Hay quien precisa



Los años pasan, sí, la vida no:
el mundo estalla hermoso alrededor.
Si el corazón mortal me deja de latir,
en ese instante hay quien saltó a vivir.

Los años pasan, sí, el fuego no:
el fuego volverá en los hijos del sol.
Si el pecho se apagó por un soplo senil,
el gran incendio acudirá en cien mil.

Hay quien precisa una canción de amor;
hay quien precisa un canto de amistad;
hay quien precisa remontarse al sol
para cantar la mayor libertad.

Hay quien precisa una canción de paz;
hay quien precisa el canto de un fusil;


1979

El extraño caso de las damas de África



El otro día fuimos al parque
a ver la galería de arte,
y cuando terminó la mañana
pasamos a comprar africanas.
Cargué con un cartucho,
Contento, para casa
y lo guardé en el frío
porque el calor abrasa.
¡Y vaya usté a saber lo que pasa!

Anoche tuve una visita:
un matrimonio y su vejiguita.
Y como era ocasión apropiada
quise brindarles mis africanas.
Cuando encontré la bolsa
después de buscar mucho,
la sacudí en mi oído
diciendo: «nada escucho».
¡Adentro hallé no más que cartucho!

¿Quién se comió, quién se comió,


1987

Verbos en juego



Si tu signo es jugar, juégalo todo:
tu camisa, tu patio, tu salud.
Si tú debes jugar de cualquier modo,
juega bien, con virtud,
pero ay amor, ay amor,
no te juegues el corazón,
ay amor, ay amor.

Pon el verbo azul,
corazón.
Pon el verbo cien,
corazón.
Pon el verbo tú,
pero pon el verbo
que te haga bien.

Si tu signo es arder, arde con todo:
tu camisa, tu patio, tu salud.
Si tú debes arder de cualquier modo,
arde bien, con virtud,
pero ay amor, ay amor,
no te quemes el corazón,
ay amor, ay amor.

Pon el verbo azul,


1987

Yo soy de donde hay un río



Yo soy de donde hay un río,
de la punta de una loma,
de familia con aroma
a tierra, tabaco y frío;
soy de un paraje con brío
donde mi infancia surtí
y cuando después partí
a la ciudad y la trampa,
me fui sabiendo que en Tampa
mi abuelo habló con Martí.

Supo la gran aventura,
supo la estación más triste,
supo el dolor que se viste
de redención la cintura;
supo la traición más dura,
luego el silencio, el rumor,
luego el murmullo, el clamor,
y al fin supo del aullido,
y del último estallido
mi abuelo supo el amor.


1980

Oh, melancolía



Hoy viene a mí la damisela soledad,
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad,
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.

Por eso hoy,
gentilmente, te convido a pasear
por el patio, hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal,
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido, cielo.

Viene a mí, avanza
―viene tan despacio―,
viene en una danza
leve del espacio.


1986

Amigo mayor



Amigo puede ser quien bien repara
en la musa o engendro que yo aporte.
Amigo ―sí― es también quien me soporte,
pero amigo mayor es quien me ampara.

No me cures, hermano, de delirio,
de aullido, desmesura o arrebato;
déjame arder en el amor ingrato
o en la inefable luz de otro martirio.

Pero cuando haga daño, aunque inocente,
corre hacia mí blandiendo el pecho abierto
y descorre las nubes de mi mente.

Sé amigo manantial en mi desierto,
que yo sabré recompensar tu acierto
con mayor amistad para la gente.


1987

La prisión





                A Fidel y a sus compañeros de cárcel

La prisión termina,
la prisión malvada,
pero continúa
la prisión del alma.

La prisión se deja,
la prisión del hombre,
pero continúa
la prisión insomne.

La prisión se aleja,
la prisión amarga,
pero continúa
la prisión del alba.

La prisión acaba,
la prisión de hierro,
pero continúa
la prisión del sueño.

 


1985

Bolero y habaneras



Tú la perdiste pero aquí se queda.
Al fin y al cabo está con un obrero.
Conozco un caso que me da más pena:
una muchacha de por el Cotorro,
por una chapa HK, en febrero,
torció camino y se perdió del Morro.

En todo caso la sabrás presente,
latiendo aún para las nobles cosas
y no partida y con el alma inerte.
Lo que te falta te abandona menos,
sólo mudó de cuidador la rosa,
no se trocó la flor por el dinero.

Quien hace altar de la ganancia, pierde
la condición, la latitud, el puesto,
y pierde amor, pues la codicia muerde


1986

Jerusalén, año cero



De mano en mano se pasa la verdad,
y en cada mano olvidará algo de cierto,
y también se llevará de cada mano el parecer:
si camináramos calendario atrás,
todo estaría al revés.

Algunos dicen que es falso
y otros repiten que es cierto
que entró en Jerusalén siendo de día.
Se dice que su túnica era blanca,
que iba posada en sus ojos
un ave del mediodía.

Aquel fue tiempo de tumbas,
aquel fue tiempo de flautas,
de mercaderes, de legión romana.
Se dice que la chusma lo seguía,
que en su palabra sencilla
se lavaba la mañana.


