Boga- boga



Por el día o por la noche
el pescador sale a la mar.
La mar no le ha puesto horario
–aún– de navegar.

Boga, boga, boga,
vuelve a bogar.
Boga, boga, boga
a trabajar.

Por el día o por la noche
el pescador y su piel
llevan red, llevan anzuelo
y más: llevan deber.

Boga, boga, boga,
vuelve a bogar.
Boga, boga, boga
a trabajar.

Pasan las horas, pasan días
y se cuentan por meses.
Y su alegría y su tristeza
la conocen los peces.
De entre sus manos ve venir
cada rincón del porvenir:
el rostro de la novia, la mamá


1969, Atlántico

Cuando digo futuro



Te convido a creerme
cuando digo futuro.
Si no crees mi palabra,
cree la angustia de un grito,
cree en la tierra,
cree en la lluvia,
cree en la savia.

Te convido a creerme
cuando digo futuro.
Si no crees en mis ojos,
cree el brillo de un gesto,
cree en mi cuerpo,
cree en mis manos
que se acaban.

Hay veinte mil nuevas semillas
en el valle desde ayer.
Hay restos de desesperados,
hay el hombre y la mujer.

Los hierros se fundieron ya.
Hay la paciencia y queda más.

Hay un país de roca en ruinas


1969, Atlántico

En mi calle



En mi calle hay una acera gris
donde se pegan las miradas
del que mira a dónde va.

En mi calle hay un banco que es
tan largo y blanco como el mármol
donde iremos a parar.

Yo no sé por qué son tan altas
las blancas ventanas que miran al cielo.
En mi calle el mundo no habla,
la gente se mira y se pasa con miedo.

Si yo no viviera en la ciudad,
quizás vería el árbol sucio
donde iba a jugar.

En mi calle de silencio está,
y va pasando por mi lado
―es un recuerdo desigual.

Yo no sé por qué estoy mirando,


1967

Sueño de una noche de verano



Yo soñé con aviones
que nublaban el día
justo cuando la gente
más cantaba y reía.

Yo soñé con aviones
que entre sí se mataban,
destruyendo la gracia
de la clara mañana.

Si pienso que fui hecho
para soñar el sol
y para decir cosas
que despierten amor,
cómo es posible entonces
que duerma entre saltos
de angustia y horror.

En mi sábana blanca
vertieron hollín,
han echado basura
en mi verde jardín.
Si capturo al culpable
de tanto desastre,
lo va a lamentar.

Yo soñé un agujero
bajo tierra y con gente,


1984

Te conozco



De niño te conocí
entre mis sueños queridos.
Por eso cuando te vi
reconocí mi destino.
Cuando pensaba que ya no iba a ser
lo que soñara, de pronto vino.

Tanto que yo te busqué
y tanto que no te hallaba,
que al cabo me acostumbré
a andar con tanto de nada.
Cuánto nos puede curar el amor.
Cuánto renace de tu mirada.

Te conozco, te conozco
desde siempre, desde lejos.
Te conozco, te conozco
como a un sueño bueno y viejo.
Es por eso que te toco y te conozco.

El lago parece mar,
el viento sirve de abrigo:


1984

Hallazgo de las piedras



El mundo entra por la puerta
con mil sabores que no puedo recordar.
Cómo ha crecido lo que miro:
los viejos ruidos ya no sirven para hablar.

Ya descubrí los ascensores,
los cines y las construcciones,
la fosforera y el avión.
Y otras cosas que conozco bien,
que cuando niño no sabía observar
―entonces no necesitaba:
con los juegos siempre basta
para comprender.

Crecí parejo con un cielo
lleno de objetos que brillaban como el sol,
como vivir frente a un espejo
y no saberlo hasta tocarlo y verme yo.

Y todo crece en cada libro,


1969

Canción en harapos



Qué fácil es agitar un pañuelo a la tropa solar
del manifiesto marxista y la historia del hambre.
Qué fácil es suspirar
ante el gesto del hombre que cumple un deber,
y regalarle ropitas
a la pobrecita
hija del chofer.
Qué fácil de enmascarar sale la oportunidad.

Qué fácil es engañar al que no sabe leer.
Cuántos colores, cuántas facetas
tiene el pequeñoburgués.
Qué fácil es trascender con fama de original,
pero se sabe que entre los ciegos el tuerto suele mandar.
Qué fácil de apuntalar sale la vieja moral
que se disfraza de barricada


1971

Historia de las sillas



En el borde del camino hay una silla,
la rapiña merodea aquel lugar.
La casaca del amigo está tendida,
el amigo no se sienta a descansar.
Sus zapatos, de gastados, son espejos
que le queman la garganta con el sol.
Y a través de su cansancio pasa un viejo
que le seca, con la sombra, el sudor.

En la punta del amor viaja el amigo,
en la punta más aguda que hay que ver.
Esa punta que lo mismo cava en tierra,
que en las ruinas, que en un rastro de mujer.
Es por eso que es soldado y es amante,
es por eso que es madera y es metal.


1969, Atlántico

Sólo el amor



                              Sólo el amor engendra melodías.
                                                                José Martí

Debes amar la arcilla que va en tus manos.
Debes amar su arena hasta la locura.
Y si no, no la emprendas, que será en vano:
sólo el amor alumbra lo que perdura,


1978

Canto arena



Hoy continué tomando rumbo a mi región,
clavando señas, descifrando encrucijadas.
Mi cuerpo sigue practicando su cuestión:
cruje mi hueso y se hace la palabra.

