Hoy mi deber



Hoy mi deber era
cantarle a la patria,
alzar la bandera,
sumarme a la plaza;

hoy era un momento
más bien optimista:
un renacimiento,
un sol de conquista

pero tú me faltas
hace tantos días
que quiero y no puedo
tener alegrías;

pienso en tu cabello
que estalla en mi almohada
y estoy que no puedo
dar otra batalla.

Hoy yo, que tenía
que cantar a coro,
me escondo del día,
susurro esto solo:

qué hago tan lejos
dándole motivos
a esta jugarreta
cruel de los sentidos.

Tu boca pequeña


1979, Oslo

Pioneros



El domingo me fui a la zanzala
me puse las alas
me sentí mejor
porque oyendo un cantar de pioneros
me sentí más lleno
de patria y amor.

Fue como regresar a un lugar
donde guardo raíces y luceros
fue como si mi niña cantara
y más
me abrazara
en aquella canción.

Fui papá de un pionero de guerra
aquí
en esta tierra
cantándole al sol.


1976, Maquela do Zombo

Son desangrado



Un corazón quiso saltar un pozo,
confiado en la proeza de su sangre,
y hoy se le escucha delirar de hambre
en el oscuro fondo de su gozo.

El corazón se ahogaba de ternura,
de ganas de vivir multiplicado,
y hoy es un corazón tan mutilado
que ha conseguido morir de cordura.

Qué son, desangrado son, corazón.

Hablo de un corazón que se defiende
de su vieja y usada maquinaria,
hablo de un parto en una funeraria,
hablo de un corazón que no comprende.

Hablo de un corazón tan estrujado,
tan pequeñín, tan pobre, tan quién sabe,


1980

La gaviota



Corrían los días de fines de guerra.
Había un soldado regresando intacto
—intacto del frío mortal de la tierra,
intacto de flores de horror en su cuarto.

Elevó los ojos, respiró profundo,
la palabra cielo se hizo en su boca
y, como si no hubiera más en el mundo,
por el firmamento pasó una gaviota.

Gaviota, gaviota, vals del equilibrio,
cadencia increíble, llamada en el hombro.
Gaviota, gaviota, blancura, delirio,
aire y bailarina, gaviota de asombro.

¿Adónde te marchas, canción de la brisa,
tan rápida, tan detenida?


1976

Por quien merece amor



Te molesta mi amor,
mi amor de juventud,
y mi amor es un arte en virtud.

Te molesta mi amor,
mi amor sin antifaz,
y mi amor es un arte de paz.

Mi amor es mi prenda encantada,
es mi extensa morada,
es mi espacio sin fin.

Mi amor no precisa fronteras,
como la primavera
no prefiere jardín.

Mi amor no es amor de mercado,
porque un amor sangrado
no es amor de lucrar.

Mi amor es todo cuanto tengo.
Si lo niego o lo vendo,
¿para qué respirar?

Te molesta mi amor,
mi amor de humanidad,


1981

Testamento



Como la muerte anda en secreto
y no se sabe qué mañana,
yo voy a hacer mi testamento,
a repartir lo que me falta
―pues lo que tuve ya está hecho,
ya está abrigado, ya está en casa.
Yo voy a hacer mi testamento
para cerrar cuentas soñadas.

Le debo una canción a la sonrisa,
a la sonrisa de manantial, esa que salta:
le debo una canción a toda prisa,
para que quede que estuvo cerca, agazapada.

Le debo una canción a lo que supe,
a lo que supe y no pudo ser más que silencio:
le debo una canción, una que ocupe


1975

Imagínate



Imagínate
que desde muy niño
te llevaba flores,
te daba mi abrigo.

Imagínate
que soy el amigo
de tu mismo grado
que lleva tus libros.

Imagínate
que soy de tu calle,
que siempre pasé
por donde miraste.

Imagínate
que hasta mi perro
me busca en tu puerta
cuando me le pierdo.

Imagínate
que eres mi dama
mi último sueño,
mi más roja flama.

Imagínate
que somos nosotros:
tú y yo, para siempre;
que no eres de otro.


1978

Con diez años de menos



Si fuera diez años más joven, qué feliz
y qué descamisado el tono de decir:
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional.

Los años son, pues, mi mordaza, oh mujer.
Sé demasiado: me convierto en mi saber.
Quisiera haberte conocido años atrás
para sacar chispas del agua que me das,
para empuñar la alevosía y el candor
y saber olvidar mejor.

Esta mujer propone que salte y me estrelle
contra un muro de piedras que alza en el cielo.
Y, como combustible, me llena de anhelos,
de besos sin promesa y sentencias sin leyes.


1978

Que ya viví, que te vas



Dejé pasar unas horas
por si se huía tu sueño.
Durmiendo la veladora,
tu tiempo se entró en mi tiempo
y, en fin, la guitarra sola
gira contigo en el centro.

Creo que la luna ya es muy alta
y en la caricia falta
un viaje a la humedad.
Creo que de noche me despierto
con frío, al descubierto,
tanteando oscuridad.
Creo que la lluvia está cayendo
y no voy sonriendo,
dejándome mojar.
Creo que me va a quitar el sueño
un dedo aquí, un labio allá
―que te perdí, que ya no estás,
que ya viví, que te vas.