1969, Atlántico

Con un poco de amor*



Con un poco de amor sobrevivo,
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.
Con un poco de amor tanto me enriquecí,
que gastaba y siempre quedaba
mi poco de amor.

Con un poco de amor me levanto
a mi diario de sed y de espanto.
Con un poco de amor yo progreso,
canto himnos, me odian, voy preso.
Con un poco de amor tanto me enriquecí,
que gastaba y siempre quedaba…

Con un poco de amor fue tejida mi piel
y el cincel de mis huesos fue un poco de amor.
Con un poco de amor


1986

Locuras



Hay locuras para la esperanza
hay locuras también del dolor
y hay locuras de allá donde el cuerdo no alcanza
locuras de otro color

hay locuras que son poesía
hay locuras de un raro lugar
hay locuras sin nombre
sin fecha
sin cura
que no vale la pena curar

hay locuras que son como brazos de mar
te sorprenden
te arrastran
te pierden
y ya

hay locuras de ley pero no de juzgar

hay locuras que son la locura
personales locuras de dos
hay locuras que imprimen dulces quemaduras
locuras de diosa y de dios


1986

Eva



Eva no quiere ser, para Adán,
la paridora pagada con pan.
Eva prefiere también parir,
pero después escoger dónde ir.
Por eso adquiere un semental
y le da un uso sin dudas normal.
Eva cambió la señal.

Eva sale a cazar en celo.
Eva sale a buscar semilla.
Eva sale y remonta vuelo.
Eva deja de ser costilla.

Eva no intenta vestir de tul.
Eva no cree en un príncipe azul.
Eva no inventa falso papel:
el fruto es suyo, con padre o sin él.
Eva se enfrenta al qué dirán
firme al timón, como buen capitán,
y encoge hombros a Adán.


1987

No hacen falta alas



No hacen falta alas
para hacer un sueño.
Basta con las manos,
basta con el pecho,
basta con las piernas
y con el empeño.

No hacen falta alas
para ser más bellos.
Basta el buen sentido
del amor inmenso.
No hacen falta alas
para alzar el vuelo.

Recojo fondos para pobres
de amistad y de sonrisa.
Recojo cuanto haya de bien
en lo que esconde tu camisa.
Acepto cuanto pueda ser útil
al coro que compongo,
siempre que quieras compartir
un sueño ancho, largo y hondo.

Recojo el hielo a la deriva
de los polos congelados.


1984

Réquiem



Disfruté tanto tanto cada parte
y gocé tanto tanto cada todo,
que me duele algo menos cuando partes,
porque aquí te me quedas de algún modo.

Ojalá nunca sepas cuánto amaba
descubrirte los trillos de la entrega
y el secreto esplendor con que esperaba
tu reclamo de amor, que ya no llega.

Anda, corre donde debas ir.
Anda, que te espera el porvenir.
Vuela, que los cisnes están vivos.
Mi canto está conmigo.
No tengo soledad.

Si uno fuera a llorar cuanto termina,
no alcanzaran las lágrimas a tanto.
Nuestras horas de amor, casi divinas,


1984

Boga- boga



Por el día o por la noche
el pescador sale a la mar.
La mar no le ha puesto horario
–aún– de navegar.

Boga, boga, boga,
vuelve a bogar.
Boga, boga, boga
a trabajar.

Por el día o por la noche
el pescador y su piel
llevan red, llevan anzuelo
y más: llevan deber.

Boga, boga, boga,
vuelve a bogar.
Boga, boga, boga
a trabajar.

Pasan las horas, pasan días
y se cuentan por meses.
Y su alegría y su tristeza
la conocen los peces.
De entre sus manos ve venir
cada rincón del porvenir:
el rostro de la novia, la mamá


1969, Atlántico

Cuando digo futuro



Te convido a creerme
cuando digo futuro.
Si no crees mi palabra,
cree la angustia de un grito,
cree en la tierra,
cree en la lluvia,
cree en la savia.

Te convido a creerme
cuando digo futuro.
Si no crees en mis ojos,
cree el brillo de un gesto,
cree en mi cuerpo,
cree en mis manos
que se acaban.

Hay veinte mil nuevas semillas
en el valle desde ayer.
Hay restos de desesperados,
hay el hombre y la mujer.

Los hierros se fundieron ya.
Hay la paciencia y queda más.

Hay un país de roca en ruinas


1969, Atlántico

En mi calle



En mi calle hay una acera gris
donde se pegan las miradas
del que mira a dónde va.

En mi calle hay un banco que es
tan largo y blanco como el mármol
donde iremos a parar.

Yo no sé por qué son tan altas
las blancas ventanas que miran al cielo.
En mi calle el mundo no habla,
la gente se mira y se pasa con miedo.

Si yo no viviera en la ciudad,
quizás vería el árbol sucio
donde iba a jugar.

En mi calle de silencio está,
y va pasando por mi lado
―es un recuerdo desigual.

Yo no sé por qué estoy mirando,


1967