, si tengo valor

No tengo valor de buscar fortuna
no tengo valor de seguir en pena
No tengo valor para ir en ayunas
no tengo valor de sudar la cena

Malapalabra



Malapalabra es bienvenido
para el que espera y nunca ha nacido.
Malapalabra será paciencia
si cada día sangra de urgencia.

Malapalabra se troca sueño
para el ufano junto a su dueño.
Malapalabra decir fortuna
para el que ayuna.

Malapalabra es comprendido
para el distinto, para el prohibido.
Malapalabra es transparente
para el que miente.

Malapalabra resulta encueros
para quien teme ser verdadero.
Y es venturoso
malapalabra del envidioso.

Malapalabra sería mañana
si, en vez de abrir, cerrara ventanas.

Nubes de alivio



Qué contento me puse hoy cuando desperté
y el cielo era de nubes viajeras como ayer.
A ratos me parece que no habrá despertar,
que no veré las nubes pasando nunca más.

Veo navegando nubes de alivio.
Qué alivio la infinita viajera en la visión.
Veo navegando nubes de alivio.
Qué alivio, pasajera de la brisa, tu canción.

Las nubes me acompañan desde cuando las vi
y a su marcha encantada me invitan a subir.
Las nubes me revelan algo de eternidad,
con su paso en el viento de siempre y de jamás.

Veo navegando nubes de alivio.


Esta melodía en que te vas



Hoy hay virtud
para despilfarrarla,
y sueño de guirnalda
y juventud.

Y quizás
algo más
en esta melodía en que te vas.

Hoy hay amor
hasta para olvidarlo,
perderlo, malgastarlo
sin dolor.

Y quizás
algo más
en esta melodía en que te vas.

Hoy hay canción
para botar un poco
y luego darle a un loco
corazón.

Y quizás
algo más
en esta melodía en que te vas.
 

 

Enero



Para estrenarme, saluda enero.
Si enero pasa, ¿qué será nuevo?

Llegó su tiempo como testigo.
¿Cuánto de enero tendrá el olvido?

Hojas de enero en remolino.
Filo del aire húmedo y frío.

Hojas de nadie, súbito anillo,
soplos de un baile en torbellino.

Enero parte ―dice― conmigo.

Ruedo de hojas, ronda de invierno:
¿dónde te posas?, ¿dónde va enero?

Solo, en la calle, aún sonrío:
las hojas parten y quedo vivo.

Se me hace tarde, enero mío.
 

El relojero y el loco



El relojero y el loco
se conocieron para hacer cooperativa.
El relojero arregla un poco
lo que su socio troca en vida.

El tallar del relojero
es el soplo de la duda,
instrumento de los sueños,
herramienta de la espuma.

En la latitud del loco
lleva el mando la sorpresa.
Maravilla del asombro
cuando llega la belleza.

El loco y el relojero
se van porfiando ser el ala y la cadena.
Se van los dos aventureros
de la alegría y de la pena.
 

El hambriento quiere



El hambriento quiere que cante su cena,
el amplio banquete que sueña su mal,
con aves y cerdos, ovejas, terneras,
frutas, ensaladas, productos del mar.
El hambriento quiere que cante su cena
y, en vez de escucharme, debiera cenar.

El triste me pide que cante su risa,
su risa que crezca y contagie, además.
Su risa sincera, rotunda, sin prisas,
subiendo hasta la carcajada final.
El triste me pide que cante su risa
y, en vez de escucharme, debiera gozar.

El cuerdo me ruega que cante locura,
delirio piadoso, voz sin maquinar,

Depredador



Cayó sobre su presa y la inmovilizó,
como una amarra.
La pequeña era un cuerpo de temblor
debajo de sus garras,
tan palpitante,
que sintió la lujuria de la sed
magnífica y quemante.
Y pasó el tiempo, el tiempo largo,
entre el colmillo que depreda y la piel
de la víctima en letargo.

La tarde simulaba no reconocer
la vieja trama,
y su espejo era un hombre, una mujer,
un fuego y una cama.
La tarde pura,
con su rostro de prados del candor
y el alma de locura.
Pasó la tarde, la tarde larga,
entre el colmillo que depreda y la piel

Cayó una estrella



Cayó una estrella

una hebra de diamante por el cielo

y un niño la encontró
y se le vio reír

y pidió para diez
y pidió
para mil
cien mil y todos

cayó una estrella

cayó un cabello
cayó un destello

cayó una sonrisa
de plata en la brisa

cayó una canción
 

Y yo te di una flor



Tú me ofendiste profundo y yo
te di una flor
tú me escupiste el rostro y yo
te di una flor
tú me amarraste las manos y yo
te di una flor
tú me pateaste el pecho y yo
te di una flor
tú me arrojaste al fuego y yo
te di una flor
tú esparciste mis cenizas y yo
te di una flor
te di una flor colorada y brillante
te di una flor para siempre encendida
te di una flor te di una flor te di una flor
te di una flor radiactiva.

Tú te burlaste de todo y yo
te di una flor
tú exterminaste a mis hijos y yo
te di una flor

Vietnam, arte poética



Quien me haya escuchado
sabe que ando preocupado
por el verso que madura en su estación.
Que, aunque no soy del esteticismo,
quiero menos el simplismo
panfletario en el cantor.
Pero llega el día
en que la urgencia no da opción
y nos expone, desvestida, una razón.
Porque llega el día
en que la realidad destupe
y, como borbotón, escupe la canción.

Poetizar, poetizar
ahora es poner junto a Vietnam
clara la acción.
Movilizar, movilizar
es la obra cumbre, el arte de hoy:
la perfección.

Da vergüenza acariciar al hijo,
hacer amor, tener domingo,
disfrutar de ver llover.\rQuien me haya escuchado
sab

Una canción de amor esta noche



Una canción de amor esta noche,
es lo que yo te quiero entregar
para que sólo tú la retoces,
para romperla luego de amar.

Una canción de amor esta noche,
inesperada para mi voz,
una canción de amor y de goce,
una canción de amor de los dos.

Una canción.

Una canción de amor no es difícil,
cuando se viene de maldecir:
los dos idiomas viven felices
y hacen familia para vivir.

Una canción de amor que se mueve
fuera del odio, el miedo, el quizás;
será de amor por si tú me quieres,
será canción por si tú te vas.

Una canción.

Un día nuestros fantasmas



Un día nuestros fantasmas,
los fantasmas de todo el universo,
van a ajustarle cuentas a la Historia.

El fantasma del más desconocido de los asesinados,
de aquel que tuvo madre y hermanitos,
que iba en su bicicleta o en su burro
en busca de victorias y herramientas,
de pan y clavos para un nuevo uso.

Su rostro, su nombre y su apellido
yacen en el olvido.

El fantasma de un hombre con su perro
rodando sierra abajo
después de cortar palo y rajar tierra,
después de un hijo muerto sin zapatos,
después de mil satélites y fiestas,

Tema aparentemente kafkiano



Acaba de nacer, amigo mío,
para que las bondades de tus viejos
te lleven de la mano a sus rincones,
te salven de dudosas consecuencias,
te hagan sentir culpable de su ciencia.
Te llevan de la mano,
te salvan de dudosas consecuencias,
te hacen sentir culpable, culpable,
culpable de inocencia.

Acaba de crecer, amigo mío,
para que tu mastín, tu tía, tu escuela,
tus rostros preferidos, tus amores
decidan tu noción de la eficiencia,
volviéndote rehén de sus carencias.
Todo lo conocido
designa tu papel sin indulgencia