La desilusión



Como monedas
tintineó su tema
la desilusión.
Con boca roja
y grandes mamas flojas,
la desilusión.
Fumando rubio
y exhalando alcohol,
bordado el dueño de la cama
en la ropa interior.

Qué delirio en interrogación,
qué suicidio en investigación.
Brillante exposición de modas
la desilusión.

Abrió un negocio,
reanimando el ocio,
la desilusión.
Como turismo
inventó el abismo
la desilusión.
Tocó el diamante
y lo volvió al carbón,
y al atorrante
lo sembró en la administración.

Qué delirio en interrogación,


1989

Trova de Edgardo



Hoy, a mi puerta, un pájaro trinó,
pero abrí
y una sombra se echó a volar.
Hoy recordé a Edgardo, aquel señor
fumador
de amapolas, que era juglar.

Hoy haré una página celeste,
trovadicta, trovardiente.
Hoy, cantando solo con la luna,
ya que se hizo puta la fortuna.
Hoy me trovaré para alegrarme,
como Edgardo, sin alarde.

Hoy recordé a Edgardo, aquel señor
fumador
de amapolas, que era juglar.
Hoy, a mi puerta, un pájaro trinó,
pero abrí
y una sombra se echó a volar.


1991

Compañera



La canción es la amiga
que me arropa
y después me desabriga.
La más clara y oscura,
la más verde y madura,
la más íntima,
la más indiscreta.
La canción me da todo,
aunque no me respeta:
se me entrega feliz
cuando me viola.
La canción es la ola
que me eleva y me hunde,
que me fragua
lo mismo que me funde.
La canción compañera,
virginal y ramera.
La canción.

Comenzamos un día,
en los tiempos
de siempre y todavía.
Comenzamos felices
a juntar cicatrices,
como buenas señales
de los años.
Y peldaño a peldaño


1987

En el jardín de la noche



En el jardín de la noche
hay una rosa luminosa
que me mira fijamente a los ojos.
Parpadea y me quiere decir cosas
―tantas cosas que no sé―,
y es cuando alargo los brazos
para llevarle mis manos tan abiertas
que casi me siento llegar con el pie.

Pero yo
quiero ser de noche el dueño
de los ojos de la altura,
y he de fundir la montura
para galopar mi sueño.

Volaré,
tengo que domar el fuego
para cabalgar seguro
en la bestia del futuro
que me lleve a donde quiero.

En el jardín de la noche
hay una rosa luminosa


1975

Hay quien precisa



Los años pasan, sí, la vida no:
el mundo estalla hermoso alrededor.
Si el corazón mortal me deja de latir,
en ese instante hay quien saltó a vivir.

Los años pasan, sí, el fuego no:
el fuego volverá en los hijos del sol.
Si el pecho se apagó por un soplo senil,
el gran incendio acudirá en cien mil.

Hay quien precisa una canción de amor;
hay quien precisa un canto de amistad;
hay quien precisa remontarse al sol
para cantar la mayor libertad.

Hay quien precisa una canción de paz;
hay quien precisa el canto de un fusil;


1979

El extraño caso de las damas de África



El otro día fuimos al parque
a ver la galería de arte,
y cuando terminó la mañana
pasamos a comprar africanas.
Cargué con un cartucho,
Contento, para casa
y lo guardé en el frío
porque el calor abrasa.
¡Y vaya usté a saber lo que pasa!

Anoche tuve una visita:
un matrimonio y su vejiguita.
Y como era ocasión apropiada
quise brindarles mis africanas.
Cuando encontré la bolsa
después de buscar mucho,
la sacudí en mi oído
diciendo: «nada escucho».
¡Adentro hallé no más que cartucho!

¿Quién se comió, quién se comió,


1987

Verbos en juego



Si tu signo es jugar, juégalo todo:
tu camisa, tu patio, tu salud.
Si tú debes jugar de cualquier modo,
juega bien, con virtud,
pero ay amor, ay amor,
no te juegues el corazón,
ay amor, ay amor.

Pon el verbo azul,
corazón.
Pon el verbo cien,
corazón.
Pon el verbo tú,
pero pon el verbo
que te haga bien.

Si tu signo es arder, arde con todo:
tu camisa, tu patio, tu salud.
Si tú debes arder de cualquier modo,
arde bien, con virtud,
pero ay amor, ay amor,
no te quemes el corazón,
ay amor, ay amor.

Pon el verbo azul,


1987

Yo soy de donde hay un río



Yo soy de donde hay un río,
de la punta de una loma,
de familia con aroma
a tierra, tabaco y frío;
soy de un paraje con brío
donde mi infancia surtí
y cuando después partí
a la ciudad y la trampa,
me fui sabiendo que en Tampa
mi abuelo habló con Martí.

Supo la gran aventura,
supo la estación más triste,
supo el dolor que se viste
de redención la cintura;
supo la traición más dura,
luego el silencio, el rumor,
luego el murmullo, el clamor,
y al fin supo del aullido,
y del último estallido
mi abuelo supo el amor.


1980

Oh, melancolía



Hoy viene a mí la damisela soledad,
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad,
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.

Por eso hoy,
gentilmente, te convido a pasear
por el patio, hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal,
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido, cielo.

Viene a mí, avanza
―viene tan despacio―,
viene en una danza
leve del espacio.