Hoy continué domesticando la razón
llena de asombro ante el día sucedido.
Proyecto un rápido boceto de la acción,
trazo versiones que capturo del olvido.

Por eso canto arena:
roca que luego es multitud del agua buena.
Y canto espuma:
cresta que cuando logra ser, ya no es ninguna.

He puesto filo al anhelante corazón,
arrojo estrellas a mellarse contra vientos.


1975

Causas y azares



Cuando Pedro salió a su ventana
no sabía ―mi amor, no sabía―
que la luz de esa clara mañana
era luz de su último día.

Y las causas lo fueron cercando
cotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando
poderoso, invencible.

Cuando Juan regresaba a su lecho
no sabía ―oh, alma querida―
que en la noche lluviosa y sin techo
lo esperaba el amor de su vida.

Y las causas lo fueron cercando
cotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando
poderoso, invencible.

Cuando acabe este verso que canto


1984

Canción para mi soldado



Si caigo en el camino
hagan cantar mi fusil
y ensánchele su destino
porque él no debe morir.

Si caigo en el camino
―como puede suceder―
que siga el canto mi amigo,
cumpliendo con su deber.

La muerte pone un silbido
en los oídos del hombre,
canto que no tiene nombre,
canción que busca su tino,
voz de la selva, destino
simple de hombre militante,
el trono de los instantes,
ley suprema de la suerte,
coro que manda la muerte
con su palabra quemante.

Si caigo en el camino
hagan cantar mi fusil
y ensánchele su destino


1976, Cabinda

Qué signo lleva el amor



Hay una canción comenzada cien veces
y creo que es la imposible canción
porque, cada vez que la empiezo, aparece
la voz que no alcanza mi pobre razón.
Hay una canción que se me desvanece
y deja mis labios en la tentación.

Hay que vivir para ver
cómo ha sabido crecer
tanto misterio en la flor.
Hay que vivir para ver
cuánto es difícil saber
qué signo lleva el amor.

Hay una canción que se asusta de verme;
no sé lo que dice, no sé lo que ve;
pero algo me lleva al rincón donde duerme
y me hace velarla una y otra vez.


1982

La gota de rocío



La gota de rocío
del cielo se cayó
y en ella el amor mío
la carita se lavó.

Pero era tan temprano
que no salía el sol
y se helaron las manos
y mejillas de mi amor.

Creí que las estrellas
la iban a buscar
y que en su cara bella
se ponían a jugar.

Me dijo tengo frío
acércame calor
y fui con tanto brío
que encendí su corazón.

Y mientras la besaba
me dijo en un temblor
esto es lo que faltaba
para que saliera el sol

Oh gota de rocío
no dejes de caer
para que el amor mío
siempre me quiera tener.

 


1980

Me acosa el carapálida



Me acosa el carapálida que carga sobre mí,
sobre mi pueblo libre, sobre mi día feliz.
Me acosa con la espuela, el sable y el arnés,
-caballería asesina de antes y después.

Me acosa el carapálida norteño por el Sur,
el Este y el Oeste, por cada latitud.
Me acosa el carapálida que ha dividido el sol
en hora de metralla y hora de dolor.

La tierra me quiere arrebatar,
el agua me quiere arrebatar,
el aire me quiere arrebatar
y sólo fuego voy a dar.

Yo soy mi tierra, mi agua, mi aire, mi fuego.


1983

Yo te quiero libre



Yo te quiero libre,
libre y con amor,
libre de las sombras
pero no del sol.

Yo te quiero libre
como te viví,
libre de otras penas
y libre de mí.

La libertad tiene alma clara
y sólo canta cuando va batiendo alas.
Vuela y canta, libertad.
La libertad nació sin dueño
y yo quién soy para colmarle cada sueño.

Yo te quiero libre
y con buena fe,
para que conduzcas
tu preciosa sed.

Yo te quiero libre,
libre de verdad,
libre como el sueño
de la libertad.

La libertad tiene alma clara


1983

Yo soy como soy



A veces siento deseos de amor
y a menudo no puedo beber.
Para esa hora busqué una canción
con la que me entretengo la sed.
Tiene delirios de la tradición
y otras hierbas que suelo rumiar.
Ya te la voy a cantar:

Yo soy como soy
y a casi todo el mundo le pedí prestado.
Yo soy como soy
y a casi todo el mundo yo le tiendo mano.

Dime qué pena te puedo curar,
yo quisiera también ser doctor.
Sólo deseo que para tu mal
tenga alivio mi vieja canción.
Lo que te doy de mortal a mortal
se desprende gustoso de mí.
El resto espera por ti.


1984

Tu fantasma



Me decido a tararearte todo lo que se te extraña
desde el siglo en que partiste hasta el largo día de hoy.
Me acompaño de guitarra porque yo no sé de cartas
y, además, ya tú conoces que ella va donde yo voy.

Lo único que me consuela es que uso dos almohadas
y que ya no me torturo cuando te hago trasnochar.
Otro alivio es que, en su árbol, los pajaritos del alba
siguen ensayando el coro con que te bienvenirán.

El teléfono persiste en coleccionar absurdos,
embromarme sigue siendo un deporte universal.


1983