Dejé pasar algunas horas,


1976

Fábula de los tres hermanos



De tres hermanos, el más grande se fue
por la vereda a descubrir y a fundar.
Y para nunca equivocarse o errar,
iba despierto y bien atento
a cuanto iba a pisar.

De tanto en esta posición caminar,
ya nunca el cuello se le enderezó.
Y anduvo esclavo ya de la precaución,
y se hizo viejo queriendo ir lejos
con su corta visión.

E, e, e,
e, e, e:
ojo que no mira más allá, no ayuda al pie.
U, u, u,
u, u, u:
óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú.

De tres hermanos, el del medio se fue
por la vereda a descubrir y a fundar.


1977

Te amaré



Te amaré, te amaré como al mundo
te amaré aunque tenga final
te amaré, te amaré en lo profundo
te amaré como tengo que amar.

Te amaré, te amaré como pueda
te amaré aunque no sea la paz
te amaré, te amaré lo que queda
te amaré cuando acabe de amar.

Te amaré, te amaré si estoy muerto
te amaré al día siguiente, además
te amaré, te amaré como siento
te amaré con adiós, con jamás.

Te amaré, te amaré junto al viento
te amaré como único sé
te amaré hasta el fin de los tiempos
te amaré y, después, te amaré.


1978

El día feliz que está llegando



Se está arrimando un día feliz,
como hace un barco tras sus meses.
Se está acercando un día de abril,
un día de abril se va a arrimar
a los finales de noviembre.

Y yo me apego más al mar,
me hermano doble de los peces.
Yo enciendo leña en el hogar
que vio brillar la tempestad
que guía el curso de estos meses.

Se está arrimando un día de sol,
un día de duendes en añejo.
Se acerca un pájaro feroz
zumbando al goce de tu olor.
Se acerca un tiempo de conejos.

Y a mí me escarba la ansiedad,
me escarba hondo, acá en lo blando.


1974

Rabo de nube



Si me dijeran pide un deseo
preferiría un rabo de nube
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube

un barredor de tristezas
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

Si me dijeran pide un deseo
preferiría un rabo de nube
que se llevara lo feo
y nos dejara el querube

un barredor de tristezas
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.


1977, México D.F.

Vamos a andar



Vamos a andar
en verso y vida tintos
levantando el recinto
del pan y la verdad.

Vamos a andar
matando al egoísmo
para que por lo mismo
reviva la amistad.

Vamos a andar
hundiendo al poderoso
alzando al perezoso
sumando a los demás.

Vamos a andar
con todas las banderas
trenzadas de manera
que no haya soledad.

Vamos a andar
para llegar
a la vida.


1978

Y nada más



Esta extraña tarde,
desde mi ventana,
trae la brisa vieja
de por la mañana.

No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad y nada más.

Y nada más.

Ahora me parece
que hubiera vivido
un caudal de siglos
por viejos caminos.

No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad y nada más.


1966

Aceitunas



Tus piernas, de tres a seis de la tarde,
en la memoria de pronto me arden.
Y cuando quiero aliviar mi locura,
sólo me calma comer aceitunas.

Una aceituna mordida
le ha vuelto la vida
a todo tu sabor.
Maravillado,
respiro y siento tu olor.

O yo deliro
o me corta tu filo
hasta el límite de la ilusión.
Como despacio
y alargo el espacio
entre el beso inicial
y el de adiós.

Una aceituna mordida
le ha vuelto la vida
a todo tu sabor.
Maravillado,
respiro y siento tu olor.

Y aquí me tienes


1976, Landana

Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol



Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol.
Hoy quisiera estrechar mi ciudad sumergida
―boca de los corales, alma de las esponjas,
dureza de las piedras que se encuentran a veces,
ojos de las estrellas de mar y los peces.

Hoy te quiero cantar más allá,
más allá de donde ha de llegar
la canción.

Cómo voy a cambiarle el color a una ola.
Qué se puede querer si todo es horizonte.
Qué le voy a enseñar a la suma del viento.
Qué le puedo objetar a una noche estrellada
con mi vela amarilla y mi proa emparchada.


1969, Atlántico

¿Adónde van?



¿Adónde van las palabras que no se quedaron?
¿Adónde van las miradas que un día partieron?
¿Acaso flotan eternas,
como prisioneras de un ventarrón,
o se acurrucan entre las hendijas,
buscando calor?
¿Acaso ruedan sobre los cristales,
cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van…?
¿Adónde van?

¿En qué estarán convertidos mis viejos zapatos?
¿Adónde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿Por dónde están las angustias
que desde tus ojos saltaron por mí?


1975

Cierta historia de amor



Yo era un muchacho tranquilo
hasta que di con mi sueño
más dorado, que era una mujer
algo mayor que yo.
Ella tenía treinta y cinco
y yo dieciocho para mi favor (favor dudoso).

Empezó por regalarme
dos camisas y un vestido
para que yo se los diera a mi mamá.
A eso le siguió una lluvia
de pequeños regalitos para mí (para mi entierro).

Hasta me froté las manos
cuando supe que vivía sola
desde que, por fin, se divorció.
Y en su casa hice meriendas,
comidas y desayunos hasta engordar
(casi reviento, como verán).


1969, Atlántico