1986

Amigo mayor



Amigo puede ser quien bien repara
en la musa o engendro que yo aporte.
Amigo ―sí― es también quien me soporte,
pero amigo mayor es quien me ampara.

No me cures, hermano, de delirio,
de aullido, desmesura o arrebato;
déjame arder en el amor ingrato
o en la inefable luz de otro martirio.

Pero cuando haga daño, aunque inocente,
corre hacia mí blandiendo el pecho abierto
y descorre las nubes de mi mente.

Sé amigo manantial en mi desierto,
que yo sabré recompensar tu acierto
con mayor amistad para la gente.


1987

La prisión



                A Fidel y a sus compañeros de cárcel

La prisión termina,
la prisión malvada,
pero continúa
la prisión del alma.

La prisión se deja,
la prisión del hombre,
pero continúa
la prisión insomne.

La prisión se aleja,
la prisión amarga,
pero continúa
la prisión del alba.

La prisión acaba,
la prisión de hierro,
pero continúa
la prisión del sueño.

 


1985

Bolero y habaneras



Tú la perdiste pero aquí se queda.
Al fin y al cabo está con un obrero.
Conozco un caso que me da más pena:
una muchacha de por el Cotorro,
por una chapa HK, en febrero,
torció camino y se perdió del Morro.

En todo caso la sabrás presente,
latiendo aún para las nobles cosas
y no partida y con el alma inerte.
Lo que te falta te abandona menos,
sólo mudó de cuidador la rosa,
no se trocó la flor por el dinero.

Quien hace altar de la ganancia, pierde
la condición, la latitud, el puesto,
y pierde amor, pues la codicia muerde


1986

Jerusalén, año cero



De mano en mano se pasa la verdad,
y en cada mano olvidará algo de cierto,
y también se llevará de cada mano el parecer:
si camináramos calendario atrás,
todo estaría al revés.

Algunos dicen que es falso
y otros repiten que es cierto
que entró en Jerusalén siendo de día.
Se dice que su túnica era blanca,
que iba posada en sus ojos
un ave del mediodía.

Aquel fue tiempo de tumbas,
aquel fue tiempo de flautas,
de mercaderes, de legión romana.
Se dice que la chusma lo seguía,
que en su palabra sencilla
se lavaba la mañana.


1969, Atlántico

Con un poco de amor*



Con un poco de amor sobrevivo,
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.
Con un poco de amor tanto me enriquecí,
que gastaba y siempre quedaba
mi poco de amor.

Con un poco de amor me levanto
a mi diario de sed y de espanto.
Con un poco de amor yo progreso,
canto himnos, me odian, voy preso.
Con un poco de amor tanto me enriquecí,
que gastaba y siempre quedaba…

Con un poco de amor fue tejida mi piel
y el cincel de mis huesos fue un poco de amor.
Con un poco de amor


1986

Locuras



Hay locuras para la esperanza
hay locuras también del dolor
y hay locuras de allá donde el cuerdo no alcanza
locuras de otro color

hay locuras que son poesía
hay locuras de un raro lugar
hay locuras sin nombre
sin fecha
sin cura
que no vale la pena curar

hay locuras que son como brazos de mar
te sorprenden
te arrastran
te pierden
y ya

hay locuras de ley pero no de juzgar

hay locuras que son la locura
personales locuras de dos
hay locuras que imprimen dulces quemaduras
locuras de diosa y de dios


1986

Eva



Eva no quiere ser, para Adán,
la paridora pagada con pan.
Eva prefiere también parir,
pero después escoger dónde ir.
Por eso adquiere un semental
y le da un uso sin dudas normal.
Eva cambió la señal.

Eva sale a cazar en celo.
Eva sale a buscar semilla.
Eva sale y remonta vuelo.
Eva deja de ser costilla.

Eva no intenta vestir de tul.
Eva no cree en un príncipe azul.
Eva no inventa falso papel:
el fruto es suyo, con padre o sin él.
Eva se enfrenta al qué dirán
firme al timón, como buen capitán,
y encoge hombros a Adán.


1987

No hacen falta alas



No hacen falta alas
para hacer un sueño.
Basta con las manos,
basta con el pecho,
basta con las piernas
y con el empeño.

No hacen falta alas
para ser más bellos.
Basta el buen sentido
del amor inmenso.
No hacen falta alas
para alzar el vuelo.

Recojo fondos para pobres
de amistad y de sonrisa.
Recojo cuanto haya de bien
en lo que esconde tu camisa.
Acepto cuanto pueda ser útil
al coro que compongo,
siempre que quieras compartir
un sueño ancho, largo y hondo.

Recojo el hielo a la deriva
de los polos congelados.


1984

Réquiem



Disfruté tanto tanto cada parte
y gocé tanto tanto cada todo,
que me duele algo menos cuando partes,
porque aquí te me quedas de algún modo.

Ojalá nunca sepas cuánto amaba
descubrirte los trillos de la entrega
y el secreto esplendor con que esperaba
tu reclamo de amor, que ya no llega.

Anda, corre donde debas ir.
Anda, que te espera el porvenir.
Vuela, que los cisnes están vivos.
Mi canto está conmigo.
No tengo soledad.

Si uno fuera a llorar cuanto termina,
no alcanzaran las lágrimas a tanto.
Nuestras horas de amor, casi divinas,


1984